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¿Cuándo cambia la hora? A algunas personas les afecta más al cuerpo que a la mente

La disminución de horas de luz produce un descenso de los niveles de serotonina, una sustancia química del cerebro relacionada con el estado de ánimo, y cambios en la melatonina, hormona que interviene en el ciclo natural del sueñor

¿Cómo afecta el cambio de hora a la factura de la luz y del gas?

Así nos afecta el cambio de hora.

R. Alcolea

¿ Cuando se cambia la hora ? ¿Se atrasa o se adelanta el reloj? ¿Dormimos más o menos? En la madrugada del sábado 29 de octubre al domingo 30 de octubre los relojes se atrasan una hora: a las 3:00 serán las 2:00 de la mañana , lo que significa que dormiremos una hora más . Además a partir del domingo amanecerá y anochecerá antes. Una vez claras las coordenadas, vayamos con las consecuencias. ¿Realmente influye tanto el cambio de hora?

Pero antes de hablar de las posibles consecuencias del cambio de hora pongámonos en contexto con la ayuda de Juan Antonio Madrid, catedrático en Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia. Según revela el experto, que acaba de publicar el libro ' Cronobiología, una guía para descubrir tu reloj biológico', en realidad la hora oficial de España está desfasada entre una y dos horas con respecto a la hora solar. Y ese desfase es el que hace que cenemos tarde, nos acostemos tarde y sintamos aún más los efectos de levantarnos pronto. Sin embargo, el experto apunta que el cambio al horario de invierno que se hace en octubre en realidad nos acerca más a un horario más adecuado con respecto a la hora solar por lo que si hubiera que preocuparse por los posibles efectos tal vez habría que centrarse en el cambio que se hace en marzo, cuando nos quitan una hora y se nos obliga de alguna manera a despertarnos antes.

La clave está en las horas de luz

Pero entonces, ¿nos afecta o no el cambio de hora? Para dar una respuesta razonable los expertos recuerdan que amanecerá antes, pero también anochecerá antes y que si esto se une a la disminución de las horas de luz que, de forma natural, se produce en los meses de invierno sí que puede darse la circunstancia de que afecte a las personas «meteorosensibles», como señala la meteoróloga y doctora en Físicas de eltiempo.es, Mar Gómez.

Las personas «meteorosensibles» (se estima que un 30% de la población puede serlo) son las que experimentan molestias o síntomas vinculados con los cambios meteorológicos como dolores de cabeza (o aumento de los episodios de migraña, si se sufre esta dolencia), cambios de humor o incluso problemas musculares y dolores articulares. Algunos de los fenómenos meteorológicos que más les suelen afectar son las variaciones de presión, de temperatura y de humedad , así como los cambios en el viento que produzcan variaciones y alteraciones en la electricidad atmosférica. Aunque también les afectan, según apunta la meteoróloga, los episodios de contaminación o el efecto Foehn.

También les afecta el descenso en el número de horas de luz por lo que, tal como se ha comentado, son firmes candidatos a sufrir los efectos del cambio de hora . «Cuando se acerca el invierno y las horas de luz escasean puede producirse el trastorno afectivo estacional, que puede llegar a afectar al 15% de la población y que viene marcado por un estado de ánimo más bajo, pérdida de interés en las actividades que antes se disfrutaban, disminución de la energía, cambios en el apetito, dificultad para concentrarse o problemas para dormir. Si a esto le sumamos que el atardecer se producirá más temprano debido al cambio horario, el número de horas de luz natural cuando acaba la jornada laboral se ve notablemente reducido. En muchos casos, de hecho, llega a ser inexistente», argumenta Gómez.

La clave de ese efecto, tanto en las personas meteorosensibles como en otras personas, es que la disminución de horas de luz produce un descenso de los niveles de serotonina , una sustancia química del cerebro relacionada con el estado de ánimo; además de efectos sobre la melatonina , la hormona que interviene en el ciclo natural del sueño y que puede verse alterada.

Comparte esta opinión Montse Marsà, psicóloga de mundopsicologos, quien asegura que el cerebro tiene que adaptarse al cambio de exposición a las horas de luz . «La disminución de la exposición a las horas de luz produce un cambio en nuestros ritmos circadianos. Esto lleva a que nuestro cerebro segregue mayor o menor cantidad de melatonina y cortisol , hormonas que tienen su función en los ciclos de vigilia y sueño», señala Marsà. Así, los niveles de cortisol disminuyen cuando vamos a dormir y aumentan cuando hay que despertarse, mientras que los de melatonina se incrementan durante la noche para avisar a nuestro cerebro de que es hora de acostarse. Por tanto, tal como mencionaba el catedrático Juan Antonio Madrid, este horario resulta más funcional en invierno pues nos ayuda a levantarnos con luz y dormirnos con oscuridad.

En contrapartida, la falta de horas de luz influye el bienestar emocional pues, según explica la psicóloga, esa menor exposición al sol afecta a los niveles de vitamina D. Algunos de los signos que pueden manifestarse son irritabilidad, somnolencia, apatía, cansancio, dificultad para concentrarse y un bajo estado de ánimo.

Cómo adaptarse al cambio de hora

El cambio de hora, en definitiva, desajusta nuestros ritmos circadianos , que están controlados por la luz natural y afecta al a producción de melatonina, por lo que es normal que el cuerpo experimente sensaciones negativas y una energía menor a la habitual.

Además de esa mayor sensación de cansancio podemos sentir un cierto descontrol en el nuestro reloj biológico. Así, según explica la Dra. Ana Neves, portavoz de la unidad de Medicina del Estilo de Vida de Clínica FEMM, en muchos casos, entraremos al trabajo por la noche y saldremos en las mismas condiciones, un hecho que alterará nuestro ritmo biológico y que hará que se sufra una sensación parecida a la de los trabajadores nocturnos.

Pero aunque este proceso dure pocos días, la experta aporta algunos apuntes sencillos para que resulte más llevadero.

Por un lado, evitar la cafeína por la tarde, no ingerir comidas pesadas antes de descansar y echarse siestas de menos de veinte minutos durante el día son s acciones que pueden facilitar el descanso nocturno.

Y por otro, la mayor exposición a la luz solar mantendrá al organismo activo y frenará la somnolencia. «Un paseo durante el mediodía constituye un gran aliado a la hora de mantener el cuerpo atento», propone la Dra. Neves.

Pero además la actividad física y la alimentación equilibrada ayudarán a evitar que los ciclos de sueño se alteren. La Dra. Neves añade que es importante mantener horarios de comida que no afecten a nuestro descanso. «También puede incorporar al menú nocturno ciertos alimentos ricos en triptófano, un aminoácido necesario para segregar melatonina. Algunos ejemplos son el chocolate negro, el plátano y los huevos», señala.

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