El desconocido Valle-Inclán republicano que apoyó a Mussolini: «La Italia fascista es magnífica»
El autor de ‘Divinas palabras’ calificó al socialismo español de dictadura y elogió la «belleza» de los desfiles de ‘Duce’ y de un régimen autoritario que le parecía «magnífico»

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Si hay algo que marcó la vida de Ramón María del Valle-Inclán fue la confusión que generó en torno a su ideario político. El escritor gallego transitó por tantos espectros ideológicos que resulta casi imposible seguirle la pista. Lo intentaron Ramón Gómez de la Serna y Francisco Umbral con dos biografías en las que mezclaban episodios reales y leyendas. En 2015, la editorial Tusquets publicó otra de Manuel Alberca, galardonada con el prestigioso Premio Comillas, que profundizó en todas esas contradicciones.
+ infoValle-Inclán se inició en el regionalismo conservador y giró pronto hacia el tradicionalismo carlista encarnado por Carlos VII, pero casi como una pose estética y excéntrica. Él mismo dividía a los carlistas en dos bandos: «Uno, yo, y el otro, los demás».
En la Primera Guerra Mundial, y en contra de estos últimos, se declaró partidario de los aliados y rechazó después la dictadura de Primo de Rivera. Esto le acercó a los círculos republicanos, liberales y socialistas, alimentando todavía más la confusión en torno a su ideario con los elogios que recibió de Federico García Lorca y Antonio Machado.
Su simpatía posterior con los bolcheviques la han explicado sus biógrafos por su convencimiento de que las masas debían estar siempre conducidas por una minoría y por un líder carismático. Este fue precisamente el principio que le acercó más tarde a Mussolini y le llevó a criticar, con un odio casi inexplicable si tenemos en cuenta su apego inmediatamente anterior, al socialismo. ABC recogió este primer giro radical hacia el fascismo en una conferencia que el escritor impartió en el Instituto Nebrija, recién llegado de Roma, a principios de agosto de 1933, en la que aseguró que «Roma es la vía que debe seguir el mundo» y se refería la ciudad como la capital de Europa.
La Roma fascista
Cuando sorprendió con estas reflexiones, Valle-Inclán llevaba cinco meses viviendo en la capital italiana como director de la Academia Española de Bellas Artes. Esta nueva deriva quedó aún más patente en una polémica entrevista que ofreció al diario ‘Luz’ una semana después. En ella, calificaba de «gran obra» la labor de Mussolini y declaraba que, «si existieran unos Estados Unidos de Europa, la capital no podría ser otra que la Roma fascista». Poco después, el escritor añadía una crítica que debió disgustar a las autoridades republicanas: «España sufre ahora la dictadura socialista. Aquí no hay socialismo, es el egoísmo de una clase que esclaviza a las otras tres».
+ info¿El pueblo italiano se siente satisfecho?, le preguntaba este periódico republicano. «Indudablemente, sí. Esto depende de que las dictaduras en Italia han sido siempre personales, de un solo hombre, no de una colectividad, y estas pueden ser beneficiosas. En cambio, las de una clase sobre las demás ya no lo son, porque nada consiguen los egoísmos de la clase dictatorial, como es el caso de España. Los españoles han sufrido por parte de los cuatro brazos tradicionales: el brazo noble, el brazo militar, el brazo eclesiástico y el brazo popular», respondía.
No hay que olvidar que el autor de ‘Divinas palabras’ se había presentado en las listas del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux en las elecciones de 1931. Por eso, hasta el mismo Federico García Lorca se extrañó y cargó contra él: «Valle-Inclán se ha vuelto fascista en Italia y esto es para indignar a cualquiera. Algo así como para arrastrarlo de las barbas». El literato, que tenía entonces 66 años, llevaba tiempo radicalizando sus posturas hacía la izquierda, después de haber elogiado la Revolución rusa y defendido el marxismo.
Los «bellos» desfiles de Mussolini
+ infoABC participaba de esta sorpresa a finales de agosto en un artículo titulado ‘La personalidad internacional de Mussolini’: «Inteligencias tan superiores y hasta izquierdistas como la de nuestro eximio escritor han regresado de Roma muy impresionados, haciendo partícipe al público español de la grandeza de la obra realizada por el fascismo en escritos que rezuman sinceridad».
Valle-Inclán, sin embargo, lo tenía claro: «La impresión que traigo de la Italia fascista es magnífica. La obra de Mussolini tiende principalmente a inculcar un ideal en su pueblo, un concepto de sacrificio. En esta hora tan llena de egoísmos, en Roma no existen, y por eso el pueblo italiano es el más dispuesto a sacrificarse por un ideal histórico, que es el único que pueden tener los pueblos», aseguraba a el diario ‘La Luz’. Y continuaba: «Los desfiles de Mussolini, con los gritos del pueblo entusiasmado y las bélicas banderas tienen una belleza impresionante».