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La bonita promesa del niño de San Ildefonso que cantó el primer Gordo tras la Guerra Civil: «No se lo revelé ni a mi familia»

Hace una década ABC entrevistó a Manuel Viñuelas, que fue seleccionado de entre los alumnos para participar en la Lotería de Navidad el 22 de diciembre de 1939, con el país hundido después de que el conflicto matara a medio millón de españoles

Manuel Viñuelas, en una foto de 2013, sobre la portada del Gordo de ABC de 1939
Manuel Viñuelas, en una foto de 2013, sobre la portada del Gordo de ABC de 1939 - ARCHIVO ABC
Israel Viana
MadridActualizado:

Desde que Diego López cantó la primera Lotería el 9 de marzo de 1771, son miles los niños del Colegio de San Ildefonso que han repartido alegría entre los ganadores de este sorteo. El evento se hizo más especial cuando el ministro del Consejo y Cámara de Indias, Ciriaco González Carvajal, creo en 1812 la Lotería de Navidad para sufragar los gastos de la Guerra de Independencia contra las tropas de Napoleón. Como premio a ese nuevo servicio, la famosa escuela madrileña recibió 500 reales por parte de la Hacienda española.

El proyecto había sido presentado en noviembre de 1811 y aprobado en las Cortes de Cádiz sin ningún voto en contra. Los parlamentarios sabía que necesitaban ese 25% del dinero recaudado con la venta de billetes en medio de una de las peores crisis de la historia contemporánea de España.

A la hambruna de 1808 se sumaron las epidemias de la guerra, que produjeron enormes pérdidas económicas y un descenso demográfico de entre 560.000 y 885.000 habitantes, en una población que apenas superaba los diez millones en todo el país.

Portada del Gordo de 1939+ info
Portada del Gordo de 1939 - ARCHIVO ABC

Después de aquel sorteo y del cambio de sede de Cádiz a Madrid, ni la Restauración, ni la Segunda República, ni las dos dictaduras del siglo XX ni la Guerra Civil han podido con la tradición de que sean los niños de San Ildefonso –convertido ahora en un centro de protección al menor– canten el Gordo. La destrucción que provocó este último conflicto se plasmó en la mayor contracción económica de la historia moderna de España. En total supuso la pérdida de un tercio de la producción, a la que siguió un periodo de autarquía que agravó la penuria y prolongó la catástrofe.

De hecho, se calcula que, entre 1939 y 1942, se produjeron entre 200.000 y 600.000 muertes como consecuencia de la mala alimentación o de las enfermedades derivadas de ella, a lo que había que sumar el medio millón de muertos que produjeron las bombas y el otro medió millón que se fue al exilio. Todo el mundo necesitaba una alegría en aquellas primeras Navidades tras la Guerra Civil y el encargado de darla fue Manuel Viñuelas, un niño de 13 años al que ABC entrevistó hace casi una década: «Esa es la razón por la que ese Gordo fue mucho más importante que otros. Si tenemos en cuenta la miseria en la que había quedado el país, el premio era un cañonazo», aseguraba.

15 millones

Aquel Gordo de Navidad de 1939 era de 15 millones de pesetas. Una fortuna para un año en el que se produjo una importante reducción salarial, acentuándose hasta el punto de que, en 1950, los sueldos aún eran un 50% de los existentes en 1936. El coste de la vida, además, se fue incrementando durante la década de los 40 hasta un 55%. El hambre hacía estragos en la población, los comedores de Auxilio Social acogían a miles de familias y el problema de abastecimiento se convirtió en el tema estrella de los informes de la dictadura franquista.

Crónica del Gordo de Navidad de 1939+ info
Crónica del Gordo de Navidad de 1939 - ARCHIVO ABC

«Figúrese a la persona que le tocaran 15, 10 o 7 millones… ¡El ABC valía 15 céntimos! No hay más que ver la gran cantidad de gente que se ve en la portada del periódico, congregada al día siguiente para comprobar su décimo», señalaba Viñuelas sobre aquel día que le cambió la vida poco después de regresar de Vilanova i la Geltrú, donde había pasado la guerra, junto al resto de los niños del colegio.

Viñuelas tenía 87 años y vivía en Sevilla en el momento de la entrevista con ABC. En la portada del 23 de diciembre de 1939, sin embargo, se le puede ver con sus compañeros del Colegio San Ildefonso y el dueño de la administración de Lotería en la calle Alcalá de Madrid donde se vendió el número agraciado: el 13.093. Nuestro protagonista es el segundo por la izquierda y aparece con su uniforme y emocionado. Según nos dijo, aquel había sido uno de los momentos más importantes de su vida.

Los compañeros

«El número lo cantó Juan José Martínez, el segundo por la derecha, que ya falleció. Ciro Mañueco, el primero por la izquierda, echó las bolas de los premios al bombo y también está muerto. Los números fueron introducidos por Benito Aparicio, el de la derecha del todo, que también nos dejó. Era el más grandote de todos a pesar de tener la misma edad. Yo canté el Gordo, que era un poco que dirigía el cotarro», recordaba.

ABC, recogiendo anécdotas de la Lotería de Navidad en 1983+ info
ABC, recogiendo anécdotas de la Lotería de Navidad en 1983 - ARCHIVO ABC

Para Viñuelas, que había nacido en la madrileña calle del Almendro en 1926, fue una alegría inmensa anunciar el Gordo. Se le puede ver en el NODO, con su gorra de plato y guantes blancos entonando el número con chillona y melodía diferente a la de ahora. «Era todo un triunfo, con las ovaciones del público del salón y con todo el escándalo que se formó. Uno llegaba a creerse que había cortado dos orejas en los toros. No hay más que ver cómo sonrío en la imagen. Y luego tuve la alegría de verme en la portada de ABC. Siempre digo en broma que en esa época solo salíamos en ella dos personas: Franco, que aparecía más, y yo. Fíjate si fui importante», comentaba entre risas.

Viñuelas había ingresado en el colegio en 1933, durante la Segunda República. Estaban identificados con un número y él era el 78. Su padre había muerto en 1929 como consecuencia de una peritonitis. Su madre, a la que no vio ni una sola vez entre 1936 y 1939, era modista, pero cuando su marido falleció tuvo que empezar a trabajar de lo que pudo para sacar a la familia adelante. Contaba que le habría venido bien un décimo premiado con el Gordo, pero no tenía dinero para comprarlo. Teniendo en cuenta la situación familiar, fue una suerte que le aceptaran en el Colegio San Ildefonso al cumplir los ocho años, puesto que solo ofrecían diez plazas anuales a huérfanos de Madrid con dificultades económicas.

La identidad del premiado

Tras salir el Gordo, uno de los agraciados quiso tener un detalle con él y sus compañeros, así que los llevó a almorzar a su casa y les dio 3.500 pesetas a cada uno. Se trataba de un militar de Jaén llamado Alejandro, al que Viñuelas acudió en busca de ayuda cuando se acabó su estancia en el Colegio de San Ildefonso. Necesitaba dinero para pagarse una academia con la que ingresar en la carrera de Perito Agrícola. «En mi familia nunca había habido un universitario y mi madre no ganaba lo suficiente para pagar la matrícula», contaba. La matrícula costaba 300 pesetas al mes, que por entonces era más de lo que cobraba el director de una sucursal de banco. «Me dijo que podía contar con su dinero todo el tiempo que lo necesitara. Le advertí que me tendría que preparar durante, al menos, dos años antes de hacer el examen de ingreso, pero no le importó».

Viñuelas consiguió el título de Perito Agrícola del Estado con el que pudo llevar una vida más que digna y mantener la promesa que le hizo a su amigo Alejandro. «Me pidió que no dijera nunca sus apellidos. No quería publicidad ni que se conociera la buena obra que estaba haciendo, así que yo mantengo la promesa 74 años después. Jamás he revelado su identidad ni a mi familia… y nunca lo haré», prometió.

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