Así ayudan los psicólogos en tragedias como la del volcán de La Palma

No obstante, habría que analizar cómo ha sido afectada cada persona y cómo ha experimentado este episodio. Jesús del Sol, psicólogo en TherapyChat , distingue entre aquellos que han experimentado este evento como traumático y los que manifestarán un trastorno de estrés agudo. En el primer caso, estas personas han podido sentirse en serio riesgo o, incluso, han podido pensar que sufrirían la muerte propia o la de algún ser cercano. Esto puede desembocar en un trastorno de estrés postraumático si durante un mes se presentan los siguientes síntomas y, casi con seguridad, solo podrá remitirse con tratamiento psicológico .

El segundo caso, el trastorno de estrés agudo , será el que se manifieste con mayor probabilidad entre la población de La Palma, pues aparece en indivisuos que se han enfrentado a un estrés intenso, de inicio rápido y cronificado. Los síntomas son muy parecidos a los mencionados anteriormente, pero se resuelven en las primeras cuatro semanas después, en este caso, de erupcionar el volcán. «Puede darse una reacción psicológica en forma de signos depresivos, ansiosos o de irritabilidad. Estos pueden condicionar el ámbito académico-laboral y el social. Además, se manifiestan en una dificultad en la persona para afrontar problemas, planificar tareas y llevar la rutina de siempre», comparte del Sol.

Lo que determina si un acontecimiento se convierte en traumático depende más de la interpretación que se haga del riesgo de la situación , que del hecho en sí. «Si la emoción ha sido verdaderamente intensa y la persona se ha sentido sobrepasada en sus capacidades para afrontarla, esto ha podido generar un bloqueo que le haya impedido procesar de forma adecuada la situación, apareciendo así el trauma», expone este especialista.

En primer lugar, García comenta que es muy importante la validación emocional , porque aunque pueda resultar desagradable lo que sentimos en un momento determinado, «esos síntomas siempre tienen una función y si están ahí es porque tienen que estar». Por ello, es relevante reconocer lo que se está viviendo. Una vez hecho esto, hay que prevenir la aparición de problemas severos en cuanto a salud mental. Esto se puede llevar a cabo usando recursos personales (identificar lo que pasa, no taparlo ni bloquearlo y usar herramientas para gestionarlo), recursos comunitarios y ayuda psicológica. En este sentido, del Sol explica que es importante que se reúnan grupos pequeños (8-12 personas) para compartir las vivencias y emociones que están sufriendo a causa de la catástrofe. «Se busca, en primer lugar, que expresen su percepción de los hechos, impresiones y reacciones personales. Posteriormente, el grupo se dirige a una fase de normalización y planificación de futuro y afrontamiento. Esto es importante para prevenir que se genere algún tipo de problema psicológico y proveer de recursos para afrontar en grupo». Es fundamental evitar el aislamiento , pues se ha demostrado que el apoyo social es un factor protector para la salud mental y un importante amortiguador de los efectos del estrés en las personas.

Si la situación se acaba prolongando, cuenta del Sol, el objetivo pasa a ser de adaptación . Siendo importante intentar mantener la rutina y gestionar la crisis, planificando y tomando decisiones. Por otro lado, García manifiesta que es necesario seguir además estrategias del presente: «Lo más útil es quedarte en el hoy, porque a veces el pensamiento que tenemos si miramos hacia el futuro teniendo la emoción de miedo o ansiedad es ver siempre el peor escenario. Pero como no sabemos si eso va a pasar o no, nos quedaríamos en el hoy».

El apoyo social , las muestras de cariño, caridad, unidad y solidaridad han ayudado a los habitantes de La Palma. Esta es una forma de aportar seguridad, esperanza y acompañamiento y de que puedan percibir que no están solos ante esta tragedia. A pesar de que llegue un momento en el que esta gente desaparezca y pueda aparecer un sentimiento de 'vacío', «tenemos que aceptar que la gente se irá. Esto no debe interpretarse como una hipocresía o desconsideración, sino más bien como una práctica habitual. Todos estamos muy acompañados el día del funeral, pero después cada uno se va a su casa. Al final, hay que asumir esta situación y una vez que la persona la acepta tal cual es, comienza a identificar nuevos problemas y a generar nuevas soluciones. Esto es realizar el proceso de duelo.