El desayuno perfecto no lleva ni gota de dulce: receta de tostada con huevo, espárragos trigueros y aguacate

A la hora de elegir el pan para la tostada recuerda elegir un pan con cierto cuerpo para que sostenga bien los ingredientes que colocaremos encima. En este caso yo escogí un pan 70% de centeno integral, aunque también puedes optar por un pan negro o de semillas.

Preparación

Paso 1

Previamente podemos preparar nuestra salsa de aguacate triturando con la batidora la pulpa del aguacate, una cucharada de aceite de oliva, el zumo de medio limón y una pizca de sal hasta que quede bien suave, reservar mientras realizamos el cocinado.

Paso 2

Comenzaremos por lavar los espárragos y retirar la parte del tallo más blanca y fibrosa. Calentar una plancha, colocar una cucharada de aceite y saltear los espárragos durante un par de minutos, no más, lo justo para que queden al dente

Paso 3

Al mismo tiempo pondremos nuestro pan a tostar e iremos batiendo muy bien los huevos.

Paso 4

A continuación, calentar la cucharadita de mantequilla con otra cucharadita de aceite de oliva en una sartén antiadherente hasta que esté caliente pero no se dore. Verter la mezcla de huevos y dejarla reposar, sin tocarla entre 15 a 20 segundos, para que el fondo de los huevos empiece a cuajar. A continuación, empezar a llevar los huevos de la parte más exterior de la sartén con un movimiento circular hacia el centro. Apagar el fuego y seguir haciendo movimientos circulares pero solo durante unos segundos y después salpimentar. El centro debe quedar ligeramente húmedo y jugoso.

Paso 5

Extender una cucharadita de mostaza antigua sobre cada tostada y repartir la mitad de la mezcla de los huevos sobre cada una. A continuación repartir los espárragos trigueros y una cucharada de salsa de aguacate, terminando con unas escamas de guindilla picante, si nos gusta un toque diferente.

Paso 6

Solo queda disfrutar inmediatamente, un plato que encaja en cualquier momento del día y es siempre apetecible.

Los espárragos están en su mejor momento en primavera, estación para la que ya estamos contando los días, ¡y de que forma! La verdadera temporada de los espárragos dura sólo unas pocas semanas y este es el momento de aprovecharla al máximo.

Los frutos de la esparraguera son una auténtica delicia digna de llevar al plato y existen platos en los que son los cobran verdadero protagonismo. Los espárragos trigueros pueden encontrase gruesos o más finos, los primeros en contra de lo que pueda parecer suelen ser muy tiernos y dulces. Hoy en día se puede elegir también entre espárragos blancos o incluso morados.

Para escoger los espárragos más frescos deben estar bien firmes y tener las puntas apretadas. Un aroma demasiado intenso suele indicar que ya están viejos. Si comprobamos los extremos cortados de los tallos deben estar húmedos, nunca secos. Para conservarlos frescos un poco más podemos cortar un centímetro más de tallo y colocarlos en un recipiente en vertical con un par de centímetros de agua en el fondo.

Si los guardamos en el frigorífico podremos mantenerlos en buenas condiciones durante unas horas más, aunque lo más recomendable es cocinarlos en un plazo de no más de dos o tres días desde que los compramos .

Podemos probar diferentes formas de cocinarlos hasta encontrar la que más nos agrade. Las que mas me gustan son el blanqueado y el salteado. Los espárragos además, combinan especialmente bien con los sabores de la naranja y el limón, el ajo, el jengibre, el aceite de sésamo, los quesos semicurados o curados, los huevos, las setas y los mariscos, especialmente las gambas.