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Hace 20 años

La intrahistoria de la invasión de la «estúpida islita» de Perejil: el terruño que España recuperó por EE.UU.

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, medió para que aquel «peñasco» recuperara el ‘status quo’ que tenía antes de la inesperada ocupación militar de Marruecos en 2002

Un grupo de marroquíes, en la isla de Perejil, el 18 de julio de 2002
Un grupo de marroquíes, en la isla de Perejil, el 18 de julio de 2002 - REUTERS
Israel Viana
MadridActualizado:

El 17 de julio de 2002 por la tarde, la entonces ministra de Asuntos Exteriores española, Ana Palacio, llamó al secretario de Estados norteamericano, Colin Powell, para pedirle ayuda en referencia a un conflicto en apariencia menor, pero que causó uno de los enfrentamientos diplomáticos más peculiares de las últimas décadas. El desencadenante: la ocupación militar de la pequeña isla de Perejil, seis días antes, por parte de media docena de infantes de la Gendarmería Real de Marruecos que no se les ocurrió otra cosa que plantar allí su bandera como si de una conquista en plena Edad Media se tratara.

Portada sobre la invasión de la isla de Perejil, en 2002+ info
Portada sobre la invasión de la isla de Perejil, en 2002 - ABC

‘Marruecos invade un islote español la víspera de la boda de Mohamed VI’, titulaba ABC en su portada.

Aquel episodio dio mucho que hablar, a pesar de los intentos de Palacios de quitarle hierro al asunto: «No es realista ni está justificado sacar de quicio la situación creada por Marruecos». Pero no lo consiguió, porque aquel enfrentamiento es recordado todavía hoy, a pesar de hablar de un pequeño terruño deshabitado a 250 metros de la costa marroquí y a ocho kilómetros de Ceuta.

Es cierto que su situación jurídica era muy ambigua desde hacía ya bastantes años. A día de hoy, el islote no pertenece realmente ni a Marruecos ni a España, pues no quedó incluido en el estatuto de autonomía de la mencionada ciudad autónoma. Esa es la razón de que ninguno de los dos países se hubiera atrevido jamás a colocar allí, hasta ese momento, su bandera o cualquier otro símbolo de soberanía, y mucho menos a establecer una dotación militar. Lo que había en Perejil eran solo unas cuantas cabras de las que se ocupaba una pastora marroquí que viajaba a la isla, de vez en cuando, con una pequeña barca.

Los momento de máxima tensión, recogidos por este diario+ info
Los momento de máxima tensión, recogidos por este diario - ARCHIVO ABC

Operación 'Romeo Sierra'

Esa es toda la tierra que Marruecos invadió por sorpresa aquel 11 de julio, con la excusa de utilizarla como enclave para la lucha contra el narcotráfico. Eso obligó a un grupo de soldados del Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra a desalojarlos, en una operación que el Gobierno español bautizó como ‘Romeo Sierra’ y que apenas duró media hora. Tras la incursión, el presidente José María Aznar quiso volver al 'statu quo' que tenía la isla de Perejil antes, y hasta ese momento no sacaría de allí a sus ‘boinas verdes’.

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Los contactos entre los gobiernos de España y Marruecos se cortaron de inmediato. Los titulares de este periódico reflejaron a la perfección cómo la tensión iba en aumento entre los dos países mientras duró el conflicto: ‘Ceuta y Melilla cuenta con cerca de diez mil soldados para su defensa’, ‘España refuerza sus defensas y amenaza con sanciones si Marruecos no abandona la isla de Perejil’, ‘La Unión Europea endurece su posición frente a Marruecos’. Pero como Aznar no podía contar con la UE porque el presidente Jacques Chirac era promarroquí, echó mano del presidente de EEUU, George W. Bush, con quien mantenía una relación cordial desde los días del 11-S.

¿Requería todo aquel despliegue diplomático una isla de 400 metros de largo y otros 400 de ancho? Pues parece que sí, a juzgar por lo que Powell reveló en una entrevista realizada por el periodista Ignacio Cembreto para la revista 'GQ' en 2004. Reconoció que en las sucesivas conversaciones telefónicas, el secretario de Estado se refirió a Perejil como la «islita estúpida». Contaba también que, incluso, llegó a preguntarle a la ministra Palacio: «¿Te das cuenta de que tienes al secretario de Estado de Estados Unidos pendiente desde hace 24 horas de un peñasco que nos ha costado encontrar en los mapas?». La respuesta de la ministra fue, cuanto menos, sorprendente: «Como si me dices que llevas 36 horas».

Las aguas no volvieron a su cauce hasta el 22 de julio, después de cerrarse un acuerdo gracias a la «labor de facilitación» realizada por Powell, quien tuvo que mantener también tensas conversaciones con el Rey de Marruecos. La firma establecía que Perejil recuperaba su estatus anterior mediante un «acuerdo de buena fe» en el que el secretario de Estados estadounidense actuaba como garante. Con tal motivo, ABC entrevistó a uno de los legionarios del Tercio de Duque de Alba destacados en el islote: «Todos pasamos mucho miedo. No teníamos conocimiento de lo que sucedía fuera. Nuestro único contacto eran las radios que nos llevamos cuando fuimos allí. Nunca tuvimos informaciones oficiales. Llegó a hablarse de que Marruecos había desplegado un ejército detrás de Perejil».

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