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El sueño frustrado de Soler: el joven que encontró oro en Almería y murió arruinado en la posguerra

La primera vez que se encontró el preciado metal en las minas de Rodalquilar fue en 1883, que este joven ingeniero gallego se empeñó en explotar, a pesar de la críticas iniciales de sus compañeros, que menospreciaban sus descubrimientos

Las minas de Rodalquilar, abandonadas, en la actualidad
Las minas de Rodalquilar, abandonadas, en la actualidad - ABC
Israel Viana
MadridActualizado:

En febrero de 1960, seis años antes de que Franco pusiera el punto y final al sueño de Rodalquilar, Antonio Díaz-Cañabate visitaba los paisajes marcianos en los que se encontraban las famosas minas de oro: «Caminamos por campos desolados. Muy espaciadamente nos encontramos con casas aisladas de aspecto moruno. Cuatro paredes blancas. Una puerta. Una ventana pequeña, como temerosa de alumbrar el interior de las cuatro paredes. Chumberas. Pitas. Gallinas. Un perro famélico que apenas tiene fuerzas para ladrar. No divisamos ni un solo ser humano en kilómetros y kilómetros. Ni una mata de hierba. Horizonte quebrado. ¿Dónde estamos? ¿Por dónde vamos? ¿Por África? ¿Por Europa?».

El célebre periodista de ABC todavía no había llegado, pero poco más allá trabajaban las «monstruosas» máquinas extrayendo el preciado mineral del que habían vivido más de 300 familias españolas durante muchas décadas, y con las que ganaron muchos millones de pesetas unas cuantas multinacionales británicas, además del régimen franquista durante los duros años de la posguerra, pero verdadero impulsor, Juan López Soler.

Díaz-Cañabate sigue describiendo el terreno como si allí no ocurriera nada, hasta que su acompañante le pone en situación: «El paisaje es duro, fuerte y tierno al mismo tiempo, con la ternura de todo lo primitivo. Se diría que andamos por parajes desconocidos, no pisados por nadie desde la creación del mundo. No vuelan aves en el aire. No hay rastro de vida en la tierra, que es eso, tierra, sólo tierra.

—¡Ahí está el oro!—dijo uno de mis acompañantes.

—¿Dónde?

—Ahí, en ese cerro, que se llama el cerro del Cinto.

—¿Y está muy profundo?

—No. Está al aire libre. Todo eso que se ve es oro».

Página de Antonio Díaz-Cañabate, en 1960+ info
Página de Antonio Díaz-Cañabate, en 1960 - ARCHIVO ABC

Los primeros indicios

La sorpresa del periodista de ABC debió de ser la misma que se llevaron en siglos anteriores, cuando se empezó a pensar la forma de extraerlo. A día de hoy no hay pruebas determinantes sobre actividades mineras en Rodalquilar durante la Antigüedad, salvo alguna necrópolis con sepulturas saqueadas en el Cerro del Cinto, el mismo visitado por el reportero de ABC. En la Edad Moderna se emitieron diferentes Cédulas Reales para la exploración de oro en el área, pero no se conocen descubrimientos. En 1805, el científico español Simón de Rojas visitó Rodalquilar y anotó: «Tal vez hallaban oro muy diseminado aquí que sacarían por loción, pero no hemos podido hallar el menor apoyo de esta sospecha».

En 1864 ya se barajaba la posible existencia de oro en Rodalquilar, concretamente en la mina de Las Niñas, cuyo descubrimiento fue finalmente anunciado, en 1883, por la Estadística Minera y Metalúrgica de España, pero las compañías españolas que llegaron siguieron más interesadas en el plomo. Para estas, la aparición del preciado metal fue accidental y poco importante. Fue en 1897 cuando se crea la entidad minera Las Niñas con el fin de explotar dicha mina, la más antigua de la zona. Los beneficios fueron suficientes como para intentarlo con las de Virgen del Carmen, Madre Mía y Ronda y el Resto, pero no tuvo suerte y paralizó su actividad.

La riqueza del yacimiento de Rodalquilar estuvo siempre en entredicho, por lo menos hasta que el empeño de Juan López Soler cambió esa situación de aparente ruina. En realidad, este ingeniero de la Escuela de Capataces de Minas de Almería trabajó primero en Vera siendo apenas un niño y, cuando su tío se hizo cargo del arrendamiento de Las Niñas en 1897, impulsó de nuevo la búsqueda de oro. Sus primeras actividades están registradas en 1903, cuando tenía 26 años. En 1908 fijó su residencia allí y en 1912 ya se había hecho con la dirección de varias de las minas de la zona y localizado unos cuantos filones que empezó a explotar.

Oro a simple vista

En sus notas de campo de aquella época aseguraba: «Merece especial mención consignar que, en muchos de los crestones y afloramientos de estos criaderos de Rodalquilar, si se observan directamente sus cuarzos, es fácil contemplar a la simple vista, y más extensivamente con el auxilio de lentes, el oro libre en sus diferentes formas de presentación, desde las diminutas partículas, cuan tenues escamas, hasta los finos granos y espléndidas concreciones o masas más o menos aisladas». Lo que no sabemos es si él fue el único que vio a simple vista el oro o hubo alguien más que lo hizo con anterioridad.

López Soler fue criticado por muchos compañeros de profesión, que negaban la importancia del oro descubierto en Rodalquilar

López Soler fue criticado por muchos compañeros de profesión, que negaban la importancia del oro descubierto en Rodalquilar y aseguraban que sobrevaloraba sus hallazgos, pero él se mostró inasequible al desánimo. En marzo de 1924, una comisión visitó la zona y emitió un informe favorable que llegó a oídos del dictador Primo de Rivera. Fue la primera vez que el Gobierno fijó sus ojos en esta área minera, pero tampoco lo consideró tan importante como para impulsar su explotación.

En diciembre de 1927, sin embargo, llegó a la mina de María Josefa una nueva comisión de técnicos, promovida esta vez por el Banco de Crédito Industrial y el Banco de Vizcaya, con un reputado ingeniero alemán: Leopoldo Kessler. Estuvieron en Rodalquilar hasta abril del año siguiente, recogiendo muestras sobre el terreno. Aquel informe despertó, por fin, el interés por el oro de compañías nacionales e internacionales. Eso llevó al experto germano a crear la empresa Minas de Rodalquilar S.A., controlada por capital británico y la Dorr Company Limited, que consiguió llegar a un acuerdo para extraer el mineral en unas dieciséis minas.

Artículo sobre el poblado de Rodalquilar, publicado en 2003+ info
Artículo sobre el poblado de Rodalquilar, publicado en 2003 - ABC

12.500 pesetas al mes

Por esta operación, Juan López Soler recibió 200.000 pesetas y el compromiso de recibir 12.500 pesetas al mes por parte de la nueva compañía. Esta, por su parte, construyó una instalación metalúrgica para la obtención de oro mediante el método de cianuración, alrededor de cuya planta nació el pueblo de Rodalquilar en su ubicación actual, con la construcción de las casas para alojar a la gerencia y a los técnicos ingleses. Antes solo existía el ‘Estanquillo’ (una pequeña manzana de casas) y alguna otra construcción en sus alrededores, pero con la obtención de los primeros lingotes en 1931, el nuevo municipio creció hasta albergar a más de mil familias de los mineros en solo dos años.

Durante la Segunda República, la cantidad de oro obtenido fue en aumento hasta cuadruplicarse en el trienio 1933-1935

Durante la Segunda República, la cantidad de oro obtenido fue en aumento hasta cuadruplicarse en el trienio 1933-1935, con 240 kilos al año, según los datos dados por Andrés Sánchez Picón en su artículo ‘La quimera del oro. Visionarios locales, negocio privado e inversión pública en unas minas del sureste de España (Rodalquilar, 1883-1966)’. Sin embargo, el 18 de julio de 1936 estalló la Guerra Civil, los trabajadores británicos huyeron de España y compañía Minas de Rodalquilar S.A. dejaron de pagar el canon mensual acordado con López Soler.

La provincia de Almería se mantuvo en el bando republicano desde el inicio hasta el final de la guerra. El sindicato mayoritario en la provincia era UGT, que se hizo cargo de numerosas empresas incautadas, como fue el caso de Minas de Rodalquilar S.A. El Gobierno de la República dictó diferentes órdenes de apoyo a los sindicalistas del municipio con el objetivo de que no cesaran la producción de oro, dando todo el poder a los sindicalistas, pero fracasaron en su intento. López Soler llegó a denunciar que estos se hicieron con unos 54 kilos de oro que nunca llegaron a pagar y que la compañía británica, mientras a él no le pagaba lo acordado, estuvo enviando por el puerto de Almería regularmente toneladas del mineral hacia Londres.

La posguerra

Poco después de ganar la guerra, el nuevo Gobierno franquista decidió incautar las diferentes minas de Rodalquilar y la planta Dorr, iniciándose un periodo de monopolio a través de la empresa pública Adaro en el que «los anglosajones no dejaron de estar presentes, aunque de una manera indirecta», apunta Francisco Hernández Ortiz en otro artículo titulado ‘Los ingleses y el oro de Rodalquilar en el siglo XX’ (2021). La dictadura se justificó, en plena autarquía, por la aparente incapacidad de los propietarios para ponerlas en producción.

López Soler pidió auxilio para pagar las nóminas de los mineros de Rodalquilar tras la Guerra Civil

Primero lo hizo mediante una orden provisional del Ministerio de Industria y Comercio, con fecha del 11 de noviembre de 1940. Poco después, el Estado la transformó en una orden definitiva mediante un decreto del 1 de agosto de 1941 Tal y como cuenta el mismo autor en el artículo ‘Juan López Soler y la minería de oro en Rodalquilar’ (2014), la situación para aquel joven minero gallego que llegó a Almería con su especia de ‘sueño americano’ no cambió mucho.

Las consecuencias de una larga vida de trabajo le dejaron postrado en la cama pocos meses después de leerse el último parte de guerra. Las consecuencias del conflicto, además, le pusieron en una delicada situación económica, ante la cual se ve obligado a pedir auxilio a un poderoso amigo que se hizo cargo de los impuestos que este no pudo afrontar y del pago de las nóminas de los empleados. Todo esto minó gravemente la salud de López Soler, que falleció en 1943, en el mismo Rodalquilar, sin poder disfrutar de los beneficios de su trabajo.

En 1960 Rodalquilar era ya el segundo núcleo de población de Níjar, integrado por 80 casas para obreros, seis escuelas, viviendas para los empresarios, iglesia, farmacia,escuela y hasta un club propio de fútbol. Además, entre 1948 y 1961 solo se registró un accidente mortal en una plantilla de 500 trabajadores que luchaban contra la silicosis y la alfabetización. Fue la época más próspera del municipio, pero en 1966 las minas dejaron de ser rentables y Franco ordenó su cierre.

Un puñado de trabajadores permaneció en el pueblo, con la labor expresa de realizar tareas de mantenimiento y vigilancia, tanto en la planta Denver, como en las cerca de un centenar de edificaciones e instalaciones con las que Adaro contaba en Rodalquilar. Esta empresa no perdió nunca la esperanza de reabrir las minas de Rodalquilar, pero entre 1960 y 1986 la población cayó de los 1.345 habitantes a los 79. En 1898 otra compañía británica lo intentó, pero la aventura no duró ni un año.

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