Cómo detectar a un mentiroso compulsivo: ocho puntos que no fallan
La mayoría de la gente no es consciente de hasta qué punto el engaño y la manipulación están presentes en sus vidas o en la de sus personas cercanas

Mentimos al menos una vez al día y a veces ni siquiera sabemos por qué lo hacemos. ¿Para caer bien, agradar o impresionar? ¿para protegernos? ¿por inseguridad? ¿para ser educados y diplomáticos? ¿para esconder algo que hemos hecho mal? ¿O para engañar, manipular y aprovecharnos ... de los demás? Tal como argumenta la psicóloga María Jesús Álava Reyes , en su libro ' La verdad de la mentira ' (La Esfera de los Libros) algunas personas mantienen incluso que «es imposible vivir sin mentir y que la mentira es una defensa necesaria en un mundo difícil como el actual, lleno de trampas y obstáculos».
Por qué o para qué mentimos
Para Álava Reyes uno de los grandes misterios de la vida es la facilidad que tenemos para mentir, simular o falsear la realidad y apunta que desde el ámbito de la psicología se sabe que las mentiras son las responsables de gran parte de nuestro sufrimiento . A pesar de esta evidencia, la psicóloga asegura que la mayoría de la gente no es consciente de hasta qué punto el engaño y la manipulación están presentes en sus vidas. Hoy se sabe que incluso mienten las personas más altruistas, aunque lo hagan por otros fines. «Llevo muchos años en mi profesión pero cada día me sigue sorprendiendo la incapacidad que muestran muchas personas para detectar las mentiras propias y ajenas», apunta la experta, quien añade que la causa y el origen puede deberse a grandes dosis de ingenuidad o incluso a la ausencia de alertas ante el engaño.
Algunas de las claves en torno a la mentira que apunta la autora son:
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Algunas personas pueden pensar que les resultará más fácil conseguir determinados fines si mienten, pero ese es un camino erróneo, que tarde o temprano se volverá en su contra.
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Cuando se descubre la mentira, la primera consecuencia es el deterioro de la credibilidad y la confianza.
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Mentir puede significar un atajo con el que nos engañemos a nosotros y a los que nos rodean, pero en lugar de llevarnos a la meta nos conduce a un camino lleno de obstáculos y trampas, construido sobre la base de falsedades.
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Puede haber mentiras positivas, mentiras que pueden justificarse si, con ellas, evitamos un dolor estéril y un sufrimiento inútil y prolongado
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No se trata de engañar; el fin es ayudar y no privar de la esperanza que nos permitirá afrontar la realidad.
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A veces, no decir lo que sentimos es la mayor prueba de generosidad y expresión de libertad que podemos realizar
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Nuestros pensamientos nos pertenecen, y no expresarlos no es mentir, es hacer uso de un derecho fundamental: preservar nuestra libertad de elección y nuestra intimidad.
Las mentiras más dolorosas , tal como desvela Álava Reyes, son las que tienen lugar en las relaciones afectivas. De hecho, aunque en líneas generales solemos mentir más a los extraños que a la pareja , los estudios psicológicos que se han realizado en este sentido demuestran que en la relación con la pareja mentimos desde el principio y que un 92% de las personas reconocen haber mentido en alguna ocasión a sus parejas, según recoge su libro.
La mentira en bucle, un trastorno
Lo cierto es que cuando se habla sobre la mentira son mayoría los que aseguran que ni les gusta que les mientan ni les gusta mentir, pero ¿qué sucede cuando alguien no puede parar de decir mentiras y eso se convierte en adicción ? A este trastorno psicológico, como recuerda Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos se le denomina mitomanía y se caracteriza porque la persona que lo padece miente a menudo sobre cuestiones relacionadas con su vida para obtener la atención deseada.
Tal vez al leer esto pensemos que a priori todos somos susceptibles de tener algo de mitomanía, pues lo más probable es que hayamos hecho uso de la mentira con este fin en más de una ocasión. Pero el problema se da, según precisa Palomares, cuando la mentira se usa como una herramienta para afrontar la realidad . Así, si se toma como un recurso más para salvaguardar nuestra estima y relacionarnos en diferentes situaciones es cuando realmente nos encontramos ante un problema.
Se trata de una actitud que suele producir, no solo malestar en las personas de su entorno, sino también en esa misma persona que sufre esa necesidad constante de mentir. Por eso, para identificar esta realidad y así poder ayudar tanto a los que sufren al mentiroso compulsivo como a los que padecen este trastorno, la directora de Avance Psicólogos revela los ocho puntos con los que será posible identificar a un mitómano o a un mentiroso compulsivo.
1. Son narcisistas . Suelen alardear de sí mismos cuando cuentan algún suceso y lo hacen eludiendo su responsabilidad frente a esas situaciones. El narcisismo es en realidad una tapadera que esconde sus inseguridades.
2. Tienen una autoestima baja . Usan en ocasiones la mentira para conseguir admiración y atención de su entorno. es probable que tras esas mentiras se esconde alguien con heridas emocionales e inseguridades que no ha sabido gestionar.
3. Utilizan mentiras recurrentes . Para ellos la mentira no es algo puntual para conseguir algo, sino algo habitual, que usan para relacionarse. Si alguna vez pillaste a una persona varias veces en una mentira, tal vez estés ante un mitómano.
4. Son grandilocuentes . Sus historias y su discurso suele ser emocionante, exagerado y con los ingredientes necesarios para generar expectación y admiración. El problema es que suelen contar tantos detalles que resulta fácil que tengan lagunas y que digan cosas que no cuadren.
5. Carecen de objetivos . El mitómano no miente para conseguir algo. Lo hace porque es su forma de relacionarse con el mundo, se cree sus propias mentiras e incluso puede llegar a construir su mundo paralelo. Lo hace porque siente una necesidad de admiración.
6. Tienen mucha fantasía . Es normal que en la infancia tengamos nuestro mundo de fantasía. Imaginamos e inventamos cosas para aprender y desarrollarnos. Sin embargo, el mitómano prefiere quedarse en ese mundo inventado, en lugar de aceptar su realidad. Fabula alrededor de su vida y lo que le acontece para sentir que es valioso.
7. Cuentan con un alto poder de seducción . Seducen contando historias, se relacionan con los demás desde el humor y desde el coqueteo pues es la forma de sentirse atractivas frente al otro. Es como si estuvieran interpretando un papel para mantener el interés a través de detalles exagerados y emocionantes.
8. No les gusta la confrontación . Si a un mitómano le enfrentas con la realidad, puede reaccionar de forma agresiva o por el contrario, puede intentar evitar la discusión negando que ha mentido. Su estrategia será buscar la manera de compensar la mentira. .
Uno de los consejos que da la psicóloga a la hora de tratar con un mentiroso compulsivo es procurar que las personas de su entorno no le culpen de la mentira, pues lo que suele haber detrás, según asegura Palomares, es un dolor emocional muy grande que no pueden sostener y la mentira es la única forma que han encontrado para manejarlo.
Para ayudar a un mitómano, por tanto, es recomendable ser sutil al decir las cosas, animarle a que acuda a un profesional (te recordamos aquí cómo elegir un psicólogo ) para trabajar su relación con la mentira y que gracias a este trabajo pueda explorar otras maneras menos dolorosas de sostener su sufrimiento.
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