Marian Rojas Estapé, médico psiquiatra, explica por qué algunos adolescentes no quieren hablar con sus padres: «A veces tenemos miedo porque salimos de nuestra zona de confort»
La doctora invita a reflexionar sobre los cambios que atraviesan los hijos durante la adolescencia
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Iniciar sesiónLas distintas etapas vitales que atraviesa una persona están caracterizadas por procesos y formas de desarrollarse específicas. De la niñez a la adolescencia, de esta a la juventud, después a la adultez y así sucesivamente, son momentos en los que los cambios están muy presentes ... , tanto física como mentalmente.
Centrados en la adolescencia, esta suele ser una de las fases de cambios más marcadas que experimenta una persona. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adolescencia abarca el período entre los 10 y los 19 años de edad.
Sin embargo, tal como aclara Unicef, «es importante comprender que esta definición puede variar según factores individuales y culturales y que la adolescencia no es tanto una cuestión de edad, como un proceso de desarrollo».
Teniendo esto en cuenta, un adolescente experimenta cambios biológicos, psicológicos y sociales, como indicamos anteriormente, algo que puede causar cierta preocupación en los partes o en el entorno adulto. Aunque esto depende de cada caso, en muchas ocasiones pueden darse situaciones complicadas de desentendimiento entre padres e hijos adolescentes, implicando discusiones, desacuerdos o falta de comunicación.
En este sentido, la médica psiquiatra y escritora Marian Rojas Estapé, popular por su divulgación en redes y libros sobre el campo en el que es experta, ha dado algunas claves para comprender ciertas problemáticas que puede sentir un padre o madre al tratar con su hijo adolescente.
¿Por qué un adolescente se aísla o no habla con sus padres?
Uno de los temas a tratar en el último capítulo de la nueva temporada de su podcast, Marian Rojas Estapé reflexiona sobre cómo nos enfrentamos a los problemas en la vida y, uno de los que expone es el de un hombre que acudió a ella porque estaba preocupado con que su hijo no quisiera hablar con él y estuviera casi siempre apartado, algo ocurrido en el contexto de que los padres tuvieron un divorcio duro y el hijo se fue a vivir con su progenitor.
«Su hijo de 15 años se pasa el día encerrado en su cuarto, habla poco y el padre comienza a preocuparse. 'Mi hijo está deprimido, lo hemos hecho mal, es mi culpa, no quiere hablar conmigo, seguro que está pasando algo grave'» contextualiza la psiquiatra sobre su paciente.
Según indica, la reacción del padre preocupado es ansiedad, vigilancia, necesidad de control por miedo a que pase algo malo: «¿Cuál es el punto de inflexión? ¿Qué es lo necesario en un momento así? Que pueda hablar con él, que tenga una conversación directa, no siempre es fácil con un adolescente. Pero pongamos que este niño le dice 'papá, estoy bien, solo que a veces necesito estar solo, reflexionar un poco, me gusta estar en las musarañas, estoy pensando en lo mío, no siempre quiero hablar...'», comenta Estapé.
Así se producen los cambios cerebrales
Es en este punto donde Marina Rojas Estape pasa a dar lo que llama un «apunte neurocientífico» que considera importante, para padres y madres de hijos adolescentes: «En esa época de la vida hay una poda sináptica, el cerebro reorganiza las áreas cerebrales y hay cambios a la hora de interactuar, sobre todo con los padres».
Según la Asociación Española de Psicología Sanitaria (AEPSIS), la poda sináptica «es un proceso biológico que ocurre en el cerebro, específicamente en las sinapsis, que son las conexiones entre las neuronas. Durante el desarrollo del sistema nervioso, hay una sobreproducción de conexiones sinápticas, y la poda sináptica se encarga de eliminar las conexiones innecesarias o débiles, permitiendo que las conexiones más fuertes y relevantes se fortalezcan», en otras palabras, el cerebro va reconfigurándose.
«El cerebro reorganiza las áreas cerebrales y hay cambios a la hora de interactuar, sobre todo con los padres».
Marian Rojas Estapé
Psiquiatra
Siguiendo la explicación, la autora de 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', indica que en un adolescente no tienen por qué ser señales de alarma que acuda a la introspección y el silencio, sino que «son parte de esa poda sináptica necesaria para madurar y hacerse mayor».
Por ello pide a los padres de los adolescentes que reflexionen sobre cómo se está desarrollando su hijo, porque aquello que creen que es un problema puede que solo sea un cambio que tiene que atravesar. «En los cambios a veces tenemos miedo porque salimos de nuestra zona de confort y de aquello que nos da paz. Lo nuevo, lo desconocido, no necesariamente es malo».
Así, la psiquiatra indica que es muy importante tener eso presente cuando se van modificando las etapas de la vida de una persona, tanto en la adolescencia como en otro ejemplo que plantea, el de una mujer que llega a la menopausia y también puede tener miedo a lo desconocido.
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