La base de un sistema inmune fuerte frente a las infecciones reside no en el consumo de alimentos determinados sino en la disciplina que tengamos para seguir hábitos de vida saludables y una dieta rica en antioxidantes, vitaminas, fibra, Omega-3 o betacarotenos ... . Todos ellos, elementos que contribuyen al equilibrio de nuestra microbiota y por tanto, de nuestras defensas.
Reducir las grasas saturadas , los azúcares y productos ultraprocesados, unidos a una dieta equilibrada y el ejercicio es la mejor pauta para mantener nuestras defensas en plena forma.
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