La conexión Torres-Correa hunde al Éibar

[Así hemos contado el partido]

Durante muchos minutos de la primera mitad el partido sufrió del apelotonamiento de patio de colegio. Fuera por la extensión del tapete en Ipurúa o porque unos jugadores se convirtieron en fieras sombras de los otros, el balón se movió como rebotando en los obstáculos de un pinball , sin lances claros. Simeone apostó por la misma delantera que en Estambul (Griezmann, Vietto y Jackson , más enchufado que otras tardes, poco afortunado de cara a puerta), pero su equipo tardó veinte minutos en montar un ataque con cierta precisión: fue en una rápida jugada por banda derecha, con servicio de Juanfran que remató Jackson poniendo en apuros a Riesgo.

Poco después, un centro de Koke encontró al colombiano en el segundo palo; su chut, desviado, pilló muy escorado en el otro rincón a Vietto, que a puerta vacía remató desviado. Los rojiblancos amenazaban más ante un Éibar no se escondía , con Keko –cocinado en la cantera del Atlético– hecho un polvorilla por banda derecha.

En este escenario sin respiro, Griezmann entendió que había que mover la pelota al primer toque. Sus pases entre líneas fueron lo más potable en este periodo, aunque no acabó de encontrar un socio que culminara la jugada. El francés robó, escondió y disparó en un episodio que fue prueba fehaciente de que está un peldaño por encima de sus compañeros en este inicio de temporada. A los puntos fue mejor el Atlético , al que faltó claridad en los metros finales para llegar al descanso con ventaja en el marcador.

No esperó Simeone para mover el banquillo: Torres y Óliver salieron por Jackson y Vietto. Riesgo hizo la parada de la velada nada más reanudarse el partido. Fue en un disparo de Filipe Luis, que regresaba al carril izquierdo, que se topó con la mano salvadora del guardameta. Una contra muy bien conducida por Keko acabó con remate de Berjón y desvío de Oblak a córner.

Fue un rato fogoso, de ida y vuelta, en el que cualquier acción inspirada podía desequilibrar el duelo. Simeone se la jugó con Ángel Correa , que dio el relevo a Koke. Era imposible más pólvora arriba. Apenas llevaba un par de minutos el argentino sobre el campo cuando reclamó toda la atención. Torres controló un balón largo en un esquinazo del área, aguantó bien a Dos Santos y cedió a Correa, que quebró a los defensas y superó a Riesgo. Los movimientos del delantero recordaron al de otro que se hizo un hombre también en este equipo, el Kun Agüero. Ya hay bibliografía sobre la similitudes.

Correa devolvió el favor a Torres con un pase en profundidad que le dejó ante Riesgo. El de Fuenlabrada picó el balón homenajeándose a sí mismo: s u gol recordó al de la final de la Eurocopa 2008.