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Periódico ABC SEVILLA 16-03-1934, portada
- EdiciónABC, SEVILLA
- Páginas24
- Fecha de publicación16/03/1934
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MADRID- SEVILLA 6 D E M A R Z O D E 1 934. NUMERO S U E L T O 10 C E N T S REDACCIÓN: P R A D O D E SAN S E B A S T I A N SUSCRIPCIONES I DIARIO ILUSTRADO. A Ñ O TRIGÉSIMO. NUMERO 9.622 A N U N C I O S MUÑOZ O L I V E C E R C A N A A T E T U A N SEVILLA LA T É C N I C A ESPECTACULAR Los apuros y penurias serán muy grandes, el dramatismo político y social muy angustioso... pero la gente no se priva de ningu- na diversión. L o s cines se multiplican por todas partes y las salas de espectáculos se ven más concurridas que nunca. Averiguar a qué causas lObedece este fenómeno sería una intención difícil y complicada que exigiría mucho tiempo y una prolija atención. Y nosotros no disponemos de tiempo. Sea breve: estamos muy ocupados como dicen los rótulos de tipo americano en las oficinas comerciales. Tampoco podemos dedicar una larga atención a nada; la edad de los oelmazos. ha concluido. Sólo sabemos que v i v i mos en una época eminentemente espectacular, y que cada día se pide al espectáculo ¡mayor variedad, rapidez y fuerza interesante. P o r eso está en crisis el espectáculo tradicional, el más noble y venerable de todos los espectáculos: el teatro. L a melancolía de esta decadencia teatral inspira constantes lamentaciones en unos; otros se entregan a la inútil faena de buscar al conflicto soluciones imaginarias, empezando por el recurso tan castizamente español de confiar al Estado la solución del problema. E l Estado es impotente para ciertas cosas. Nadie puede impedir que el público elija el entretenimiento que más le guste, la diversión que mejor se acomode al ritmo moderno. Y el ritmo actual de la vida está marcado por el signo de la precipitación. E l teatna tradicional ¡mantiene, en el fondo, un ritmo lento. Todo sería cuestión de que el arte teatral se transformase profundamente, adquiriendo un compás y unas maneras d i ferentes. Pero la empresa debe ser muy d i fícil, porque en realidad nadie consigue resultados positivos. Las reformas vanguardistas no han solido dar más que variaciones de un anecdiotismo pasajero. YKS me siento influido por el espectacularismo actual, y a veces hasta me imagino que podría servir para capitán de la industria de la diversión. Entre los planes con que yo sueño se cuenta ése: el establecimiento de un gran Palacio de la Diversión. M e gustaría organizar programas brillantes, ingeniosos, variados, de ¡manera que quien penetrase en la mansión de recreo tuviese, aseguradas dos o tres horas de verdadera amenidad. ¿E s porque siojy una persona frivola, egoísta y sensual? -No. Seguramente soy lo contrario. U n hombre que lleva consigo todo el dolor actual del mundo y toda l a angustia presente de su desorientada patria. Y que al hundirse, por ejemplo, en la sombra niveladora, de un. c i n e no busca, más que el olvido y la evasión. Evadirse de los apre mios y vergüenzas de la ¡realidad circundante. Ya hemos nombrado al cine Y a estamos en el espectáculo de auténtica actualidad. E n e l g r a n vicio de, nuestra época. E l vicio arrebatador del cual no se salva nadie. i Quién será capaz de rebelarse contra su t i ranía? -Posee -el principal elementó de seducción para un ser moderno: la comodidad E l espectador no tiene que hacer ningún esfuerzo de; atención; la- pantalla se lo da todo hecho, todo bien explicado, y los episodios se suceden además con admirable rapidez y con una lógica sintética al alcance de cualquier inteligencia. N a es extraño que el público se sienta vencido por tan poderosa seducción, y que las salas cinematográficas se multipliquen cada día. Últimamente se ha difundido el sistema de los cines de actualidades, con películas que pueden llamarse periodísticas porque reproducen los acontecimientos más salientes de la vida del mundo. H e ahí una feliz innovación. Pero tiene un inconveniente: el estar monopolizado por una empresa cinematográfica de París. Y los franceses, necesario es decirlo, en este momento histórico carecen del sentido espectacular. Toa o lo que se les ocurre carece de vivo interés para los que no sean franceses. Nosotras, por culpa de los empresarios de Barcelona que manejan e introducen ese renglón de actualidades, tenemos que soportar la constante presencia de M r B o n cour saliendo de visitar al presidente de la República francesa o los funerales del general Duíand o la recepción de la aviadora Nichette en el aeródromo de Nantes Y Ciros espectáculos de igual diversión y fuerza emocionante. Los norteamericanos, en cambio, se hallan en posesión de los mejores resortes espectaculares. U n a sesión de variedades norteamericanas es siempre una cosa llena de interés, de animación y de novedad. Su sensacionalismo característico, cultivado a través de tantas experiencias, los hace maestros en el arte de cautivar la atención del público. E l cine por otra parte, no tiene para ellos n i secretos ni dificultades. Y en la técnica de la diversión han llegado a la maestría. U n a sesión en un gran cine de Nueva Y o r k combinándose con las películas diversos números de malabaristas y fantásticas exhibiciones coreográficas y musicales, es algo de una magnificencia sin igual. Les alemanes dominan también el arte del espectáculo. Pero las exigencias de la política, los temores, los odios de ciertos sectores de la opinión ponen un veto por el momento a la producción alemana, que sólo puede llegar a nosotros en dosis restringidas. Llévame al cine, mamá cantaba un couplet hace muchos años en aire de zumba. Nadie entonces podía sospechar que pudiese venir el tiempo en que la sociedad entera inundase las salas de espectáculos en buscad e un fuerte placer nuevo. E n busca también de otras compensaciones. Son innumerables las personas que buscan como yo en la sala de espectáculos el olvido para todas las ansiedades y humillaciones de la hora presente. Siquiera por unas horas, en la especie de paréntesis que es el cine uno se olvida de que el destino le ha obligado a v i vir en un momento de coléricas luchas y en una, patria que parece haber sido abandonada por los dioses. JOSE. M. SALAVERRIA. E L GRITO DE COSTA ¡Otra crisis! ¿Cuántas se fian producido, desde que advino este llamado nuevo régimen? ¿Y cuántas se produjeron en el llamado antiguo, qué era este de hoy en lo que ambos tienen de común, que es lo que tienen de malo: el parlamentarismo? Nuevamente se ha comprobado que con Cortes abiertas no hay Gobierno seguro, n i situación estable. Esperaban algunos- -no figuré nunca entre e los- -que estas Cortesí serían tan beneficiosas como funestas fueron las Constituyentes. Y a se va viendo que con ser, en su composición, en sus elementos personales, de calidad muy superior a las ¡del bienio nefasto, son inservibles para el: bien, y únicamente eficaces, con perversa eficacia, para el mal. N i un proyecto de losi que formaban el programa electoral de los candidatos mejores ha salido adelante. A h í siguen consumiéindose, ¡y muriendo! en cárceles, presidios y castillos los que la voluntad popular amnistió con sus votos. Allá están los desterrados, que debieran haben vuelto de su destierro. Prevalecen las depredaciones, los despojos, las iniquidades. Nada de lo que debía enmendarse logra enmienda. ¡A h! ¡Pero se ha derribado un Gobierno! E l honor parlamentario está satisfecho. Porque el honor parlamentario consiste en destruir. Pues debe decirse claramente que, pensando en español, es un mal, un gravísimo mal, este incesante cambio de Gobiernos, con el cual no hay ni autoridad fuerte, pues l a fuerza del que manda está en su permanencia, n i administración recta y eficiente, porque no hay gestión útil con ese continuo mudar de mano y de criterio. Esa votación sobre el Estatuto de Álava ha sido reveladora. Reveladora porque se ha visto que de la decisión o de la abstención de media docena de señores depende algo tan trascendental como la suerte y el porvenir de una comarca. Reveladora también porque- ha descubierto la imposibilidad de que en régimen parlamentario vivan esos Gobiernos que ahora se llaman minoritarios Gobiernos de merced y limosna, sin fuerza n i sustancia propia, siempre al arbitrio de la piedad ajena. Hace treinta y cinco años, Joaquin Costa! abrió una información sobre el régimen político de España. Acudieron a la información todas las personalidades de relieve, no sólo en el oficio de gobernar, sino en todas las actividades: literatos, artistas, hombres de ciencia, hombres de negocios. Joaquín Costa resumió la información en un grito. Y el grito, que sintetizaba la opinión dominante, era éste: ¡Fuera Cortes! 1 Para suscribirse a A B C llame usted al teléfono de la Administración, número 32.689, de diez de la ¡Fuera Cortes! gritaba aquel gran republicano, que era un gran español, en 1901 L o gritaba en el Ateneo de Madrid. A c o m pañaba y secundaba su grito, convirtiéndolo en clamor, aquella España aleccionada por l a generación del 98 ¿Si se repitieran hoy la pregunta, el experimento y la información no repetiría también el grito d e Costa la España cansada, desalentada, decepcionada, asqueada, indignada de 1934... FEDERICO S A N T A N D E R mañana a ocho deja noche


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