ABC MADRID 12-03-2004 página 12
- EdiciónABC, MADRID
- Página12
- Fecha de publicación12/03/2004
- ID0004874471
Ver también:


12 Nacional MATANZA TERRORISTA EN MADRID VIERNES 12 3 2004 ABC ABC VIERNES 12 3 2004 Nacional 12 MATANZA TERRORISTA EN MADRID Un agente cubre un cadáver en plena vía del tren REUTERS Los servicios sanitarios evacúan a uno de los heridos más graves en la estación de Atocha J. GARCÍA Vista aérea de uno de los trenes destrozados por ETA ENFOQUE Varios vagones de uno de los trenes en los que explotaron bombas quedaron destruidos J. GARCIA La propia calle sirvió como camilla provisional para los heridos más leves nutos que decenas y decenas de ciudadanos yacían carbonizados o malheridos en el interior de los vagones o junto a las vías de los trenes de Cercanías, o en la estación de Atocha, o en el Pozo, o en Santa Eugenia. Los heridos más leves fueron atendidos en plena calle porque el hospital de campaña instalado cerca de Atocha no daba abasto. Las decenas de mantas térmicas utilizadas para cubrir cuerpos sin vida que los servicios de urgencias extendieron por el suelo en los dantescos escenarios hicieron presagiar a los madrileños que no era un mal sueño, sino una reedición de los momentos más espeluznantes y tristes del 11 de septiembre en Nueva York o Washington. Es una declaración de guerra a la democracia española. Lo ocurrido es mucho más que una conmovedora tragedia para cientos de familias madrileñas; es el más atentado salvaje, más inhumano, más incomprensible, contra la democracia Este y no otro era el unánime sentimiento de repulsa en el que coincidieron, sin fisuras y sin distinción de siglas y colores, todos los políticos, que poco a poco se asomaron a las distintas emisoras de radio y televisión. Se afanaban en pedir calma, mesura y prudencia, pero eran conscientes de que el daño causado es mucho. Es escalofriante. Soy una estudiante que iba en tren a clase, como todos los días. No tengo nada que puedan querer los terroristas. No tenemos nada. ¿Por qué hacen esto? Sólo estudiamos, trabajamos, vivimos... y nos quieren matar a sangre fría, sin avisar. ¿por qué hacen esto? Es imposible comprenderlo. Nadie, ni sus propias madres podrán entender y justificar este apocalipsis. Es matar por matar, y para matar nunca hay motivo, pero esto... esto es demasiado. Es asqueroso. Es inconcebible, de verdad faltan los adjetivos Es el testimonio de una joven viajera de uno de los trenes que afortunadamente sólo sufrió heridas leves y que trataba, sin éxito, de ocultar sus nervios bajo una reflexión sensata. Pero le delataba el temblor de su voz, de sus manos y de su corazón. Uno de los cientos de testimonios unánimes que se produjeron en el mismo escenario del drama, bajo una tímida niebla y el olor a plástico quemado y a JAIME GARCÍA Fue una dramática mañana de llanto y desesperación IGNACIO GIL Madrid se vio sumida desde primera hora de la mañana en el drama más estremecedor de su historia reciente. La conmoción fue tal que miles de madrileños vivieron en su propia carne el escalofriante recuerdo del 11- S en Nueva York o Washington Escalofrío de 11- S en pleno Madrid TEXTO: MANUEL MARÍN REPORTAJE GRÁFICO: JAIME GARCÍA e IGNACIO GIL muerte, entre el incesante gemir de sirenas cuyo sonido veloz tan pronto se oía como se difuminaba en su trasiego por las calles colapsadas de la capital. Algunas líneas de Metro quedaron paralizadas; también los trenes de Cercanías de la Comunidad y los AVE que salen de Atocha, ante la sospecha de que los asesinos no hubieran obtenido un botín. macabro botín, suficiente. Los hospitales quisieron racionar las miles de unidades de sangre recibidas porque en los próximos días serán sin duda necesarias. Fue una mañana de escalofrío en Madrid. Mañana de caos, de drama, de lágrimas y estremecimiento. Mañana de 11 de marzo en Madrid, día de luto en España. MADRID. Un sentimiento trágico recorrió desde primera hora de la mañana cada rincón, cada esquina de Madrid al conocerse cerca de las ocho que un atentado terrorista, el más salvaje e inhumano cometido en la historia de España, acabó con la vida de casi 200 personas y puso cara a cara con la muerte a varios miles de vecinos que, como cada día, se disponían a acudir a sus lugares de trabajo, de estudios o a cualquier otra ocupación cotidiana. El persistente aleteo de helicópteros, el ir y venir continuo de furgones policiales, de ambulancias y de bomberos, y el estruendoso y dramático sonido de sirenas por las calles del centro y por las proximidades de la estación de Atocha, despertaron a miles de madrileños que pronto comprendieron que no era una mañana como otra cualquiera. De hecho, fue una mañana, de angustia, jamás vivida, empapada en sangre y lágrimas y envuelta en solidaridad de miles de vecinos que trataban de acercar a las distintas zonas de los atentados mantas, almohadas, agua, material médico... lo que fuera, lo que estuviera en su mano, para ayudar a unos servicios sanitarios y de emergencias, que en medio del pánico, el pavor y el caos, hacían lo posible y lo imposible por rescatar heridos- -con gravísimas quemaduras y amputacio- nes- -para trasladarlos con extrema urgencia a los hospitales madrileños. Prácticamente cada minuto de reloj se convertía en la angustiosa confirmación de que las cifras de cadáveres crecían como nunca lo habían hecho. El ocurrido ayer, 11 de marzo, fue un asesinato masivo. Dichoso 11 de marzo. Estupor, miedo a nuevas posibles bombas en cualquier lugar de Madrid, pánico, falsas alarmas, mochilas- bomba en manos de los Tedax para intentar realizar explosiones controladas que impidiesen efectos más dañinos... si es que cabían. Las ambulancias llegaban por segundos a las puertas de urgencias de los distintos hospitales, que también acogieron a miles de madrileños dispuestos a donar sangre para tratar de aliviar, en lo posible, la magnitud de la tragedia. El colapso en las líneas telefónicas de móviles contribuyó a realzar el alcance del caos vivido mientras los heridos más leves, más afortunados, trataban entre lágrimas, sentados en plena calle y sangrando, de tranquilizar a sus familiares. Sólo tengo un poco de sangre, nada más, tranquila mamá. Pero lo que he visto ahí dentro, mamá, no tiene nombre, te juro que no lo tiene. Cuando pueda te llamo y voy a casa. No llores Todas las emisoras de radio y las cadenas de televisión confirmaron en mi- Esperpéntica imagen de los demoledores efectos del explosivo en un tren J. G.


Periódico30/11/2025

Periódico29/11/2025

Periódico28/11/2025