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Las fotografías exclusivas que logró Edgar Neville de Charlie Chaplin en pleno rodaje de «Luces de la ciudad»

Por su gran amistad con Charlot, el cineasta español pudo entrar en su estudio con una cámara fotográfica en 1929 y publicar cuatro imágenes en ABC

En un descanso, Charlot dice chistes por el altavoz+ info
En un descanso, Charlot dice chistes por el altavoz
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«Lo primero que hace al llegar, es vestirse de Charlot. Con el traje repone la mentalidad del maravilloso vagabundo y ve las próximas escenas de la película de una manera sencilla (...). En el estudio hace de todo: dirige, mira por el objetivo de la cámara, le dice a cada cual cuáles han de ser sus movimientos. Hace el papel de transeúnte, el de la muchachada; le explica a Virginia Cherrill cuáles han de ser sus reacciones y cómo ha de expresarlas. Oírle, es un curso admirable de actor. Lo malo es que lo que él hace con una extraordinaria facilidad, luego resulta dificilísimo de copiar... Entre las escenas, se escapa con los amigos; dice bromas por el altavoz, hace latir su corazón en el micrófono.

Ese corazón de Charlot que es lo más importante de su tipo».

Por la gran amistad que les unía, Charlie Chaplin había permitido a Edgar Neville que entrara en el estudio con una cámara fotográfica, mientras rodaba la película «Luces de la ciudad», en la que el entonces diplomático y corresponsal de ABC interpretaría el papel de guardia.

Charlot, arriba a la derecha, en su nueva película, en la calle que ha hecho construir ad-hoc en su estudio de Hollywood+ info
Charlot, arriba a la derecha, en su nueva película, en la calle que ha hecho construir ad-hoc en su estudio de Hollywood

Desde su llegada a Hollywood y aquella primera cena en el hotel Ambassador que compartió con Chaplin, Douglas Fairbanks y Mary Pickford, Neville se había íntimo de todos ellos, especialmente de Charlot. Seducido por el ambiente de la Meca del cine, había abandonado su empleo en la Embajada española en Washington, para instalarse en Hollywood.

Virginia Cherrill con Edgar Neville en 1929+ info
Virginia Cherrill con Edgar Neville en 1929

El 23 de enero de 1929, ABC anunciaba su fichaje como corresponsal cinematográfico bajo una fotografía en la que Neville posaba junto a Virginia Cherrill, la protagonista de la película que estaba rodando Chaplin, y una semana después publicaba su primer reportaje.

Era un «Vagabundeo con Charlot», en el que Neville despojaba al personaje de su bombín y su bastón para mostrar, como tantas veces haría después, el rostro más humano de Chaplin.

A través de sus crónicas, los lectores descubrieron que Charlot acababa el día «reventado», que se azoraba «continuamente» y que le gustaba escuchar «discos de cante 'jondo'». «La abuela de Charlie fue española y él tiene sangre gitana», explicaba Neville, convencido de que «Charlot se aclimataría el primer día de llegar a Madrid».

Charlie Chaplin, con Edgar Neville y Ray Miller, salen del California International Theatre de Los Ángeles, después de dar a Edgar la alternativa como director cinematográfico en 1929+ info
Charlie Chaplin, con Edgar Neville y Ray Miller, salen del California International Theatre de Los Ángeles, después de dar a Edgar la alternativa como director cinematográfico en 1929

Charlot se mostraba entre amigos como «un hombre de sobremesas, de larguísimas sobremesas» que hablaba y hablaba, gesticulaba y extraía, «como un prestidigitador», los rasgos más característicos de la persona de quien hablaba. Divertía a sus oyentes, relataba anécdotas de su vida, como su escapada de incógnito a Nueva York para recibir a su hermano, recibía en su casa a sus invitados y superando el cansancio se desplegaba en atenciones y simpatía.

Mientras se preparan los aparatos para una escena, Charlot acude a un grupo, donde están Harry D'Arrast, Ralph Barton y Edgar Neville -nuestro corresponsal- a los que cuenta anécdotas graciosas
Mientras se preparan los aparatos para una escena, Charlot acude a un grupo, donde están Harry D'Arrast, Ralph Barton y Edgar Neville -nuestro corresponsal- a los que cuenta anécdotas graciosas

En febrero de 1929, el actor británico acababa de reanudar el rodaje de «Luces de la ciudad» tras convalecer por una enfermedad. Neville le acompañó al estudio e incluso aparece en una de las fotografías que publicó este periódico, tomada en un momento en el que Charlot se acercó al grupo en el que se encontraba el español junto a Harry D'Arrast y Ralph Barton, mientras se preparaba una escena.

En otras fotografías, Charlot hacía oír los latidos de su corazón en un altavoz, decía chistes por el altavoz al lado de Harry D'Arrast y Virginia Sherrill o actuaba en la calle que había hecho construir ad-hoc en su estudio de Hollywood.

Charlot hace oír los latidos de su corazón en el altavoz+ info
Charlot hace oír los latidos de su corazón en el altavoz

En aquel año, apenas tres meses después, Chaplin recibió el premio honorario en la primera ceremonia de los Oscar celebrada en un almuerzo privado en el Hotel Hollywood Roosevelt. Había sido inicialmente nominado a mejor actor, mejor escritor y mejor director por «El circo», pero decidieron sacarle de estas categorías para otorgarle el premio especial.

Era mayo y mientras el rodaje de «Luces de la ciudad» continuaba, Neville dirigía su mirada hacia los aspectos más curiosos en la vida del cineasta. «Chaplin es un hombre rodeado de japoneses por todas partes», escribía en julio de aquel mismo año, describiendo cómo «en ese estudio de Charlot, ayer circo y hoy gran ciudad (falsa ciudad, todo fachada y cortada por el segundo piso), en esas calles sin tráfico», jugaban niños japoneses.

«Su casa está llena de sombras silenciosas que pasan rápidas; son los criados; parece el tercer acto de una comedia de misterio. El estudio es un pequeño Japón, pues allí todos esos servidores han llevado a sus familias y han criado. Por las ventanas de las casitas que rodean el estudio se ven rostros que le sonríen a uno triangularmente» continuaba antes de referirse a Kono, el fiel ayuda de cámara de Chaplin desde que llegó a California, y de relatar una comida en un restaurante japonés.

Atracción por España

Charlot vivía entre Oriente y Occidente, combinando su profunda atracción por lo oriental con una reconocida afición a España. Así lo contaba Neville: «Un día le trajimos un abanico de Europa; se lo abrimos cerca de los ojos; era amarillo y encarnado. Desde entonces Charlot empezó a pensar en español; en su gramófono cantaba la Niña de los Peines y el Pena. En su conversación surgían palabras españolas. En su casa se comían platos españoles. Encima de los muebles se encontraban números de La Lidia y un retrato de Belmonte, dedicado, campeaba en el sitio de honor del salón».

«Charlot se asomaba a España, sabía quiénes eran Ortega y Unamuno, en qué se diferenciaba el toreo de Belmonte del de los otros; cada día hacía nuevos descubrimientos; Falla fue uno de sus mayores; le llevamos todo lo impresionado en discos, y en su casa y en el estudio no se oía más que «El sombrero de tres picos» y «El amor brujo».

Charlot, ante el objetivo en 1918+ info
Charlot, ante el objetivo en 1918

Francisco González de la Riva ya se había percatado en 1918 de esa simpatía de Chaplin hacia los españoles. Este ingeniero agrónomo español, IX marqués de Villa Alcázar, vivía por aquel entonces en California, a pocos pasos de Charlot y quizá por su calidad de «súbdito de España, país por el que siente admiración y cariño» tuvo la suerte de pasar « Una hora con el rey de la risa». Así tituló aquella experiencia en casa de «Carlos Chaplin» el día que remataba su película «Un día de perros».

Chaplin saluda desde la barrera en la plaza de toros de San Sebastián
Chaplin saluda desde la barrera en la plaza de toros de San Sebastián

En 1931, Chaplin cumplió su deseo de viajar a España. En compañía de unos amigos visitó San Sebastián y asistió a una corrida de toros. Tomás Borrás reflejó su entusiasmo en el artículo « Charlot en los toros» que escribió para ABC.

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La imagen de Chaplin saludando en la plaza ocupó el 11 de agosto la portada de este periódico, al que el genio del cine quiso firmar un autógrafo: «Al A.B.C. Charlie Chaplin».

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