Periódico ABC MADRID 17-05-1921, portada

MADRID DÍA 17 DE MAYO D E 1921 NUMERO SUELTO 10 CENTS, tf? g DIARIO ILUSTRADO. AÑODECIMQ SÉPTIMO. N 5 7 2 8) S e 0 CENTS FUNDADO EN EL AÑO 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA TOLEDO. EN LA F Í N C A L A ALBERQUILLA DE LA FIESTA DE LA AGRICULTURA. (F O T O L A R R E G L A) E L M I N I S T R O D E FOMENTO, S R LA aERVA (x) PRONUNCIANDO UN DISCURSO EN EL BANQUETE CON QUE FUE OBSEQUIADO CON MOTIVO UNA GRAN FIGURA NACIONAL DOÑA EMILIA He querido dejar que pasaran unos días antes de coger la pluma para honrar a la insigne muerta que hoy lloran cuantos aman las letras patrias. Era preciso un poco de calma, un poco de serenidad, a fin de que el pensamiento no se paralizase ni temblara demasiado la mano al reflejar mi impresión dolorosa en las cuartillas. Doña Emilia ha muerto... La noticia me ha producido un sentimiento de estupor, de incredulidad y de indignación que aún no he logrado vencer. Era tal la actividad intelec tual de la gran escritora, era tan ágil su pensamiento y tan fluida su palabra; tenía yo tanta admiración por su talento y tanto- afecto a su persona, que me había acostum brado a la idea de que su opinión prestí g- osa y su consejo benévolo, nunca habrían ú: faltarme en toda mi vida literaria. Y ahora, de pronto, me parece como si, una gran luz que desde mis comienzos orientó mis pasos por la senda de las letras se hubiera apagado, dejándome la melancolía del recuerdo y la honda tristeza de una des- y belleza de la forma con que trazó su pluma los magistrales retratos literarios de gracia irreparable. Porque para mí, doña Campoamor, de Valera, de Alarcón, del pa Emilia no era sólo una figura representatidre Coloma; el magnífico libro sobre los va de toda una época literaria que había Poetas épicos cristianos o los volúmenes popularizado el, doña como ayer Galdós admirables consagrados a la literatura franeJ don Benito y hoy el insigne Palacio cesa para refutar esa inexactitud. Ya diserValdés el don Armando Tenía yo adetara en la cátedra, ya ejerciese de critico más motivos sobrados de gratitud y afee erudito, en artículos o ensayos, la Pardo to personal. Doña Emilia me había alenBazán no podia dejar de ser la artista a tado en mis primeros balbuceos literarios cuya paleta deslumbrante se deben los inhabía prologado mi primer libro, amparanolvidables paisajes de Los pasos de Ulloa do mis errores o defectos con el prestigio de su firma, y en toda ocasión propicia salió. y de La quimera, cuyo protagonista conocí y evoco ahora entre los recuerdos de mi a la palestra, no sólo a defenderme, sino a infancia. Mas no se vaya a creer que en elogiar mi labor literaria, aun cuando a veella la mujer era todo lo contrario de la ces distaba mucho de compartir mis juiautora. Doña Emilia, en la intimidad más cios y opiniones. Era dnña Emilia mujer, no aún que en el gran mundo, podía rivalizar só o de enciclopédica cultura, sino de vasto con los más brillantes conversadores que entendimiento y de gran sensibilidad. Conhayan pasado por esta villa y corte Y es viene decirlo y rep? tirlo para desmentir eSa que de todo sabía, porque todo le intcre falsa leyenda que no pudiendo negar los saba; las letras, las ciencias, la música, la indiscutibles méritos de la obra, se empepolítica, la histoTÍa, el arte, la sociedad y... ñaba en presentar a su i ustre autora como hasta la cocina, a la cual dedicó un Mbro. una literata redicha, dogmática v pedante Esta- curiosidad infatigable, este constante Y nada más contrario a la ver nd Fué la estudió de la vicia y de los lib -os fué no Pardo Bazán demas ado artista para caer sólo el manantial inagotable que vertía a en 1 dogmatismo o en la pedantería y basdiarif féíí; ias cuartillas, sino el secreto de taría recordar aquí la amplitud de criterio