Doctor Nicolás Romero
«El ardor, las malas digestiones y el estreñimiento pueden ser culpa del estrés»
El doctor Nicolás Romero publica «Comer bien para bien estar», un libro en el que abarca todas las preguntas que uno pueda tener sobre nutrición y comer bien
El doctor Nicolás Romero, autor de «Comer bien para bien estar»
El doctor Nicolás Romero es algo así como la «cara visible» del comer saludable, y es que, el experto en nutrición pasa sus mañanas en el plató de Televisión Española divulgando sobre nutrición y las tardes en «La 2» con taller de nutrición ... dentro de «La aventura del saber». Ahora, el doctor llega con «Comer bien para bien estar» (MR Ediciones), un libro en el que propone un plan completo en el que no solo habla de nutrición, sino también de psicología y de cómo multitud de factores externos, más allá de lo que comemos, nos afectan por dentro, especialmente a nuestro sistema digestivo .
Portada de «Comer bien para bien estar»
Cuenta él mismo que, con este libro, en el que aborda los temas a través de las historias de sus pacientes, busca explicar de manera más cercana cómo podemos «autocuidarnos» a través de la alimentación , algo «fundamental como medicina preventiva». «No solo es lo que comemos, también influye en la alimentación cómo vivimos, cómo trabajamos, nuestro ocio o incluso a quién amamos», cuenta el doctor. Hablamos con él en ABC Bienestar para desgranar un poco mejor por qué es tan importante todo esto que rodea a la alimentación.
Ahora que se habla tanto del ayuno intermitente, usted sigue defendiendo la importancia de no saltarse el desayuno...
Dejar de desayunar no es una opción, y para la mayoría de autoridades sanitarias, es una comida muy importante, ya que hemos ayunado toda la noche y necesitamos rehidratarnos y tener buenos nutrientes. Sí, nuestro organismo está adaptado para poder desayunar más tarde, y también, nuestro cuerpo aguanta si pasamos un día sin comer, pero eso no es sosteniblidad y la formula de la nutrición siempre pasa por la sostenibilidad. Si no desayunas, empiezas el día en peores condiciones para enfrentarte a tus riesgos, tienes la energía más baja. Necesitamos esas calorías del desayuno, el desayuno es imprescindible para pasar bien el día. Otra idea importante es empezar a desayunar salado; en España todavía hacemos desayunos dulces, y si cambiamos y lo «hacemos salado», tendremos una comida con más proteínas, vitamina D y fibra, algo que de manera general falta en nuestra nutrición y es imprescindible.
Yo, por lo general, no comparto la idea del ayuno, sí la de la restricción calórica. Se ha demostrado que bajar las calorías tiene mejoras en el metabolismo, pero en los beneficios del ayuno, por el momento, no hay más que evidencia observacional.
¿Cómo afecta a nuestra nutrición, y por ende a nuestro cuerpo, la rapidez con la que vivimos?
Estamos en un continuo estado de tensión: no hacemos bien las comidas, comemos cualquier cosa rápido y no compartimos con nadie el momento de la comida. Por otro lado, buscamos recompensas instantáneas en los ultraprocesados, y nos sentimos como cuando nos dan muchos «likes» en Instagram: bien por un momento. Estos alimentos nos dan una recompensa instantánea, pero nos hacen depender de ello. También, todo el estrés de nuestra vida cotidiana tiene una repercusión a nivel digestivo: tenemos problemas de ardor, malas digestiones, estreñimiento... y esto también refleja esta alimentación «estresada».
Asimismo, a nivel psicólogico se genera una inquietud constante, ya que buscamos anticiparnos al futuro y no disfrutamos del ahora. Estamos todo el rato conectados, ahora más con el teletrabajo, y no sabemos saborear el presente y desconectar . Nos saboreamos el desayuno, no olemos los aromas y, por ejemplo, comemos de manera tan automática que no sabemos determinar si realmente necesitamos tomar un bocado más o no cuando comemos.
¿Por qué considera que nos cuesta tanto tener autocontrol en lo que se refiere a la comida? ¿Está muy extendido el hambre emocional?
El autocuidado, saber cómo hacerlo bien, va más allá de la autoayuda: debe estar basado en el autoconocimiento, y tiene un grado de tiempo y esfuerzo. El autocontrol y las decisiones que tomamos se trabajan, se van formando desde que somos pequeños cuando nos oponemos a las decisiones de nuestros padres o amigos, o nos mimetizamos con ellas, porque estamos aceptando la responsabilidad del error o del acierto, y ahí también vamos entrenando la voluntad.
A veces entramos en una vorágine en la que no podemos controlar nuestras decisiones y lo que hay que hacer es entrenar: pararse y hacer un trabajo terapéutico. Muchas personas a pesar de tener toda la información sobre nutrición, no saben aplicarlo, no se ven capaces de empezar ese autocuidado. Tenemos que ser más firmes con esto, y trabajar mucho estas habilidades de autocuidado, para que se adquieran ya para toda la vida, y no tener que volver atrás porque nos hemos descuidado. Son aspectos que, si vemos que no somos capaces de gestionar nosotros, debemos hacerlo en una consulta.
¿Cómo influye nuestra alimentación en la salud de nuestra piel?
Se han hecho muchos estudios sobre la relación entre la nutrición y la piel y lo más importante que se ha visto es que a largo plazo la dieta mediterránea tiene gran influencia en la salud de la piel. Esta es un exponente de muchos problemas de base orgánica o psicológica: en la piel se refleja todo.
No solo afecta a la piel la comida ultraprocesada, el tabaco o el alcohol, también lo hace el sueño. Este es importantísimo para que la piel esté el buen estado, tersa, con el grosor suficiente. Los tres factores del deterioro de la piel es que se vuelve más fina, menos flexible y más frágil. También hay que tener en cuenta los factores psicoemocionales: nos ponemos morados de rabia, enrojecemos de ira o palidecemos de miedo. Si en una situación estresante pasamos por estos factores durante el día, hace que los pequeños vasos que riegan la piel, la circulación de esta, cambie constantemente. Todo esto influye en la salud de la piel. También tienen mucho que ver las hormonas. Si no dormimos bien, no segregamos bien la hormona del crecimiento, y por ello se nota rápidamente en la piel de nuestros párpados. Asimismo, cuando bajan nuestras hormonas sexuales la piel se hace más fina, por ello las personas mayores tienen la piel más «finita».
Habla en el libro de alimentos (especialmente plantas) que nos ayudan a frenar el envejecimiento...
No hay fármaco que pueda frenar el envejecimiento de forma eficaz. La acción principal del envejecimiento es que cambia nuestra composición corporal: aumenta el porcentaje de grasa, disminuye nuestra masa corporal y disminuye nuestro nivel de agua. Lo que tenemos es que revertir esto, para llegar a tener más años libres de enfermedad, que es de lo que trata el frenar el envejecimiento. Para esto lo que hay que hacer es tener una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico para poder aumentar nuestra masa corporal y tener una base de hidratación a todos los niveles: por fuera y por dentro.
Entonces, para frenar el envejecimiento tenemos todos estos recursos que comento, y también los fitoquímicos bioactivos. Si hablamos de ellos, hablamos del resveratrol o la curcumina, sustancias que estén en las plantas y estas generan para defenderse de que los animales se las coman, de sequías, de plagas... los vegetales lo desarrollan y en nosotros son de gran interés biológico. Cuando un alimento está picante, amargo o tiene algún sabor que no el acostumbrado, suele llevar este tipo de sustancia. Estas sustancias pueden provitaminas, como el caso de los betacarotenos , suelen ser antitumorígenas, protegen algunas neuronas específicas... tienen efecto a distintos niveles y algunos inclusos protegen contra el colesterol «malo», aumentando el «bueno». También, protegen la memoria, esencial en el envejecimiento, pues tiene una gran trascendencia funcional. Sin memoria no podríamos funcionar en la vida. Por lo general, son sustancias muy interesantes desde el punto de vista de retrasar el envejecimiento a todos los niveles, retrasar la aparición de enfermedades ligadas a la edad, y cada vez se estudian más sus efectos. A parte de las vitaminas y minerales, tenemos estos elementos que, sin ser nutrientes, nos ayudan a combatir este envejecimiento.
¿Es la dieta mediterránea la mejor dieta que podemos adoptar?
La respuesta es sin duda, es la mejor dieta para nuestra salud. Si pensamos en otras dietas saludables, como puede ser la nórdica o la DASH , son todas versiones de la mediterránea. Pero, tenemos que pensar que la auténtica dieta mediterránea no es la que seguimos en nuestro país, sino que está hibridada con otras dietas como la occidental. De esta extraemos demasiadas carnes y grasas saturadas, y las raciones son muy grandes, ya que en general en la dieta mediterránea no se comen grandes cantidades. También hay muchos dulces y harinas refinadas, comida ultraprocesadas, refrescos con burbujas... entonces hay veces que parece que seguimos una dieta mediterránea porque comemos fruta o pescado con verdura, pero también introducimos productos que no propios de esta. Pero, sin duda, la auténtica dieta mediterránea, al menos por el momento es la más saludable de existe: tiene la grasa más saludable que hay (el aceite de oliva), proteínas de buena calidad y todos los nutrientes esenciales.