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Raffaella Carrà, hace dos décadas: «Mi intención no es morir en el escenario»

A finales de 2016, La Carrà, que participaba en la versión italiana del programa La Voz, anunció su retirada definitiva de la televisión

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Nunca necesitó presentación, porque siempre estaba presente. Raffaella Carrà, cantante, actriz, presentadora, animadora, monstruo del espectáculo, copó tantos espacios de televisión en España y en Italia, tantas horas de radio, tantas páginas de revistas, que nadie recordaba sus orígenes o cómo irrumpió en la vida de todos. «¿Que si es difícil alternar todas estas cosas? No mucho. En realidad son diversas manifestaciones de una misma necesidad», aseguró en una ocasión en TVE este fenómeno televisivo.

Hacia 1970, su carrera musical y cinematográfica ya era una realidad, pero Blanco y Negro intentó presentarla en sociedad, por si quedaba algún despistado que no conociera a la italiana: «Tiene 27 años y una carrera artística firme, pero no rutilente. Su nombre, Raffaella Carrà, se ha ido imponiendo sin estridencias sensacionalistas, pero con la seguridad de una labor continuada».

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Tras estudiar danza a un edad muy joven, la Carrà ingresó en el Centro experimental de cinematografía por consejo de una profesora que descubrió también a Gina Lollobrigida y a Sofía Loren. Estuvo en Hollywood hacia 1964, donde intervino en ‘El expreso de Von Ryan’ junto a Frank Sinatra, que quiso casarse con ella. «La experiencia americana fue triste. Trabajé con Frank Sinatra y en dos series más de televisión, pero la nostalgia me obligó a hacer las maletas y volver a casa», afirmaría años después en una entrevista con ABC.

Con motivo del éxito de su programa 'Hola, Raffaella', la periodista de ABC Carmen Aniorte tuvo ocasión de charlar en mayo de 1996 con esta «reina de la televisión» que «siempre quiso ser famosa y de niña, en la oscuridad de un viejo cine de barrio, seguía con devoción los diálogos entre Ginger Rogers y Fred Astaire, entre Mickey Rooney y Judy Garland». «Cuando un artista tiene inquietudes, nunca se siente satisfecho. Mi secreto está en ir más allá y mi límite está en las estrellas», confesó en este reportaje.

–¿Cómo se siente de nuevo en España?

–Muy feliz y sorprendida, porque me he encontrado con un país más abierto y más europeo, pero sin perder la simpatía innata de sus gentes.

–¿Televisión pública o privada?

–En la televisión privada el objetivo es que los programas tengan rentabilidad, sin embargo en la pública no hay que preocuparse de ello. Yo, por trabajar en TVE cobro muy poco, por eso no hago más por afecto que por motivos económicos. No me gusta trabajar por dinero.

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La Carrá se iba de España cada cierto tiempo, alternando entre su país de cuna y su país de adopción, pero siempre regresaba con algún proyecto televisivo que la volvía a encumbrar de cara a la Navidad o del verano, es decir, de cara a las fechas de diversión. La Carrá era el escape incluso en los momentos más oscuros, como aquel diciembre de 2004 donde regresó a TVE con motivo de un telemaratón solidario justo cuando España aún se lamía las terribles heridas del 11-M. Carmen Aniorte volvió a entrevistarla.

—Después de tanto tiempo de ausencia, ¿qué pesan más, los años o los recuerdos?

—El paso del tiempo es ley de vida. Los recuerdos nunca desaparecen, permanecen en tu memoria. Tanto para lo bueno como para lo no tan bueno.

—En su experiencia con la televisión de nuestro país, ¿qué ha ganado, lo positivo o lo negativo?

—España es mi segunda patria. A lo largo de mi carrera nada más que he recibido cariño.

—Cuando usted llegó era toda una estrella en Italia. ¿Qué supuso para usted el trabajar en España?

—La envidia de mis compañeros.

—¿Y ahora?

—Cuando he llegado a Prado del Rey y he pasado la barrera de seguridad he sentido una gran emoción. Cada vez que vengo no me siento nada extraña. Cuando estoy en Roma todos los días veo lo que ocurre a través del canal internacional y leo la prensa española para estar al tanto de lo que sucede.

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—¿Cómo vivió el 11-M?

—Fue algo terrible. Me quedé rota, destrozada y aún lo sigo. —En ese momento sus ojos se humedecen y de manera entrecortada susurra —: No podía hacer nada, me quedé paralizada ante tanto horror. Pido paz, pero no de palabra sino de verdad...

—¿Cómo ve la TV en España?

—Creo que está en un momento interesante. El único defecto que le encuentro es que en las parrillas se abusa mucho de los temas de la prensa rosa. Como ejemplo le digo que yo cada seis meses más o menos vengo y siempre veo a los mismos en esos asuntos.

—¿Hay paralelismo entre la TV de España y la italiana?

—Los realities son los mismos: granjas, grandes hermanos, selvas. No creo en el éxito rápido que dan los programas de telerrealidad. Con esto no quiero decir que tienen que dejar de existir, pero también debe tener sitio los profesionales con talento.

—¿Se pone límites?

—Soy libertaria. Me gusta mi trabajo, pero no hasta el extremo de estar siempre en un escenario. En la vida hay muchas más cosas. Mi intención no es morir en el escenario, eso sólo pueden hacerlo grandes artistas como Raphael.

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