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CoronavirusLa sorprendente similitud en la lucha contra dos grandes pandemias, la de la Gripe de 1918 y la del Coronavirus

El alcalde Luis Silvela dictó un bando que se fijó en los lugares habituales de la capital, para información de los madrileños

El doctor Chicote (x) vacunándose en Madrid con el suero contra las complicaciones pulmonares de la gripe preparado por el laboratorio municipal el 4 de noviembre de 1918+ info
El doctor Chicote (x) vacunándose en Madrid con el suero contra las complicaciones pulmonares de la gripe preparado por el laboratorio municipal el 4 de noviembre de 1918 - Julio Duque
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«Cosa rara en verdad resulta dar con un pariente, testamentario o amigo que no esté enfermo de la gripe o que convalezca de ella. Esta dolencia se nos ha encajado en Madrid, y no en calidad de apacible isidro", sino de molesto huésped. En los asilos, en los cuarteles, en las casas de vecindad. Por si teníamos poco que rascar, esa enfermería para nuevo excitante». Con estas palabras Aemecé (Ángel María Castell) daba cuenta por primera vez el 22 de mayo de 1918 en ABC de la llegada a Madrid de la que después se revelaría como una de las peores pandemias en la historia de la Humanidad. Se estima que unos 50 millones de personas fallecieron por la mal llamada «gripe española», así bautizada por ser en España donde la prensa informó de su existencia.

La primera referencia a la gripe española en ABC el 22 de mayo de 1918+ info
La primera referencia a la gripe española en ABC el 22 de mayo de 1918

El primer caso se había registrado el 4 de marzo en Camp Funston (Kansas), pero la censura militar acalló las noticias sobre el brote para no desmoralizar a sus tropas en los últimos estertores de la Primera Guerra Mundial. Tampoco los demás países implicados en la Gran Guerra informaron de los estragos de la enfermedad, que apenas un mes después ya había llegado a Europa.

En España, país neutral en la contienda, ya a finales de mayo este periódico informaba de la «epidemia reinante» que iba en aumento y afectó hasta al rey Alfonso XIII de forma leve. «Debe decirse la verdad. Y la verdad es que España sufre el azote de una intensa epidemia que posee un asombroso poder difusivo», subrayaba ABC ante los primeros intentos del Gobierno de atenuar las noticias relacionadas con la gripe.

La mutación del virus en agosto provocó una segunda oleada epidémica letal. Los infectados, en su mayoría jóvenes y adultos, morían a los pocos días de haber contraído la enfermedad, por neumonías o dolencias respiratorias agudas.

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En algunas localidades se vivieron situaciones angustiosas, como la que refirió ABC de Urrea de Gaén. Este pueblo turolense envió un telegrama al ministro de la Gobernación para pedirle ayuda ante la falta de alimentos, de material y de personal sanitario. «Familias enteras hay atacadas sin asistencia, más de media población invadida, predominando las formas de neumonía y tífica, con muchas defunciones, entre ellas las de niños de pecho por hambre, por no tener quién los lacte».

El parte de las poblaciones más afectadas y las bajas eran diarios.

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La oleada con el virus mutado afectó menos a Madrid que a otras ciudades españolas, quizá por haber quedado inmunizada al haber estado expuesta al virus durante la primavera. Aún así, ante el aumento considerable de la epidemia de gripe, en octubre de 1918 se fijó en los lugares de costumbre de Madrid el siguiente bando:

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«Don Luis Silvela y Casado, alcalde-presidente del excelentísimo Ayuntamiento de esta muy heroica villa. Hago saber:

Que aun cuando hasta ahora la epidemia reinante en España no se ha propagado a Madrid y el estado sanitario continúa siendo en general satisfactorio, ha considerado conveniente esta Alcaldía hacer públicas, para tranquilidad del vecindario, las medidas preventivas puestas ya en práctica de modo que no causaran alarma y aquellas otras adoptadas ahora, que integran el plan completo de prevención contra la epidemia y cuyo detalle es el siguiente:

Primero. Desinfección de viajeros, equipajes, mercancías y vagones de ferrocarril empleados en el transporte, que se lleva a efecto en las estaciones de llegada, y en los domicilios de los viajeros cuando éstos procedan de puntos epidemiados, sujetándoles en este caso a una minuciosa observación facultativa.

Segundo. Desinfección de la correspondencia, que se hará de acuerdo con la Dirección general de Comunicaciones, en los locales que la misma designe.

Tercero. Aislamiento de los enfermos que se presuma se hallen padeciendo la enfermedad reinante. Para ello están habilitados algunos amplios locales y si fuese preciso se habilitarán otros más en que dicho aislamiento pueda llevarse a cabo rigurosamente.

Cuarto. Desinfección constante de teatros, cafés, iglesias, escuelas, círculos y demás locales cerrados en donde pueda llevarse a cabo rigurosamente su objeto.

Quinto. Desinfección de los coches del tranvía en los puntos de parada, sin perjuicio de la que se haga también en las cocheras.

En la casa de socorro del distrito del Congreso, el alcalde Luis Silvela (delante con sombrero y bastón) inaugurando los nuevos gabinetes de electroterapia el 6 de octubre de 1918+ info
En la casa de socorro del distrito del Congreso, el alcalde Luis Silvela (delante con sombrero y bastón) inaugurando los nuevos gabinetes de electroterapia el 6 de octubre de 1918 - Julio Duque

Sexto. Baldeo de las vías públicas, comprendiendo las aceras y el centro de la calle, como asimismo de las alcantarillas, por medio de las mangas de riego, mezclando con el agua hipoclorito de cal. Con la misma substancia se desinfectarán los urinarios. El barrido de las calles se hará después de regadas éstas.

Séptimo. Instalación en los edificios del Congreso y del Senado de aparatos de constante desinfección.

Octavo. Prohibición de la rebusca en las basuras que se recojan directamente por los que se dedican a esta industria, sin depositarlas en la calle ni seleccionarlas, o se retirarán en las primeras horas de la mañana por los carros del servicio de limpiezas, y si éstos no bastasen, por los que se arrienden al efecto, procediéndose luego a la cremación de las basuras recogidas.

Dibujo de Sileno publicado el 17 de octubre de 1918 sobre «La nota del alcalde pidiendo la paz... a los estados gripales»+ info
Dibujo de Sileno publicado el 17 de octubre de 1918 sobre «La nota del alcalde pidiendo la paz... a los estados gripales»

Ruega esta Alcaldía al vecindario que cuando necesite algún servicio de sanidad o higiene lo reclame directamente del Laboratorio municipal, por medio del teléfono o de tarjetas postales. Las que se empleen a este fin circularán sin franqueo de ninguna clase.

En la sensatez y cordura de todos confía esta Alcaldía-Presidencia para combatir con éxito la epidemia, si, desgraciadamente, llegara a invadir esta capital, y ahora para prevenirla, ya que el estado sanitario de Madri no puede producir alarma alguna.

Auxiliares eficadísimos han de ser los facultativos, que es de esperar sigan cumpliendo con todo celo el deber que el reglamento sanitario les impone de dar inmediatamente parte de hallarse asistiendo enfermo que pueda sospecharse padece la epidemia reinante; y también las familias, que desde los primeros momentos de enfermedad deben avisar al médico que se encargue de la asistencia facultativa, pues será muy sensible a esta Alcaldía-Presidencia tener que castigar con todo rigor, como está decidida a hacerlo, las omisiones que advierta en este particular, imponiendo a unos y otros las multas a que autorizan las leyes y reglamentos vigentes.

Madrid, 14 de Octubre de 1918.- Luis Silvela y Casado»

Además de este bando, el alcalde dictó otras medidas, disponiendo que se suspendieran las clases en las escuelas municipales y que algunos de los locales que éstas ocupaban se habilitaran por si fuera necesario aislar a enfermos.

Con acciones como éstas llevadas a cabo en toda España se intentó frenar la epidemia que causó en el país unas 150.000 víctimas.

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