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La tragedia del oso panda ‘Chu-Lin’, el ídolo de los niños madrileños

Muerto Chang-Chang, su padre adoptivo, un año antes, y su madre en 1983, ‘Chu-Lin’ era el último representante de los osos panda gigantes en Madrid

El oso panda Chu Lin en el Zoo de Madrid+ info
El oso panda Chu Lin en el Zoo de Madrid
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Dos reyes de un país de castillos y caballeros viajaron a un lugar muy muy lejano, en Oriente, y de regalo recibieron dos osos panda, que se trajeron al Zoo de Madrid para que asombraran a los niños españoles. La historia parece un cuento infantil, pero así ocurrió letra a letra. ABC informaba el 27 de diciembre de 1978 que, al regreso de un viaje de Don Juan Carlos y Doña Sofía a China, se celebró en Madrid un acto oficial para dar la bienvenida a la ciudad a dos osos panda, obsequio del Gobierno de Pekín como «símbolo de la unión entre los pueblos de China y España», según palabras del director del Zoo de Pekín, que venían a vivir a España.

Desde el primer día, la pareja de animales se convirtió en la estrella del parque.

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Solo cuatro años después, uno de los osos, la hembra ‘Shao-Shao’, protagonizó una noticia de alcance mundial al dar a luz a unos mellizos panda en cautividad. «El suceso ha causado gran sensación en todo el mundo, tanto por la dificultad que supone la reproducción de esta especie en cautividad como por el hecho insólito del parto gemelar», dejó escrito el cronista en la edición del 5 de septiembre de 1982. Del millar de osos panda que existía entonces en el mundo, menos de once vivían fuera de China y solo en este país y en México había sido posible la reproducción en cautividad. España se unió al selecto grupo con un parto doble.

Eran los primeros pandas gigantes que veían en la historia la luz en Europa y cada detalle de la noticia alcanzó resonancia mundial.

Un héroe infantil

El embarazo de la madre fue posible gracias a una inseminación artificial con la ‘colaboración’ de un panda macho del zoológico de Londres, dado que resultaron infructuosos todos los intentos de que el panda ‘Chang-Chang’ se apareara de forma natural con su compañera española. Se construyó con este propósito un ‘apartamento’ de 800 metros cuadrados, con cocina especial, refrigeración, ducha y frigorífico para conservar los botes de caña de bambú con los que se alimentan, pero no hubo chispa entre los animales.

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De las dos crías nacidas de ‘Shao-Shao’, una de ellas fue rechazada por la osa y alimentada en una incubadora, mientras que la otra parecía que iba a correr la misma suerte hasta que la madre finalmente la aceptó. «Creíamos que se la tragaba. ‘Shao-Shao’, poco después del parto, se introdujo en la boca a la cría y cerró sus fauces. Después la extrajo, la cogió con su zarpa y la apretó maternalmente entre su pecho», recogió ABC en palabras de Liliana Monsalve, una de las veterinarias que la asistió en el parto.

La cría rechazada falleció al poco tiempo, pero la otra comenzó a ganar peso y, al poco tiempo, los responsables del Zoo hicieron una encuesta pública, destinada principalmente a los niños madrileños, para encontrarle un nombre adecuado al animal. Fue la propuesta de Tatiana Fisac, experta en filología china, la que tuvo mayor aceptación: ‘Chu-Lin’ («Tesoro entre bambúes»). Durante catorce años el joven panda hizo las delicias de los más pequeños y cada cumpleaños era todo un acontecimiento en el zoo.

No obstante, el idilio de Madrid con su oso panda terminó más pronto de lo esperado. El 30 de abril de 1996 falleció por sorpresa a causa de un colapso físico. ABC tituló con tristeza su reportaje ‘Murió el ídolo de los niños’ y en páginas interiores, detalló: ‘Un colapso acabó ayer con la vida de Chu-Lin y dejó huérfanos a miles de niños’.

La muerte del oso

El animal, que estaba en plena juventud, amaneció unos días antes con dificultades en la micción y dolor abdominal. Tras un examen veterinario exhaustivo, se le diagnosticó una prostatitis, y se procedió al vaciado de la vejiga de la orina mediante cateterización de la uretra y a someterlo a un tratamiento de urgencia mientras se analizaban las muestras obtenidas. Ninguno de estos tratamientos, ni la llegada de un especialista internacional, lograron impedir el fatal desenlace. ABC informó de que «hicieron lo humanamente posible pero en quince minutos un colapso acabó con su vida. La sorpresa y la desolación fueron mayúsculas».

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Lo primero que se hizo fue avisar a la Casa Real, concretamente a la Secretaría de Su Majestad, pues la Reina Sofía siempre adoró a un animal carismático que, además de un símbolo, era un gran activo económico. ‘Chu-Lin’ figuraba en el libro Guinness por ser el animal más caro del mundo, con un precio estimado superior al millón de libras.

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Muerto 'Chang-Chang', su padre adoptivo, un año antes, y su madre en 1983, ‘Chu-Lin’ era el último representante de los osos panda gigantes en Madrid. El Zoo trabajaba desde hacía tiempo en lograr que la República Popular China cediera una hembra para que le hiciera compañía, pero la cesión de pandas gigantes a otros parques zoológicos se había endurecido en esas fechas hasta tal extremo que la empresa parecía materialmente imposible. Fue necesaria la mediación de los Reyes con las autoridades chinas en un viaje realizado en marzo de 1995 para que se materializara la posibilidad real de que ‘Chu-Lin’ recibiera su ansiada compañera. La muerte frustró esta posibilidad.

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A raíz del fallecimiento, se dio cuenta de la intención del zoo de disecar y exponer el cuerpo de ‘Chu-Lin’ en un lugar destacado del parque. Entre los posibles emplazamientos para el oso se barajó la entrada del Zoo, en una urna de gran tamaño a la vista de todos los visitantes, pero al final parece que la idea fue descartada. En vez del cuerpo se colocó una escultura de cobre, sufragada en parte por aportaciones populares, a modo de recuerdo.

No fue hasta 2016 cuando el cuerpo disecado de ‘Chu-Lin’ fue expuesto, en la sección Biodiversidad del Museo Nacional de Ciencias Naturales, junto a los restos de su madre Shao-Shao, también embalsamada.

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