De la misma manera que no todas las calorías son iguales ni nos engordan igual, con las grasas ocurre lo mismo. Así que aunque a muchos le llame la atención, son unos cuantos expertos en nutrición los que se postulan firmes defensores de los ... lípidos como fuente de salud. «Es injusto», advierte Paloma Quintana, dietista-nutricionista, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y autora del libro 'Cocina, come y pierde grasa'.
La experta defiende en una entrevista que en términos de salud, «es un error común a la hora de querer perder peso, quitar todas las fuentes de grasa de la dieta».
Sostiene la experta que eliminarlas por completo traería consecuencias negativas para nuestra composición hormonal, principalmente en el caso de las mujeres, ya que esto podría provocar alteraciones en el ciclo menstrual debido a que este macronutriente aporta elementos esenciales que no pueden ser fabricados por sí solos por nuestro cuerpo.
Las grasas en la alimentación: conoce cuál elegir
«Generalizar no es bueno, y las grasas como las personas son diferentes unas de otras, e incluso podrían tener nombres y apellidos», indica Quintana, que ahonda en la definición de lípidos y que indica que dentro de estos están los triglicéridos -el tipo de grasa más común en el cuerpo, formados por una molécula de glicerol y tres ácidos grasos - los fosfolípidos - cuya función más básica es la de evitar la dispersión de las proteínas, los iones y otras moléculas presentes en el núcleo de la célula; y los esteroles, que desarrollan su acción en el intestino.
Los especialistas aconsejan que entre el 20% y el 35% de nuestra ingesta calórica diaria provenga de lípidos. Menos de 1 gramo por kilo de peso al día no es buena idea.
Las grasas en el cuerpo se dividen en tipos según su estructura química y su papel en la salud. Las grasas saturadas y trans son consideradas «dañinas» porque elevan el colesterol malo (LDL) y aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas. Por otro lado, las grasas insaturadas (monoinsaturadas y poliinsaturadas), como los ácidos grasos Omega 3, son «saludables» y esenciales para el organismo, ayudando a regular el colesterol y proporcionando energía.
Las grasas son fundamentales para el cerebro y el sistema cardiovascular
Pese a haber sido demonizadas durante años, las grasas son tan necesarias como la proteína para el buen funcionamiento del sistema nervioso, el cerebral y el aparato cardiovascular.
Es importante hacer una buena clasificación de las grasas para elegir las beneficiosas y desechar las perjudiciales. Quintana apunta que hay que priorizar las de alta calidad, como las grasas del aguacate, de las nueces, del aceite de oliva, de las carnes, los huevos, los lácteos y los pescados (blancos y azules), mientras que de las ultraprocesadas dulces y saladas –bollería o algunos alimentos de comida rápida, por ejemplo– es mejor alejarnos.
Además la experta propone incluir algo de grasa en cualquiera de las comidas del día. Por ejemplo, en el desayuno podemos añadir unos huevos revueltos con aguacate y tomate. «Incluiría el aceite de oliva virgen extra y podemos usar aceite de coco o mantequilla», sostiene la experta, que hace hincapié en el error de tener dietas muy bajas en grasas porque estas son fundamentales para la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E, K), las cuales son esenciales para la salud y el correcto funcionamiento del cuerpo.
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