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02/06/1921
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Periódico ABC MADRID 02-06-1921, portada

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TAADRID D A 2 D E l U N l O D E 1921 NUMERO SUELTO 0 CENTS. f DIARIO ILUSTRADO. AÑODECIMOSEPTIMO, N. 5 742 íá a 10 C E N T S F U N D A D O E N E L A Ñ O 1905 P Ü R D. T O R C U A T O L U G A D E T E N A EN LA CASA DE A B C Y BLANCO Y NEGRO S. M. LA REINA (l) RECIBIDA TOR LAS SEÑORAS MARQUESA DE U N Z A DEL VALLE (2) Y LUCA DE TENA (3) INAUGURAR LA EXPOSICIÓN DE ABANICOS. (F O T O L A R R E G L A) A s u LLEGADA PARA CONTRASTES V jy T í f Tr r A i XTTTo J KíiJNUVACJ ONES DE MADRID La plaza de la Villa de Madrid están restaurándo a de tal modo, y con tanta fortuna, que hoy llega a ser una de las bellas cosas de que podemos sentirnos contentos. E 3 na plaza que antes, probablemente en la segunda mitad del siglo pasado (la época del progresismo sería considerada como fea, vulgar, pueblerina y reaccionaria. Fué entonces sin duda cuando más furiosamente la desnaturalizaron y la cubrieron de cal y cascote. Ahora, que el respeto y afición por las nobles antigüedades han penetrado hasta en las almas cuadriculadas de los IConcejos, la plaza de la villa se viste con sus mejores ga as del plateresco y del barroco. Forma un rincón gracioso, rico de estilo, y q u e de añadidura tiene la ventaja d: estar bien cuidado y concurri lo. A poco que omitaimos ciertos detalles, y mirando desde un oportuno, la plaza nos retrae al fondo situación de las estat as públicas, aquí, como en todas partes, obedeciera a una mediana lógica, la estatua de Quevcdo no estaría colocada en- Dios sabe qué andurriales, sino precisamente en esta plaza de la Villa. Pero si rápidamente nos dirigimos desde la plaza de la Villa a la Avenida del Conde de Peñalver, el contraste entre esos dos trozos de la población nos parecerá tan profundo como dislocado. Habremos dado un salto de sig os. Nos encontraremos en un ambiente que nada tiene de común con el anterior. A la preocupación del e. stilo y de las calidades ha sucedido precisamente una despreocupación por todas las disciplinas estéticas. Estamos en pleno tiempo moderno. Cada cual construye con arreglo a las formas que le placen. Es el triunfo de lo caótico, a base de lo colosal y tcatraÜsta. ¡Viva la modcrn dad! ¡Ilurra por les rastacueros! En una palabra: ¡están levantándose hasta rascacielos! La Gran Vía reproduce, pues, esa especie de ciudad que no es de nadie, que está en todos los países de parecido clima; es la avenida lujosa, aparatosa, nueva rica que encontramos en Milán, en Marsella, en Barcelona, en San Paulo y en Buenos Aires. Mediante ella, es como si Madrid se refrescase, todo esponjado y alegre, todo vestido de nuevo y a la moda. Cuando salimos de la estación del Metropolitano y nos vemos en la populosa encrucijada de la Red de San Luis, se nos figura que nos han escamoteado la ciudad. Ligentes edificios ocupan el espacio que ayer era nido de cálejue as y tenderuchos; barriadas enteras desap; ireccn para dejar sitio a enormes y lujosas construcciones; y hacia abajo, buscando el enlace con la calh de Alcaílá. desciende la avenida toda bordeada de brillantes comercios. ¿No será acaso el momento en que Madrid pega un estirón ya que los pueblos se parecen en algún sentido a los chicos? Las grandes urbes históricas no crecen paulatinamente, sino por impulsos, por saltos; en tie, mpos de Felipe l í dejó de ser

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