ABC MADRID 19-04-2004 página 16

16 Nacional CRISIS EN EL PP VALENCIANO LOS PROTAGONISTAS LUNES 19 4 2004 ABC Eduardo Zaplana Nunca acabó de marcharse Cuando fue llamado al Gobierno por José María Aznar en julio de 2002, diseñó una sucesión a su medida. Designó a Francisco Camps como candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, pero no abandonó la máxima responsabilidad en el partido. Las desavenencias entre ambos líderes llegaron la semana pasada a su punto más caliente, cuando Zaplana, que presentó su renuncia a la presidencia regional, auspició una candidatura alternativa que arrinconara a Camps. Los últimos días han oscurecido una brillante labor de nueve años trabajando por la región. Francisco Camps Un presidente que quiere presidir Em mayo de 2003 batió a Zaplana y se convirtió en el líder del PP más votado de la historia. Sin embargo, ha visto limitada su capacidad de gobierno por la sombra de Zaplana y los fieles del ex ministro, que siempre le han reprochado cualquier gesto, por insignificante que fuera, que desacreditara la gestión anterior Respetó la jerarquía de Zaplana y aguardó su turno con paciencia y sin enredar lo más mínimo. Ahora, con la renuncia de Zaplana, apela al sentido común de sus compañeros de partido y cuenta con el respaldo de la dirección nacional. Rita Barberá Rompió su silencio La alcaldesa de Valencia pudo haber sido en su momento una más que digna sucesora de Zaplana al frente del PP valenciano. Sin embargo, éste decidió designar a Camps y Barberá, como ella misma recordó esta semana, acató la decisión y apoyó, al igual que hace ahora, de forma incondicional al presidente de la Generalitat. La alcaldesa de Valencia había guardado siempre un prudente silencio sobre la división interna de su partido, pero los acontecimientos excepcionales de la pasada semana hicieron que públicamente pidiera a Zaplana que cortara la crisis. José Joaquín Ripoll El candidato interpuesto Amigo personal del portavoz del PP en el Congreso, actualmente preside con éxito la Diputación de Alicante y fue, de la mano de Zaplana, vicepresidente del Gobierno valenciano. Ha reconocido públicamente que cuenta con todos los avales para optar a la presidencia regional, pero no ha dicho si se presentará o no a una hipotética votación. Tampoco, al igual que los fieles a Zaplana, valora públicamente a Camps y apela a la soberanía de la Junta Directiva Regional para elegir quién debe ser el sucesor de Zaplana en la presidencia del partido. El aval de Génova a Camps como presidente del PP valenciano no frena la crisis Los fieles a Zaplana siguen dando batalla hasta la próxima Junta Directiva, aún sin fecha será designado presidente tras la adhesión de Valencia y Castellón y que convocará para otoño un congreso que resultará decisivo A. CAPARRÓS VALENCIA. La Comunidad Valenciana es desde 1995 uno de los más firmes bastiones del PP. El varapalo del 14- M no tuvo traslación a la región, donde el PP fue de nuevo la formación más respaldada. Sin embargo, el fortín popular se ha convertido en los últimos días en una casa de locos a cuenta de la sucesión de Eduardo Zaplana como presidente del partido. El portavoz del PP en el Congreso formalizó su renuncia el pasado martes por la tarde. Un comunicado remitido desde el Ministerio de Trabajo daba cuenta de su intención de abandonar la nave que pilota desde 1993. Cumplía así los designios de Mariano Rajoy, quien ya advirtió en la última Ejecutiva Nacional de que no podía compatibilizar la portavocía con la presidencia del PP- CV. b Todo apunta a que Camps pacios más allá del ámbito local. El comunicado fijaba para el 20 de abril la celebración de la Junta Directiva Regional (posteriormente retrasada) en la que se realizará formalmente el relevo en la presidencia En ningún momento el texto aludía a Francisco Camps, presidente de la Generalitat con el mayor respaldo electoral de la historia, secretario general del partido y heredero natural. Este hecho empezó a abrigar las primeras sospechas de que algo gordo se estaba fraguando. No en vano, todos los presidentes autonómicos del PP son también presidentes regionales del partido: el poder ejecutivo y el orgánico en las mismas manos, según la filosofía aznariana. Acebes y Rajoy tienen la decisión para cerrar la crisis ciación, dio un paso más y llegó a proponer a Ripoll (nunca públicamente) para presidir el partido y marginar a Camps. Para ello, sus seguidores recogieron avales entre alcaldes, concejales, diputados provinciales y autonómicos para, junto a la votación de la Junta Directiva Regional- -copada por zaplanistas- -realizar una exhibición de fuerza sin precedentes ante Camps. CHEMA BARROSO yo crecía a medida que flaqueaba el de Zaplana. Así, las provincias de Castellón y Valencia mostraron su apoyo incondicional y, en Alicante, feudo natural de Zaplana, el respaldo al ex ministro fue perdiendo adeptos. Presidente sin poderes Efectivamente, la oferta a Camps pasaba por un pacto leonino que le dejaba en una situación de presidente honorífico. Aparecía por primera vez el nombre de José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación de Alicante. Ripoll pasaría a ocupar el cargo de secretario general con amplios poderes y dejaría a Camps en una presidencia vacía de poder: Zaplana, a través de una persona interpuesta, seguiría dominando el partido desde Madrid. Camps se negó a aceptar esa fórmula y estallaba la guerra de sucesión. Se destapó así con crudeza la solapada división interna que, por un motivo u otro, siempre acababa soterrada. Zaplana, lejos de aflojar en la nego- Génova entra por fin en escena Concluida la investidura, Ángel Acebes llamó a los alcaldes de las tres capitales, los presidentes de las Diputaciones y los presidentes provinciales del partido. En Génova quedó claro que el apoyo de la cúpula del PP es para el presidente de la Generalitat. Pero lejos de siginificar este respaldo el cese de las hostilidades, Zaplana aprovechó el sábado un partido de balonmano en Altea para rodearse de sus fieles y negar la orden de la dirección nacional. Ahora, a la espera de la convocatoria definitiva de la Junta Directiva, todo apunta a que Camps será designado presidente, que convocará el congreso para otoño y que, en ese foro, los zaplanistas harán una nueva intentona. Asunto difícil, ya que Camps cuenta con el apoyo mayoritario de las bases, que son las que designan a los delegados. Zaplana tiene sólo a parte de Alicante, pero cuenta a su favor con el respaldo de altos cargos que él nombró, sus coroneles que tienen gran capacidad de presión en el partido e influencia mediática. Forzar la caída del Gobierno Camps barajó la posibilidad de dimitir en el caso de que la Junta le desautorizara. En esos momentos, el entorno de Zaplana manajeba ya la opción de aupar a uno de los suyos, Serafín Castellano o Alicia de Miguel, a la presidencia de la Generalitat (objetivo último y sólo reconocido en los off the record) lo que habría desencadenado una crisis sin precedentes. Cuando Zaplana se veía más fuerte, se desencadenó una reacción espontánea e inédita de apoyo a Camps, encabezada por Rita Barberá y decenas de alcaldes y diputados. Este gesto dio paso a que numerosos cargos públicos denunciaran amenazas y coacciones del sector zaplanista. Ante esta situación, Zaplana guardaba silencio, pese a que Barberá le pidió que cortara la crisis de raíz, y Camps apelara al sentido común de sus compañeros. Camps comprobó que su apo- Todo calculado El sorpresivo anuncio de Zaplana escondía una estrategia calculada en la que se habían cuidado todos los detalles. En primer lugar, la fecha: apenas a dos días del debate de investidura. De esa forma, el PP nacional no podía desviar su atención hacia una cuestión regional, pendiente como estaba de preparar la puesta de largo de Rajoy como jefe de la oposición. El propio secretario general adjunto, Ángel Acebes, muy molesto, se enteró por teletipo Y con la prensa nacional volcada en el arranque de la legislatura se evitaba que el asunto ocupara grandes es- Valencia y Castellón se han decantado abiertamente por Camps, así como parte de Alicante