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El periodista de ABC que rechazó a los nazis y fue encarcelado por los aliados durante la IIGM

Luis Calvo estuvo al frente de este diario entre 1953 y 1962, menos de una década después de que fuera acusado de espiar para Alemania y detenido por la Policía británica en 1942, mientras ejercía de corresponsal en Londres

Luis Calvo, en una imagen de 1977+ info
Luis Calvo, en una imagen de 1977 - ARCHIVO ABC
Israel Viana
MadridActualizado:

Hace unos días os contábamos la historia de un periodista de ABC que había sido enviado a Praga durante la famosa revolución primaveral de 1968. Su nombre era Luis Calvo y contaba en una de sus crónicas que, al llegar a la capital checoslovaca, no paraba de «escuchar de refilón» el nombre del padre Toufar . Cuando por fin empezó a preguntar quién era, tan solo encontraba por respuesta una advertencia, antes del silencio: «De eso no hable usted con nadie. Asunto peligroso. El cura desapareció, eso es todo lo que puede saberse».

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Crónica de Luis Calvo sobre el padre Toufar en la Primavera de Praga - ABC

Algunos aludían al párroco como «un misterio del régimen caído, en el que va a encontrar muchas versiones, pero nunca sabrá la verdad». A continuación, Calvo contaba la historia de Josef Toufar, que se hizo célebre entre los checoslovacos por ser víctima de las torturas de los estalinistas entre finales de 1949 y principios de 1950. Su crimen: no renegar de un supuesto milagro acaecido en su pequeña iglesia de Cihost, un pueblo de 300 habitantes a menos de cien kilómetros de Praga. Un suceso aparentemente menor que, sin embargo, provocó que el recién instaurado régimen comunista iniciara la represión contra la Iglesia a unos niveles mucho más feroces y perversos que, incluso, los perpetrados en otros países del Bloque del Este.

Esta, sin embargo, no fue la única aventura que Luis Calvo vivió en su extensa carrera periodística y que le llevó a dirigir ABC entre 1953 y 1962. Una menos conocida y con consecuencias peores para él se produjo durante la Segunda Guerra Mundial. Había ingresado a esta redacción en 1926, donde Torcuato Luca de Tena le encargó la crítica teatral, las colaboraciones literarias y los suplementos dominicales. Durante la Segunda República, Ramón Pérez de Ayala le llevó a Londres y, al estallar la Guerra Civil española, regresó a Madrid y se puso al frente de la corresponsalía del diario británico ‘The Observer’.

Espionaje

Finalizado el conflicto español, regresó de nuevo al Reino Unido para cubrir la guerra más devastadora de la historia en nombre de ABC, sin imaginarse que su labor le llevaría a encontrarse con los oscuros tejemanejes de los los nazis y a pasar un largo periodo de cárcel en Gran Bretaña. La causa principal son los problemas desencadenados por el redactor al ejercer desde Londres como corresponsal, donde defendió unas ideas demasiado afines al bando aliado y contrarias a las potencias del Eje.

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Luis Calvo, en 1939 - ARCHIVO ABC

Es cierto que algunos personajes de aquella época, como los agregados de prensa Ángel Alcázar de Velasco y José Brugada, así como los corresponsales del diario ‘Ya’ y ‘La Vanguardia’, se aprovecharon de su estatus profesional para desempeñar algunas tareas de espionaje a favor de la Alemania nazi. Lo hacían al amparo que les proporcionó la Embajada de España encabezada por el duque de Alba, que remitió una serie de informes a Madrid por petición del ministro de Asuntos Exteriores español, Juan Luis Beigbeder.

En estos informes se daba cuenta de los efectos de los ataques aéreos contra la población civil de Londres a finales de agosto de 1940 y de la lucha protagonizada por la resistencia inglesa. Lo que desconocía el diplomático español es que estos eran transmitidos después a la Embajada alemana en España, la cual había solicitado de forma expresa conocer el efecto devastador de estos bombardeos, pues el Alto Mando de la Luftwaffe no lo podía evaluar con rapidez. Por eso, cuando este leyó una alusión suya con un ministro británico en un periódico italiano, en noviembre de 1940, protestó ante el nuevo ministro de Exteriores, Ramón Serrano Suñer , por su indiscreción y por amenazar su posición.

Detención

Una vez señalado, Calvo fue detenido por las autoridades británicas en febrero de 1942 acusado de trabajar como espía para Alemania. A continuación fue internado por esta causa en el campo de prisioneros 020 durante tres años. Para saber cuál fue el verdadero papel del corresponsal de ABC tenemos que retroceder a febrero de 1941, cuando el director de este diario, José Losada de la Torre, le llamó la atención a su redactor por su excesivo apego a las tesis británicas. Era muy difícil que, en base a estas, nadie pudiera pensar que estaba implicado en esos servicios pro-germanos.

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Una de las últimas crónicas de Luis Calvo antes de ser detenido por los británicos - ABC

En ese momento, y por presiones de Losada, las crónicas de Calvo adquirieron un claro tinte contrario a Gran Bretaña, muy a pesar del periodista. Eso levantó la voz de alarma en el Ministerio de Información inglés y en Scotland Yard, hasta el punto de que estos dos organismos comenzaron a investigarlo. Así explica las pesquisas el historiador Antonio César Moreno en el artículo ‘Espionaje, neutralidad y propaganda franquista en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial’ (Universidad de Alcalá):

«Poco después ya disponían de un amplio informe sobre el círculo de personas que frecuentaba y sobre sus contenidos periodísticos. ‘Es amargamente antibritánico y no tiene ningún tipo de escrúpulos’, concluía. El dossier policial también aseguraba que algunas de las informaciones remitidas por Calvo al diario ABC habían sido publicadas en la prensa alemana, y que estos despachos se habían radiado después en Berlín, antes incluso de que se hubieran publicado en Madrid».

La denuncia más grave afirmaba que, tras una visita a Coventry para comprobar el bombardeo sufrido por la ciudad, Calvo redactó un extenso reportaje que después de pasar por Madrid fue utilizado por el Ministerio de Propaganda nazi. El informe policial sobre el corresponsal de ABC llegó al director de la Sección Ibérica del MI5, Dick Brooman-White, que ordenó al MI6 que averiguara todo lo que se pudiera sobre el periodista español. Lo que ocurrió a partir de ese momento se ha contado en diferentes versiones, y el periodista dio la suya propia cuando terminó la guerra y fue excarcelado.

Tinta invisible

Según Calvo, Serrano Suñer le puso en contacto con unos agentes secretos del Tercer Reich que le pidieron, efectivamente, que facilitara a su Gobierno información secreta, y el se negó. Así lo contaba el periodista años después:

«En 1942 estaba yo en Londres y me llegó un encargo de Serrano Súñer de que debía volver a Madrid para hacerme cargo de un servicio secreto. Me negué, pero ellos insistieron, hasta que Ultano Kindelán, hijo del general, agregado de la Embajada española en Londres, me dijo que no había otro remedio, que se trataba de algo necesario y urgente. Fui a Madrid. Me entrevisté con dos alemanes en un piso de la calle de Caracas y estos me dieron unos polvos blancos para fabricar una tinta invisible con la que tenía que mandar cierta clase de información. Sin embargo, esa misma noche tiré los polvos en un retrete del hotel Ritz, donde me hospedaba. Al regresar a Inglaterra, apenas había puesto el pie en Londres, me trincó el servicio de contraespionaje inglés. Estaba enterado de todo. Me sacaron los forros del traje buscando los polvos. Al no encontrarlos, comenzaron a confiar en mis protestas de inocencia, pero me llevaron a un cuartel de Chelsea y desde allí en el borde de un periódico mandé una nota a Viturro, primer secretario de nuestra embajada, donde le decía que los ingleses desconfiaban de todo el personal, hasta del mismo duque de Alba. También esta vez interceptaron la nota. Y entonces ya me llevaron a un campo de concentración en West Ham».

La realidad es que Luis Calvo fue prisionero de los ingleses hasta que terminó la Segunda Guerra Mundial . Las autoridades españolas presionaron para que fuera liberado, y los británicos dieron dos opciones: la instrucción de un proceso en el que podría salir libre o ser condenado a muerte; o ser encarcelado con la condición de «presunto» mientras durase el conflicto. El propio corresponsal eligió la segunda opción.

«El agregado de Prensa Alcázar de Velasco acogió con sorpresa la detención de su colaborador, pero cuando conoció que había confesado sus actividades y que él mismo había sido acusado, derivó su consideración profesional hacia el desprecio. Aunque en un primer momento se especuló con que Calvo pudiera ser ejecutado, las presiones diplomáticas de Alba y Serrano Suñer limitaron la condena a su reclusión en el campo 020. El lugar era un antiguo hospital militar reconvertido en centro de detención de espías capturados por el Reino Unido. Luis Calvo fue excarcelado y repatriado el 22 de agosto de 1945», detalla Moreno.