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Periódico ABC MADRID 03-10-1923, portada
- EdiciónABC, MADRID
- Páginas32
- Fecha de publicación03/10/1923
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MADRID DÍA 3 DE OCTUBRE DÉ 1923 NUMERO SUELTO JO CENTS, f ífUNDADO EN EL AÑO 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA ABC DIARIO I LUSTRADO. AÑO DECIMONOVENO. N 6 4 7 3 10 CENTS. MADRID. EL PROCESO CONTRA LOS ASESINOS DEL SR. DATO Í L DIRECTOR DE LA CÁRCEL, SR. ROSTAN (x) ESPERANDO LA LLEGADA DE LOS MAGISTRADOS PARA LA SESIÓN DE AYER. (FOTO ZEGRI) LA L I T E R A T U R A DE DOSTOYEVSKl El último libro de André Gide se titula Zfostoyevski. Yo no me atrevería a decir que es una obra extraordinaria; pero se puede asegurar que es muy interesante. I ara este interés se asocian la persona del crítrico, una de las más inquietas y discutidas de la actual literatura francesa, y la del autor comentado el cada vez más grande coloso ruso. Es imposible aproximarse a Do toyevski sin experimentar el escalofrío del vértigo; tiene la cualidad de. las alturas, o sí e quiere del abismo. Y ese abismó resulta todavía más impresionante si se considera que está labrado sobre la materia, misma del hombre. Maestro de psicología... Pero la palabra maestro arrastra un sentido pedagógico y ordenador que al literato ruso le viene tan ancho como ur a casaca galoneada a un vagabundo. Dostoyev ki es el espíritu libre, roto e inconscientemente, fatalmente profundo, que se dedica a bucear en el género humano y saca a la luz, ¡tomo quien no hace nada, los maravillosas feoreto; del fondo, radiantes cómo joyas a I veces, pero más a menudo envueltos en pestífero fango. Decía Nietzsche: El descubrimiento de Dostoyevski ha sido para mí más importante todavía que el de Stendhal; es el único que me ha enseñado a go en psicología. Por mi pattej yo declaro que me ha revelado más de un secreto, que ha iluminado repentinamente más de una idea que antes la tenía confusa. Hay, por ejemplo, en el Idiota m pasaje que no puede leerse sjn sobresalto mental. Es cuando el príncipe Muichkine cuenta el encuentro que ha tenido en la calle con una pobre mujer del pueblo. Al volver al hotel- -dice- -tropecé con una aldeana que llevaba en brazos un niño de teta. La mujer era joven aún, y el niño podría tener hasta seis semanas. Y el niño sonreía a la madre por primara vez en su vida. -En el mismo instante vi. a la aldeana persignarse piadosamente, ¡pero tan piadosamente! Por qué haces eso, querida? le pregunté. Verá usted- -me respondió- lo mismo. que una madre se siente d chosa cuando sorprende la primera sonrisa de su nene, así Dios recibe una alegría cada vez que, desde lo alto del Cielo, ve que un pecador eleva hasta él una ferviente p- ega- ria. Es una mujer del pueblo la que me ha dicho eso, la que ha expresado ese pensamiento tan profundo, tan fino, tan verdaderamente religioso, en el que se encuentra todo el fondo del cristianismo; es decir, la noción de Dios considerado como nuestro padre, y la idea de que Dios se regocija a la vista de un hombre, como un padre a la vista de su hijo, principal pensamiento de Cristo! En efecto, DosíOyevski nos da ahí la más luminosa y bella explicación del sentido y la necesidad de la plegaria. Esta pierde en un momento el carácter que secularmente nos querían imbuir. La oración no es un ruego egoísta, la petición interesada de limosna, ni siquiera el servil recurso que sirve para aplacar las iras de un juez; no es más que la sonrisa que la criatura ofrenda a su Padre, para que el Padre, todo amor, se regocije... Esto, es verdad, lo habían dicho los místicos. Pero confesemos ue no lo habían expresado en un lenguaje tan desprovisto de retórica amatoria, en un relato tan simple y tan convincente, que nos deja estupefactos, realmente iluminados, A pesar de f sta admiración, ¿me atreveré a confesar todo el peligro que dcscu i a 3 r íé