Así fue como un granjero de 61 años derrotó a atletas de élite en una ultramaratón
La proeza de Cliff Young continúa siendo una de las muestras más representativas de hasta dónde puede llevarnos la determinación
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Corredores de una carrera de larga distancia
Cualquiera que se haya enfrentado como corredor a una carrera de larga distancia sabe lo retador que es. Intentemos imaginar la magnitud del reto si esa distancia es, ni más ni menos, de 544 millas (875 kilómetros). Pues esta era la cifra que ... los corredores de la ultramaratón australiana entre Sídney y Melbourne tuvieron que recorrer en 1983, el punto de salida y el de llegada era el de los dos centros comerciales más grandes del momento.
No hace falta explicar que semejante prueba estaba plagada de atletas con un amplio historial y preparación en carreras de este tipo, muchos de ellos patrocinados por las primeras marcas deportivas del mundo, pero entre todos ellos llamaba la atención un granjero de 61 años que se apuntó al reto. Su nombre era Cliff Young y para sorpresa de propios y extraños, ganó la carrera. Esta es su historia.
Una bota de agua en memoria de Cliff Young en su ciudad natal Beech Forrest
¿Quién era Cliff Young?
Young nació el ocho de febrero de 1922, era el tercero de siete hermanos del matrimonio Mary y Albert Ernest Young, propietarios de un rancho de ovejas en Beech Forest en el suroeste de Victoria, Australia.
La familia era bastante pobre por lo que no podían permitirse el lujo de disponer de caballos o medios motorizados para pastorear y reunir el ganado, por este motivo se sabe que Cliff Young desde niño acostumbraba a correr larguísimas distancias para desplazar a las ovejas, incluso corriendo tras ellas durante noches enteras en la zona de más de dos mil acres en la que pastaban.
No se sabe con certeza cuándo empezó Young a correr, pero los habitantes de la zona se habían acostumbrado a verlo correr por carreteras y campos. Colac, la ciudad importante más cercana, estaba a 40 kilómetros de su hogar en Beech Forest, y a Young no le importaba correr ida y vuelta casi a diario.
Debido a la frecuente lluvia, a veces corría con botas de goma, lo que fortalecía sus piernas y contribuía a una forma de correr inusual: un estilo económico y engañosamente rápido que con el tiempo se conocería como el Cliff Young Shuffle.
La organización
El ultramaratón de Sídney a Melbourne era una campaña de marketing de los centros comerciales Westfield. La victoria de Young generó el tipo de publicidad que el dinero no puede comprar, lo cual es irónico dado que la empresa casi canceló la carrera antes de que comenzara.
La compañía Westfield había pedido dos años antes a su equipo de marketing una idea que la posicionara en el mapa. De ahí surgió la carrera entre los complejos Westfield de Parramatta y Doncaster, pero al acercarse el día de la prueba, la gerencia se enteró de la participación de Young y se mostró reacia: 'No vamos a permitir que un anciano muera en la autopista Hume durante nuestra carrera'
Le pidieron a Martin Noonan, una de las personas del equipo que ideo el evento, que resolviera la situación, así que invitó a Young a Melbourne a correr para ver a qué se enfrentaban. Lo que descubrió ese día fue que Cliff Young era un corredor realmente talentoso y que su inminente victoria no sería tan milagrosa como pareció a una nación atónita. En cierto sentido, Young se había estado preparando para esta carrera toda su vida.
La edad de Young, aunque notable, no causó tanta sorpresa entre los corredores como en otros ámbitos. Las carreras de larga distancia son un deporte peculiar que no necesariamente favorece a los jóvenes. Mientras que los velocistas alcanzan su máximo rendimiento entre los 25 y los 30 años, los corredores de largas distancias tienden a rendir mejor a mediados de los 40 y siguen teniendo un buen rendimiento después de esa edad.
La carrera
Desde el comienzo de la prueba, Young fue rápidamente dejado atrás por los atletas de élite quienes impusieron un ritmo imposible de seguir para una persona de su edad. Al acabar el primer día los corredores más jóvenes le aventajaban en mucha distancia. Cuando llegó la noche, tras dieciocho horas de carrera ininterrumpida, todos pararon para dormir seis horas, todos menos Cliff.
Fue aquí donde la vida de granja de Young, acostumbrado a correr día y noche tras su ganado sin descanso, jugó a su favor. Él solo se permitió dos horas de sueño, así que cuando el resto de corredores retomaron la competición descubrieron sorprendidos que Cliff Young les había recortado distancias, o algo más, de hecho iba en primera posición.
La ventaja que le dieron esas horas se tornó inexpugnable, sobre todo cuando Cliff Young prácticamente no volvió a dormir. Todo ello pese al dolor en el hombro lesionado por una caída a las afueras de Yass el primer día, y el desgaste en los pies que le hizo perder ocho uñas al final de la carrera.
Young completó el recorrido de 544 millas en cinco días, quince horas y cuatro minutos. Llegó a la meta diez horas antes que el segundo clasificado batiendo rebajando el récord mundial ni más ni menos que en dos días.
Fue en la misma línea de meta cuando se enteró que el ganador se llevaba un premio de 10.000 dólares, pero para sorpresa de todos decidió repartirlo entre el resto de corredores sin quedarse él nada. Dijo que le habría parecido injusto teniendo en cuenta que todos se habían esforzado tanto como él.
Volvió a participar en la misma carrera en 1984 quedando en séptimo lugar, algo que no está nada mal considerando que corrió con una cadera desplazada. En el resto de su trayectoria como corredor logró seis récords del mundo en carreras de resistencia al aire libre. Nunca se quedó con ningún premio económico, repartió todos.
Cuando Young murió en 2003, 20 años después de su histórica victoria, todavía era lo suficientemente conocido como para que su funeral recibiera cobertura mediática nacional.