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Cuando el mundo enteró se puso en contra de España por un bombardeo «cobarde»

La Armada española atacó la ciudad chilena de Valparaíso, en uno de los episodios más polémicos de la segunda mitad del siglo XIX, que provocó una campaña de prensa sin precedentes en la historia contemporánea

l bombardeo de Valparaíso, pintado por William Gibbons en 1870
l bombardeo de Valparaíso, pintado por William Gibbons en 1870
Israel Viana
MadridActualizado:

El 31 de marzo de 1866, la Armada española perpetró un bombardeo que al resto del mundo le pareció una atrocidad. Un episodio polémico que se puede enmarcar en la guerra hispano-sudamericana, protagonizado por el brigadier Casto Méndez Núñez , que España olvidó hace tiempo, pero que los historiadores al otro lado del océano Atlántico recuerdan con frecuencia todavía hoy.

Hablamos de las más de 2.600 bombas lanzadas contra Valparaíso que, según explica el historiador chileno Enrique Merlet Sanhueza en su libro en 'Juan José Latorre: héroe de Angamos' , «provocaron la destrucción de la mayor parte de los edificios de la ciudad».

El contraalmirante tenía órdenes muy claras del Gobierno cuando dijo aquello de «España, la Reina y yo preferimos la honra sin barcos, que barcos sin honra»

Este conflicto que tuvo su origen en la conquista de las islas Chinchas por parte de España, allá por 1864, con el objetivo de obligar a al Gobierno peruano a investigar el asesinato de unos trabajadores españoles en El Callao . Aquello desató una guerra que se prolongó durante dos años cuando a Perú se le fue uniendo, por este orden, Chile, Ecuador y Bolivia en un gran bando. Julio Guillén Tato declaró que «la campaña del Pacífico desembocó en una guerra estúpida por los continuos errores de uno y otro bando».

Este militar e historiador alicantino se refería al cuestionado ataque contra la «indefensa plaza porteña» de Valparaíso, calificado por muchos de sus colegas hispanoamericanos como «la acción más vituperable de la guerra» y una de las primeras acciones militares que fue abordada por la prensa internacional . «Los juicios de los medios de comunicación fueron desfavorables a España por el carácter abusivo del bombardeo, pero también porque dañó cuantiosamente los intereses de muchos empresarios extranjeros que tenían sus productos en los almacenes fiscales de Valparaíso. Y aunque en principio pudo ser ponderado, al final sancionó a España por la escasa ética de su acción y porque infligió daños a personas inocentes».

La escalada de aquel conflicto había llegado a su punto álgido con el apresamiento de la goleta española Virgen de Covadonga a manos de los chilenos, en el combate de Papudo el 26 de noviembre de 1865. Esta derrota llevó al suicidio al humillado vicealmirante español José Manuel Pareja. Las crónicas de la época contaron que la corbeta enemiga enarboló el pabellón inglés para engañarle y, cuando se acercó, disparó por sorpresa.

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Más de 2.600 bombas

Al parecer, ese fue el detonante que provocó el bombardeo del puerto de Valparaíso, después de que Méndez Núñez recibiera el mando de la flota española en el Pacífico para restituir el honor de la Armada. El contraalmirante comandó el ataque a bordo de la fragata Numancia y, en contra de lo que apuntaron muchos periódicos, avisó cuatro días antes a los británicos, estadounidenses y chilenos para que huyeran del puerto. También es cierto que los dos primeros países intentaron disuadir a España de que abortara la ofensiva, sabiendo que esta no sería bien percibida por la diplomacia internacional.

«Los españoles dispararon entre las 9 y las 12 horas de un sábado de Gloria un total de 2.600 bombas y granadas contra la ciudad»

Méndez Núñez, sin embargo, tenía órdenes muy claras de su Gobierno cuando dijo aquello de «España, la Reina y yo preferimos la honra sin barcos, que barcos sin honra». Así explica Merlet Sanhueza la acción posterior: «Las fragatas Blanca, Villa de Madrid y Resolución, y la goleta Vencedora, haciendo muy poco honor a aquello de 'más vale honra sin barcos, que barcos sin honra', se instalaron frente a los almacenes fiscales, el fuerte San Antonio, la intendencia y la estación de ferrocarriles del puerto, para disparar entre las 9 y las 12 horas de un sábado de Gloria un total de 2.600 bombas y granadas contra la ciudad».

El bombardeo fue censurado rápidamente por muchos países. Un sector de la sociedad española tampoco se sintió muy orgulloso. «Solo hubo que lamentar dos muertes, porque la población fue advertida del ataque y alcanzó a huir a los cerros o se dirigió a la capital. El conflicto con España supuso grandes pérdidas para Chile. A los daños materiales causados por el bombardeo de Valparaíso se sumaba una pérdida en dinero equivalente a dos presupuestos anuales de la nación y la destrucción casi completa de nuestra incipiente marina mercante», añade en su libro Merlet Sanhueza.

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Perfil de Casto Méndez Núñez, publicado en 1966, un siglo después del bombardeo de Valparaíso - ARCHIVA ABC

La prensa

La prensa internacional pronto comenzó a difundir discursos críticos por parte de sus dirigentes y de la élite cultural, con un objetivo claro de crear una corriente de opinión en contra de España. Nunca antes se había visto una campaña igual. Es como si estuviera naciendo con aquel bombardeo la primera corriente de opinión pública mundial. «A partir de ese momento, la lucha no fue solo bélica, también ideológica a través de los argumentos esgrimidos por las esferas diplomáticas en los periódicos y el involucramiento de estos en el enfrentamiento», explica Rivas Inostroza.

No fueron muchas las cabeceras que se mostraron neutrales ante los hechos. La mayoría rechazó el ataque de España contra Valparaíso y su intervencionismo para «restaurar el poder perdido», desde París a Londres, pasando por Bruselas y Nueva York. Todos llevaron aquel episodio a sus portadas. 'El Museo Universal', en España; 'The Guardian', 'The Times', 'The Anglo-American Times' y 'The Liverpool Post', en Gran Bretaña; 'Le Progres', 'Le Temps' y 'L' Avenir National, en Francia; 'Le Independence', en Bélgica; 'San Martín', en Chile, y hasta 'The New York Times' en Estados Unidos.

Todos publicaron, además, gráficos y cuadros explicativos, así como las correspondientes líneas editoriales al respecto o una relación de los antecedentes . Una de aquellas columnas de opinión fue redactada antes, incluso, de que se supiera que había tenido lugar el ataque. La firmaba el entonces periodista Gustavo Adolfo Bécquer en 'El Museo Universal', asegurando que la venganza de España tras la captura de la goleta Virgen de Covadonga tendría que llegar. «El día que sepamos que la escuadra española ha bombardeado Valparaíso, que ha echado a pique a la Esmeralda, rescatado la Covadonga y lavado en sangre el agravio que nos han inferido, nos limitaremos a leer la noticia diciendo: 'Cuestión concluida'».