Dorothy Collado, experta en yoga: «A veces la asana que más rechazas es la que necesitas en ese momento»

- ¿Cómo se empieza en el yoga? ¿Es fácil? ¿Cómo empezó usted?

El yoga llegó a mi vida a los 16 años, cuando estaba atravesando por la peor etapa de mi vida a nivel de salud mental. Y aunque durante esos años no conectaba de la manera en que conecto ahora, sé que esa clase semanal que hacía por obligación, ya estaba empezando a mover cosas dentro de mí. En cuanto pude lo dejé pero con los años, fui notando que mi cuerpo me lo pedía. No la misma clase tan tranquila y larga que hacía en la adolescencia sino clases de youtube más cortas, que me permitían ir repitiendo más a menudo hasta que se volvió mi ritual mañanero.

- ¿Es mejor practicarlo por las mañanas?

Empezar el día con unos minutos de yoga me hacía sentir mejor por aquel entonces, y más centrada, ¡hasta día de hoy!

- ¿Diría que el yoga le ha cambiado?

Suena tópico pero, a mí, como a muchas otras personas, el yoga me ha cambiado la vida. Sin duda, los buenos hábitos atraen a otros buenos hábitos. El dejar de vivir en piloto automático en mi día a día, el parar, escucharme, aprender a respirar… todo esto te hace estar más presente, entender más tus emociones, observar más antes de reaccionar, tomar decisiones más alineadas con lo que necesitas, con tus valores, con lo que eres…

- ¿Le ha permitido soltar cosas del pasao?

Completamente. He dejado atrás hábitos que no me sumaban y soy más consciente de lo que tengo, de lo que merece ser cuidado… Supongo que también será cosa de la edad, pero cada año que pasa, valoro más mi familia, mi bienestar, las cosas sencillas -que muchas veces pasan desapercibidas- que para mí, ahora mismo, son lo más importante.

- ¿Qué tipo de yoga hace?

Soy profesora de Hatha, Vinyasa y Ashtanga, aunque últimamente también me estoy formando en Bikram para entender más este estilo ya que es en una sala a 40 grados y no me llamaba nada la atención .Pero es el que actualmente estoy practicando cada vez que puedo asistir a clase. En mi auto práctica diaria he pasado por muchas fases y ahora estoy escuchando a mi cuerpo y he reducido de practicar una hora a practicar unos 15 minutos antes de irme al gimnasio, que es algo que estoy priorizando mucho en este momento, porque lo había dejado de lado y me he dado cuenta de lo importante que es ganar masa muscular, sobre todo para las mujeres pensando a largo plazo.

- A nivel físico, ¿se nota diferente?

A nivel físico me siento más fuerte, flexible y con más conciencia corporal. Ya no tengo contracturas, y de pequeña siempre tenía muchos dolores de espalda. Con el tiempo me he dado cuenta de que muchas de esas contracturas y tensiones que tenía no eran solo por malas posturas, también venían de dentro: de cosas que me guardaba, emociones que no sabía gestionar y el cuerpo las iba acumulando. Con esto reafirmo la idea de que el yoga me ha ayudado a liberar esos bloqueos y a soltar peso sin apenas darme cuenta.

- ¿Qué tipos de yoga hay?

Hay muchísimos tipos de yoga, y eso es genial porque así hay uno para cada persona y para cada momento de la vida. Por ejemplo, el Hatha es más pausado y perfecto para empezar. El Vinyasa es más fluido, tipo una meditación en movimiento. El Ashtanga es más exigente y estructurado. El Yin es súper suave y ayuda a soltar tensiones profundas. El Bikram se practica en una sala a 40 grados, es muy intenso pero muy depurativo. También está el Kundalini, que combina posturas con respiraciones y mantras. El Power yoga, que es más físico…

- ¿Cómo saber el que más me conviene?

Lo mejor es ir probando diferentes tipos de yoga, diferentes profesores o diferentes centros, sin expectativas. A veces el que más rechazas al principio, es justo el que más necesitas en ese momento. Y tal vez con un profesor no conectes justo ese día por x motivo y al año siguiente sí que conectes. O nunca llegues a conectar con ese profesor pero sí con ese estilo de yoga en otro centro.

Lo que te conviene puede ir cambiando, igual que tú. Por eso es importante probar y escuchar cómo te hace sentir cada práctica dejando al lado juicios y autocríticas.

- La pregunta del millón: ¿el yoga es para todo el mundo?

Antes pensaba que sí rotundamente. Ahora pienso que sí, pero con matices. Porque las ganas y motivación por conectar con uno mismo no las siente de igual manera todo el mundo. Y que si nunca has experimentado esa profunda conexión contigo mismo, o has estado a punto pero no te ha gustado lo que sentías, es normal que no entiendas el beneficio que puede tener el yoga para ti y prefieras invertir tu tiempo en otras cosas.

- ¿Qué otras actividades le ayudan además del yoga?

También pueden aportar beneficios parecidos caminar en silencio, cuidar plantas, bailar, dibujar, hacer tareas del hogar con atención plena… Hay muchas formas de practicar la presencia y de escucharse, aunque no se llamen yoga.

Aun así, creo que si todo el mundo dedicara al menos unos minutos al día a estirarse, respirar profundo y observarse un poco, viviríamos con mucha menos tensión. Porque si no lo haces, el cuerpo se va cargando, se cierra, los hombros se van hacia delante, el diafragma se comprime, consecutivamente respiramos más corto, de forma más superficial… y eso, sin darnos cuenta, puede aumentar la ansiedad. Como el pez que se muerde la cola: más tensión, peor respiración; peor respiración, más tensión.

Así que tanto para personas sedentarias como para personas que hagan ejercicio intenso, es importante que compensen con algo de yoga.

Tengo la intuición, o más bien la esperanza, de que en unos 10 años el yoga será una de las asignaturas obligatorias en los colegios. Y si no, será que no interesa que estemos más centrados y en calma.

- ¿Es cierto que quienes son muy hiperactivos deberían probarlo?

Sí. Pero entiendo que no es fácil. A las personas muy inquietas o con mucha energía, como era (y a veces sigo siendo) yo, el yoga puede parecerles aburrido o incluso incómodo al principio. ¡A mí me pasaba! Siempre me han gustado los deportes intensos, rápidos, movidos… Así que el yoga al principio me parecía demasiado lento y no conectaba con él… Pero como en mi caso me obligaban a hacerlo y no tenía opción de irme de la clase, con el tiempo vi que eso que tanto me costaba, era justo lo que más necesitaba.

Y creo que eso le pasa a muchas personas hiperactivas. Como nunca han probado estar en silencio o moverse desde otro lugar, se resisten. Pero si les das el espacio, sin forzar, y encuentran un estilo o una forma que se adapte a ellas, pueden llegar a conectar y encontrar una calma y claridad que nunca se habrían imaginado!

- ¿Cómo deben empezar?

Podrían probar ccon 5-10 minutos al día de estiramientos y respiración consciente. Y si se dan la oportunidad, seguramente vean como el cuerpo se relaja, su mente se ordena un poco, y quieran volver a darse ese espacio.

Además, no hace falta empezar con una clase larga. A veces con 5-10 minutos al día de estiramientos y respiración ya notas cambios. Y cuando ves cómo el cuerpo se relaja y la mente se ordena un poco, empiezas a querer volver. Porque en el fondo, esa energía que te desborda también necesita descanso, dirección y pausa.