Desconectar para conectar: el descanso también se planifica

A menudo necesitamos unas vacaciones después de las vacaciones. Todo al minuto, cada visita programada, las entradas reservadas, los desplazamientos agendados. ¡Qué estrés!

Planificamos todo menos lo más importante: los momentos de descanso . No somos superhéroes ni nuestra energía es infinita por mucha cafeína que nos metamos en el cuerpo.

Ahora que ya llevamos unos cuantos artículos juntos y ya nos tenemos confianza, tengo que confesarte una cosa: yo soy tremendamente planificado y, a la vez, tremendamente improvisador .

Pero ¿se puede planificar e improvisar al mismo tiempo? Pues claro. Tengo planificado 'traviajar' durante julio y agosto. Sí, has leído bien, 'traviajar', es un concepto que me encanta. De hecho ahora mismo estoy escribiendo desde mi autocaravana en algún lugar cerca de la sierra de la Marina en Mallorca. Hace nada pasé unos días en Menorca y en unos días salgo camino a la Provenza para terminar el mes de julio en las Dolomitas . Por las mañanas trabajo en mi próximo libro y algunas tardes las reservo para sesiones on line. Ya lo he dejado claro: soy un psicólogo atípico.

Qué hare esos días o dónde estaré en después de las Dolomitas es toda una incógnita. ¿Qué haré durante el mes de agosto ? Pues toda una incógnita también. Iré a donde me lleve el viento, cerraré la agenda para las sesiones on line y bajaré el ritmo con el nuevo libro. ¿Sabes por qué? Pues porque mi planificación incluye momentos para la actividad pero también para el descanso , la desconexión o abiertos a cualquier actividad, pero sin determinar la actividad.

Mi planificación es una planificación flexible y abierta , capaz de adaptarse a los cambios en el contexto, a las nuevas necesidades no previstas, a lo que surja.

Pero, sin duda, lo más importante de mi planificación es que reservo un tiempo para desconectar , para descansar, para nutrirme, para regenerar mi mente, mi cuerpo y mi estado anímico.

Planifico mis horas de sueño, planifico mis descansos entre sesiones, planifico mis horas para pasear por la montaña, para leer y para hacer todo aquello que me nutre, sea productivo o no. ¿Pero qué es productivo y qué no? Se me ocurren grandes ideas paseando por el bosque, redacto mentalmente páginas enteras mientras estoy sentado mirando al horizonte, se me ocurren grandes ideas mientras leo cualquier libro o miro una película y desarrollo conceptos o soluciono problemas mientras reposo después de comer, tenga los ojos abiertos o cerrados.

Pero no solo eso. Después de una buena siesta -suelen ser cortas, de diez o quince minutos- vuelvo más vital y energético que nunca. Por las mañanas, de seis a diez, después de haber descansado durante la noche, soy súper productivo y si hace falta a media mañana me voy a hacer algo de deporte o descanso en mi sillón de pensar/leer/soñar durante un rato.

Después de un día de desconexión vuelvo más activo que nunca y, como no, después de unas semanas de vacaciones vuelvo más inspirado , creativo y entusiasmado que nunca. Me encanta mi trabajo pero no por ello soy inmune al desaliento, a la fatiga o al cansancio.

Como no podría ser de otra manera, para poder tener una vida bonita, hace falta saber pensar bonito y cómo no, descansar bonito. Nos vemos después del verano, en septiembre. Prometo más artículos, más momentos bonitos y más inspiraciones para poder tener una vida bonita.

Te deseo un verano bonito , inspirador, vital… Nos vemos en septiembre. No lo olvides, desconecta para poder volver a conectar.

Puedes descubrir otros consejos para pensar bonito de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) en su obra ' Piensa bonito '.

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