Vida sana

Consejos para evitar que el «hambre emocional» se adueñe de tu vida

Hacer ejercicio y encontrar actividades que nos calmen es esencial para dejar de «comer con las emociones»

Es importante aprender a identificar qué emociones son las que nos incitan a comer Adobe Stock

02/05/2020 a las 01:45h.

Puede que seas una de esas personas a las que, cuando está nerviosa, «le da por comer». Es fácil, cuando nos sentimos tristes, experimentamos ansiedad o incluso nos aburrimos, recurrir a la comida. Y lo que empieza como un «mecanismo de defensa» más tarde puede pasarnos factura. Por ello es importante saber reconocer este hábito, denominado «hambre emocional» para ponerle solución cuando antes.

«A diferencia del hambre real o fisiológica que tiene como objetivo muy claro el de sobrevivir y es una necesidad, el hambre emocional es aquel tipo de hambre que no proviene de una necesidad fisiológica sino de un estado de ánimo o estado emociona», explica Frank Fernández, CEO de Swim & Coach y coach personal. Para poder reconocer este «hambre» podemos fijarnos en ciertos indicadores que nos ayudan a identificarlo. Explica el coach que este tipo de «necesidad» suele aparecer de repente y sentimos una urgencia por satisfacerla, «no podemos esperar». Asimismo, aunque comamos no nos sentimos saciados, por lo que continuamos comiendo sin ganas . «También, es probable que, si la experimentamos aparezca después un sentimiento de culpa, vergüenza o insatisfacción con nosotros mismos», apunta Frank Fernández.

Para buscarle remedio, el coach explica que, lo primero que debemos tener claro es que no buscamos «controlar» este hábito, sino «gestionarlo» . «Es muy importante ser consciente a la hora de comer, conectar con el momento, escucharnos, preguntarnos si realmente tenemos hambre fisiológica o es el estado emocional de ese momento el que nos "empuja" a comer», explica el profesional. Una vez identificado, comenta que existen «alternativas saludables» : cuando sintamos hambre emocional, podemos beber agua, escuchar música, o por ejemplo, hacer ejercicio.

Ejercicio como solución

Este último punto es esencial. Alejandro Marcet, entrenador personal, lo explica: «La actividad física es muy buena para la generación de endorfinas, lo que nos ayudará a sentirnos mejor y puede ayudarnos a combatir en parte este "hambre emocional"». Aun así, el entrenador explica que el hambre emocional va más allá que el ejercicio y recomienda que una persona que lo sufra y quiera bajar de peso acuda a un dietista, con el que trabajar de manera coordinada con un entrenador.

Comenzar a hacer ejercicio desde casa en tres pasos

Si en vista de adquirir hábitos de vida más saludables, evitar ese «hambre emocional» o simplemente por placer, te apetece comenzar a hacer ejercicio en casa, el entrenador personal Alejandro Marcet nos da unos cuantos consejos:

- Una persona que empieza a hacer ejercicio con tres o cuatro horas a la semana tiene más que suficiente. Deberíamos entrenar a una intensidad que se pueda tolerar , sin sobrepasar los límites pero tampoco a una intensidad muy baja, ya que no se producirían mejoras.

- Hoy en día tenemos infinidad de videos de rutinas de ejercicio en distintas plataformas. Ahora bien, debemos cerciorarnos que esa clase va a ser buena para nosotros y que el profesional a cargo de la sesión es alguien preparado.

- Si queremos una opción mucho más personalizada podemos hacer entrenamiento personal online, que tiene mucha más calidad al estar 100% adaptado a cada uno, aunque siempre tendremos que tener en cuenta la preparación del profesional.

Por su parte, Frank Fernández nos recomienda qué alimentos debemos evitar para no incentivar este sentimiento. «Lo que hay en tu cocina es lo que acabas comiendo, por ello, es evitar tener en casa bollerías industriales, dulces y alimentos precocinados y decantarnos por productos frescos, verduras y frutas », explica y continúa diciendo que, aunque así, no debemos «demonizar» el tipo de alimentos mencionados en primer lugar. «Debemos buscar el equilibrio. Si en un momento dado la emoción surge y te crea inquietud puedes comer chocolate, un dulce o una galleta pero en porciones pequeñas y disfrutando de ello», apunta.

«Siempre es bueno momento para tomar conciencia y habituarnos a un menú equilibrado y variado que se adapte a nuestras necesidades calóricas reales: nos encontramos en una sociedad sobrealimentada, en la que comemos mucho más de lo que en realidad necesitamos», apunta Alejandro Marcet.

A modo de conclusión, Frank Fernández recuerda que, el hambre emocional tiene una relación directa con cómo nos sentimos: «literalmente nos comemos nuestras emociones». Es por ello que reitera la importancia de aprender a identificar qué sentimientos son los que nos incitan a comer y buscar una nueva manera de «desconectar», para evitar la ingesta de alimentos innecesaria, que esta no se convierta en algo habitual que pueda derivar en un problema de salud.