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05/08/1925
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Periódico ABC MADRID 05-08-1925, portada

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MADRID DÍA 5 DE AGOSTO DE 1925 NUMERO SUELTO 10 CENTS. áf g f S F U N D A D O E L i. D E J U N I O D E 1905 P O R D T O R C U A T O L U C A D E T E N A ABC DIARIO ILUSTRADO AÑO V I G E SIMOPRIMERON 7.049) S iS HUELVA. EN LA PLAZA DE TOROS MOMENTO DE SERLE ENTREGADA POR EL SECRETARIO DE LA ASOCIACIÓN D E LA PRENSA, NUESTRO COMPAÑERO EDUARDO PALACIO VALDES (L) LA OREJA DE ORO AL LITRI (2) A QUIEN ACOMPAÑABAN SU PADRE (3) Y DIFERENTES COMISIONES (FOTO CALLE) I I CHATEAUBRIAND Y LA BELLA OCCITANA A LOS CIEN AÑOS DEL IDILIO Hace unos días señalábamos el caso de los hijos de Juan- Jacobo Rousseau- -cuyo rastro persiguen todavía con ardor JOS eruditos después de ciento cincuenta años- -como prueba del interés, siempre reno ado, qae inspiran en Francia ciertas investigaciones históricas o literarias. iHoy recoge. mos de la actualidad- -una actualidad que también, tiene su siglo, y lo rebasa- -otro tema de índole muy semejante. El caso de ahora es de menor trascendencia que el de los hijos de Juan- Jacobo. No se trata de iluminar el musterio de unas cuantas vidas, sino simplemente de acabar- ¡ya es tiempo, a los ciento dos años! -con el misterio ae un nombre. ¿Quién era, cómo se llamaba, realmente, la Occitana? ¡Qué de hipótesis, de conjeturas y de pesqn sas durante ese siglo entero para hallar un nombre de mujer y dar a la bella Occitana el suyo verdadero! Kl tema anda saltando, desde hace más de un mes, de revista en revista y de periódico en periódico, desde las páginas del viejo Mercurio, donde yo tropecé con él por primera vez, hasta el último folletón de Paul Souday, donde vuelvo a encontrarlo. En realidad, ha sido el libro de la condesa de San Román, nieta de la heroína del famoso idilio, el que ha renovado esta actualidad centenaria, que ya no puede representar otra cosa que una flor dejada caer sobre dos tumbas hace muchos años cerradas. De este idilio de la Occitana puede decirse que es un poema en... cien años. No está escrito, naturalmente, en cien cantos- -antes bien, se limita a una sola página, y muy breve- pero por lo menos es un poema a cuyo desenlace sólo se llega después de ciento dos años. Todo este tiempo ha sido preciso para que un erudito tolosano, M. De Santi, descubra, por fin, que la náyade del torrente, enamorada de Chateaubriand, fué Leontina de Villenenve, casada después con un conde o vizconde de Castelbajac y fallecida, ya muy anciana, de noventa y des años, en 1897. En cuanto a Chateaubriand, tenía más de se ent. a cruando logró la fortuna de inspirar, no a una jovenzuela de diez y seis años, sino a una mujer de veintiséis, en todo el magnífico esplendor de su juventud, una pasión avasalladora, aunque castamente platónica según todas las presunciones. Esta diferencia de años entre los diez y seis que la Occitana confesaba y los veintiséis que una erudición implacable le ha descubierto- -y que la misma Leontina de Villeneuve confirma, aunque no de muy buen grado, en su defensa postuma- -es uno de los extremos que con otras menudas rectificaciones señala Paul Souday, si no como contraproducentes para la justificación de una honestidad que, por raro acaso, nadie ha puesto en di da, por lo menos innece. iarios o poco oportunos. Coinciden los críticos, con ocasión de los recientes comentarios a que ha dado motivo el libro de la condesa de San Román- -el título es Noz cla de la Occitana y de Chatcanhrmid- en una afirmación que hace honor al gran escritor favorito de los dioses y de las musas: en la breve página, origen de esta polémica de cien año? no hay absolutamente nada que pueda confundirse, no ya con una revelación indiscreta y poco caballeresca, sino con una ligera y disculpable jactancia. Pocos escritores, generalmente vanidosos y charlatanes, hu-

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