Juan Rodríguez Garat
Ucrania: la hora de la negociación
No veo al dictador del Kremlin renunciando a ninguno de sus objetivos por la causa de la paz
Colaborador
Almirante (R)
Mucho más que la extrema derecha que renace en Europa, es la izquierda irredenta la que mira al pasado y vive de sus mantras
Juan Rodríguez Garat
No veo al dictador del Kremlin renunciando a ninguno de sus objetivos por la causa de la paz
Juan Rodríguez Garat
Son los tiempos en los que España se ha dejado caer hasta el último lugar de la Alianza Atlántica en la carrera de los presupuestos de defensa
Juan Rodríguez Garat
Si alguno de los líderes occidentales está cansado de la guerra, lo mejor que puede hacer es guardar un respetuoso silencio
Juan Rodríguez Garat
En su papel de moderno hechicero, Putin ha vuelto a abrir la caja de los truenos con tanto éxito como tuvo Hitler en su día
Juan Rodríguez Garat
Hay quien se pregunta si la Alianza Atlántica, fortalecida tras la invasión de Ucrania, tiene futuro con Trump a los mandos
Juan Rodríguez Garat
Voces nos alertan de la proximidad de una Tercera Guerra Mundial. ¿Hay motivos para estar preocupados? Hasta cierto punto, sí.
Juan Rodríguez Garat
Nunca podremos saber si se trata de un cobarde —no debe ser fácil enfrentarse a Putin— o un malvado
Juan Rodríguez Garat
Si se deja en paz a los dictadores como Putin, es de ingenuos pensar que ellos nos van a dejar en paz a nosotros
Juan Rodríguez Garat
Si Ucrania resiste —y tiene dos poderosas bazas para hacerlo en el amor a la libertad y en el miedo a los rusos— esta es una guerra que Putin no puede ganar
Juan Rodríguez Garat
En esta carrera de resistencia, en la que el pueblo ruso y el ucraniano se ahogan en sangre para ver cuál aguanta más, el Kremlin ha decidido subir un poco más el listón de la barbarie
Juan Rodríguez Garat
¿Alcanzará Putin sus objetivos militares? Si así fuera, ¿se atreverá a seguir adelante?
Juan Rodríguez Garat
En Gaza se está terminando de escribir el certificado de defunción de Naciones Unidas
Juan Rodríguez Garat
La opinión pública española debe entender que todo, incluso la inacción, tiene su coste