Los 12 mitos sobre la psicología que debes desterrar para ser más feliz

Al psicólogo va el que lo necesita. Lo que conocemos popularmente como locura suele tener que ver con trastorno mental grave, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, problemas en los cuales el tratamiento de elección es farmacológico no psicológico.

Al contrario, ir al psicólogo es de personas valientes. Personas capaces de reconocer que tienen un problema de gestión emocional y capaces de reconocer que necesitan ayuda. Todos tenemos dificultades emociones, pero solo los valientes se atreven a pedir ayuda.

La terapia psicológica no consiste en desahogarse, consiste en evaluar las variables que influyen en el inicio y el mantenimiento del problema para después, mediante el entrenamiento en técnicas que han demostrado eficacia científica tratar de modificarlas, para así, mejorar la calidad de vida del paciente.

La psicología es una ciencia, no es una cuestión de fe. La psicología fundamenta sus principios y sus avances a partir de la aplicación del método científico, al igual que lo hacen otras disciplinas como la medicina o la biología.

Al contrario que en otros tipos de tratamientos, como puede ser el farmacológico, el tratamiento psicológico implica una actitud activa por parte del paciente, puesto que tiene que aplicar lo aprendido en consulta en su vida cotidiana para conseguir generalizar la mejoría.

Un buen psicólogo en ningún caso dirá lo que tiene que hacer el paciente. La labor del psicólogo es ayudar a las personas a tomar mejores decisiones y ser mas libres, no al contrario.

El profesional está formado y capacitado para poder evaluar, diagnosticar y tratar problemas emocionales. De este modo, aunque no haya pasado por lo mismo que tú, sabe cómo funcionan nuestras emociones, y por tanto puede ayudarte a hacer una buena gestión de las mismas.

Hay diferentes tipos de procesos terapéuticos y cada persona es un mundo, pero el objetivo de la terapia es ayudar a la persona a incrementar sus recursos para hacer frente a las dificultades de su vida, en ningún caso pretenden prolongarse innecesariamente en el tiempo.

No tiene por qué, solamente deberíamos acudir al psicólogo en aquellos casos en los que sintamos que necesitamos ayuda. Esto no es como ir a pasar la revisión al coche.

Aunque el psicólogo pueda establecer hipótesis basadas en la observación, esto no significa que el psicólogo tenga telepatía. Necesitamos que los pacientes nos cuenten qué les ocurre para poderles ayudar.

Es un viejo mito, en realidad la terapia cognitivo conductual trabaja con creencias nucleares muy profundas que llevan influyendo en nuestro comportamiento desde hace años.

Una de las premisas de las habilidades del terapeuta en la terapia es no juzgar al paciente. El psicólogo podrá dar su opinión profesional sobre aspectos clínicos, pero nunca juzgar cómo decide cada paciente vivir su vida.