Qué es la grasa visceral, dónde se acumula y por qué es peligrosa
Este tipo de grasa tiene una función estructural y de protección de los órganos internos, pero si se acumula en exceso puede tener riesgos para la salud
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Qué es la grasa visceral y por qué es importante.
Cuando hablamos de grasa visceral nos referimos a un tipo de grasa que se encuentra en la zona abdominal. Esta grasa, tiene una función estructural y de protección de los órganos internos. Con el tiempo y con malos hábitos (una mala alimentación, el consumo ... de alcohol y una vida sedentaria) esta grasa puede acumularse excesivamente suponiendo un riesgo para nuestra salud.
El problema es que el exceso de grasa, especialmente visceral, hace que se segregan cantidades elevadas de adipoquinas (que son proteínas metabólicas que regulan los procesos endocrinos), de ahí que se considere la obesidad como un estado inflamatorio crónico de bajo grado que tiene correlación con la aparición de la enfermedad cardiovascular, aumento de presión arterial y la aparición de diabetes, entre otros, ya que debemos recordar que además la cavidad torácica tiene un espacio reducido y este tipo de grasa puede llegar a infiltrar a otros órganos (como es el caso del hígado graso).
Infografía de grasa visceral y grasa subcutánea.
Por eso es tan importante mantener -no por cuestiones estéticas- un porcentaje de grasa saludable, especialmente cuando hablamos de grasa visceral.
Y no solo la alimentación es clave en la reducción de la grasa visceral, sino que el ejercicio físico juega un papel importante, especialmente el ejercicio de fuerza.
Además, la falta de sueño también puede provocar un aumento de la grasa visceral. Según un estudio de Mayo Clinic, dormir pocas horas puede aumentar en un 9% la grasa abdominal y un 11% la grasa visceral.
En cuanto a las medidas que podemos tomar, por una parte tenemos el ejercicio, por otra el descanso de calidad y por supuesto la alimentación pueden ayudarnos a reducir esa grasa visceral, aunque hay que apuntar que dietas muy estrictas y el ayuno intermitente no tienen un efecto especialmente positivo en su reducción.
Una alimentación equilibrada reducida en azúcares y en grasas saturadas, con un consumo moderado de granos enteros y rica en grasas mono y poliinsaturadas, serían claves para tratar de lidiar esta batalla frente a la grasa visceral.
Para ello, hemos de procurar introducir más legumbres en nuestra alimentación, semillas, frutos secos, aguacate, aceite de oliva virgen extra, proteínas de alto valor biológico y por supuesto una gran variedad de verduras, frutas y hortalizas y todo ello combinarlo con ejercicio de fuerza y un buen descanso.
Puedes saber más de Elisa Escorihuela a través de su cuenta de Instagram: @eliescorihuela, su labor en el Centro de Nutrición Nutt y en su libro 'Dietoterapia'.