El misterio de las apariciones marianas de Teruel: el olvidado caso de ‘Lourdes español’
Ocho niños de Jorcas anunciaron en 1958 que se les había aparecido la Virgen volando en una cueva, por lo que ABC envió al escritor y periodista Luis de Castresana, para dar cuenta del supuesto milagro y entrevistar a los protagonistas y vecinos del municipio aragones

- Comentar
- Compartir
‘Ocho niños de Jorcas afirman que se les ha aparecido la virgen’, anunciaba ‘Blanco y Negro’ el 28 de junio de 1958. Apenas diez días después, la misma revista se hacía la siguiente pregunta en su titular: ‘¿Un Lourdes español?’. La noticia causó tanto impacto en España que ABC envío a nada menos que Luis de Castresana –célebre escritor y periodista ganador del Premio Nacional de Literatura y finalista del Planeta– hasta este pueblecito de Teruel de 34 habitantes para dar cuenta del milagro.

La primera aparición se produjo el 6 de junio en una cueva oculta de Jorcas ubicada en el fondo de un barranco diminuto, entre árboles y maleza. Eran las 14.00 horas cuando Miguel Izquierdo fue a una fuente cercana a llenar dos botijos de agua.
«Por azar, el niño bajó junto a la cueva… Y entonces sucedió. Miguel subió corriendo, alborotado, y le dijo a su madre que había visto a la virgen. La describió como una niña de muy corta estatura, resplandeciente, con una mano junto al corazón y la otra, la derecha, sosteniendo ‘una cosa redonda, como una pelotica’. Se cubría, dijo, con un vestido azul», contaba Castresana desde el municipio.
No era ni la primera vez ni la última aparición mariana que se ha producido en España, pero sí una de las que más desapercibidas ha pasado a la historia. La última se había producido, el 27 de mayo de 1945, en La Codosera (Badajoz). Marcelina Barroso vio un bulto en lo alto de un castaño y no le prestó atención. Si seguía allí cuando regresara a su casa, se detendría. Y así ocurrió. Al acercarse, vio a una mujer bellísima envuelta en un manto negro, con la cara sumida en el dolor. Fueron solo unos segundos. Ocho días después, la Virgen se le apareció de nuevo y le pidió que acudiera al mismo lugar en compañía de otros testigos, que pudieron ser testigos también del supuesto milagro.
Lourdes y Fátima
Desde entonces, España no había vuelto a tener noticias de apariciones. Las más famosas fuera de nuestro país, las de Lourdes (Francia) y Fátima (Portugal), habían tenido lugar un siglo y cuarenta años antes, respectivamente. La de Jorcas, sin embargo, tardó más de una semana en trascender, hasta que alguien lo contó en Teruel y llegó a oídos de Manuel Guerricabeitia, un joven periodista del diario ‘Lucha’. ABC se hizo eco de lo sucedido y quisó cubrir el supuesto milagro: «¿Cómo son los protagonistas del suceso? ¿Son niños normales o enfermizos? ¿Qué opinan las personas mayores que les conocen? ¿Se observa afán publicitario o exaltación? ¿Nos encontramos ante un caso de contagio mental en el que imaginaciones calenturientas han creído ver apariciones semejantes a las de Lourdes? ¿O se trata de auténticas apariciones?».

Castresana viajó a Jorcas para «contar lo que dicen y hacen los chiquillos y el modo en que el pueblo reacciona». El primer vecino al que preguntó fue al maestro de la escuela, que no tenía ninguna duda de la sinceridad de sus alumnos: «Silvestre y Elíseo, quienes afirman que han visto a la Virgen con más frecuencia, son mis mejores estudiantes. Y Miguel, el que ‘vio’ al Niño, tiene buen fondo. Creo que es sincero. Volvió a la cueva con los demás, muy asustado, y mientras sus compañeros decían que sí, él aseguró que no veía a la Virgen».
Poco a poco fueron apareciendo en escena los pequeños protagonistas del supuesto milagro: Emiliano, Esmeralda, Pilarica y Rufina, además de Elíseo, Silvestre y Miguel. Todos fueron entrevistados por el enviado especial de ABC y ofrecieron diferentes detalles. Así se produjo la conversación con este último, primer testigo de la aparición:
—«Miguel, cuando la viste en la cueva, ¿qué hiciste?
—Me di un susto, una cosa rara... y eché a correr.
—¿Y la Virgen?
—Siguió allí, en la cueva. Cuando volvimos ya no estaba.
—Y tú, Silvestre, ¿se mueve la Virgen cuando la veis?
—iNo! No, señor. Ahora que, cuando vamos hacia ella, se retira y se marcha hacia el fondo de la cueva
—¿Se marcha? ¿Con los pies en el suelo?
—No, señor. Como si volara.»
«Parecía un relámpago»
Pilarica aseguró que vio a «una señora llena de luz» con «una cosa así, muy larga, de color blanco y azul». Cuando Castresaña le preguntó por su rostro, lo describió como «muy delgado y con los ojos grandes». Eliseo escribió un diario con sus visiones, que el periodista recogió en un segundo reportaje, de seis páginas y amplias fotografías, que decía: «Esta tarde, a las cinco y media, he vuelto a ver a la Virgen en la cueva de San José. Estaba parada, mirando para nosotros. Cuando levantó las manos juntas, noté un instante los ojos y la boca y desapareció. El domingo 8 le vi en el pecho un chispazo de luz. El miércoles día 11, la vi más pequeña, en el centro de la cueva, cerca del final, y brillaba mucho. El jueves 12, igual que ayer, la vi en el mismo sitio. Hoy le vi a la Virgen una luz que le crecía y parecía un relámpago».

En los días sucesivos, la noticias trajo a centenares de personas entre visitantes de la comarca y otros periodistas de Zaragoza y Valencia. De Madrid fue solo ABC quien envió a alguien. «Este es un tema cuya sentencia debe ser pronunciada únicamente por la Iglesia. Mientras tanto, todas las hipótesis, desde la realidad al contagio mental, pasando por las alucinaciones y la farsa, entre otras, entran tanto en la posibilidad como en el absurdo», concluía el escritor en el reportaje del 5 de julio.
Tuvo que pasar una década para que se produjera otra aparición en España, en este caso en La Puebla del Río (Sevilla), que fue protagonizada en esta ocasión por un solo niño de diez años que, desde 1968 hasta 1975, experimentó una serie de encuentros no solo con la Virgen María, también con el Niño en brazos o, únicamente, con Jesús. Por orden de la primera, supuestamente, compró los terrenos donde se sucedieron los encuentros y construyó un santuario que todavía hoy está abierto a los pobres y necesitados.
Ver los comentarios