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Periódico ABC MADRID 02-09-1925, portada
- EdiciónABC, MADRID
- Páginas28
- Fecha de publicación02/09/1925
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MADRID DÍA 2 DE SEPTBRE. D E 1925 NUMERO SUELTO 10 CENTS. S S ii i! iinnniii! iíii: u: i: l limlLUilll) llt. JinLi DIARIO ILUSTRA DO, A Ñ O VIGESLMOPRIMERO H: 7.073 I I I FUNDADO EL i DE JUNTO DE 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA BASURTO (BILBAO) HOMENAJE AL R. P. ANUEL HÜNTORLA. T fPosrcIO T, EN E L CONVENTO D E RELIGIOSOS CAPUCHINOS, D E LA CRUZ CONCEDIDA AL P HONTORIA (X) P O R MÉRITOS DE su COMPORTAMIENTO EN MELILLA. (FOTO AAÍADO) ii) IB TIRANÍA D E LA MODA Sentado en el hall de este hermoso Kursaal, en compañía de un amigo, charlamos vag- amente sobre personas y cosas, mienrras atruena el jazz- band y bailan las parejas, exhibiendo sus aptitudes ante el púbüco. F s curioso, pero entre los que bailan Sf observa que la diversión de bailar, en s f, es lo que menos atrae a los aficionados de ambos sexos. El anzuelo del amor o el coqueteo, tampoco. Estos muchachos que bailan parecen, por ejemplo, pensar mucho más en ellos mismos que en la paicia femenina. Ellas están más visiblemenre preocupadas por lo que pueden decir Jos espectadores que por lo que les dicen al oído, caso de decirles algo. Queda uno convencido que la mayoría de estas parejas no se divertirían ni la mitad sin la asistencia de un vasto público. Porque, sin duda, el mayor estímulo del baile, como el de casi todas las acciones humanas, es la vanidad. Los que se lanzan a bailar, quizá ignoren o desdeñen el placer del baile si no le acompaña el lucimiento, la atención admirativa de la concurrencia y hasta el aplauso. Miren ustedes, si no, la severa expresión de los que están bailando, atentos sólo a cambiar el paso sin dar un pisotón, ni tropezar, y echando de cuando en cuando miradiías de reojo al público. como diciendo: Eh, ¿qué tal lo hacemos? Y de seguro se sentirían heridos en lo más profundo de su amor propio si muchas veces se les contestase, sin faltar a la verdad: Regular. No es para tanto. De pronto mi amigo, tras de un momento de silencio, observa: -Ya no se baila el fox- trot como antes. No se parece nada. A lo cual respondo: -En efecto. Ahora todos lo bailan así. Es la moda. Mi amigo se encoge de hombros con un gesto desdeñoso, exclamando: -Y eso ba. sta, naturalmente, para que todo el mundo haga igual. El hombre, por lo visto, aun cuando no descienda del mono, tiene, lo mismo que él, muy desarrollado el instinto de imitación. Y las muchedumbres, en eso de la moda, parecen un rebaño dispuesto siempre a seguir la última novedad, sea fea o bonita. ¡Qué ridiculez! Será ridículo, pero nada es tan contagioso, ni tan respetado como la moda, que ha sido y seguirá siendo, al través de los siglos, la mayor tirana de la sociedad. Los preceptos religiosos, las leyes, los reglame. tos se desatienden o quiebran con muela más frecuencia que los mandatos inapelribles de la moda, reina y señora a la cual I D. WENCESLAO BLASCO, CORRESPONSAL i I DE P R E N S A ESPAÑOLA EN MEXtCO, I I QUE ACABA DE FALLECER. (FOTO NA- I POLEON) I i; iii; i; ii! íi! i ii! iin WII: Í; JIÍ! IUIII; Í IÍ! I; Í: I: ÍII, ÍI ¡IÍII ¡Í; IÍJ ¡Í: I Í, ¡IIÍIJÍ II, l, i?