El Belmez sin caras

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Belmez es un pueblo de Córdoba, presidido por un Castillo, con una población de poco más de tres mil habitantes. Es muy habitual que sea confundido con Bélmez de Moraleda, de Jaén, que con la mitad de la población es mucho más conocido gracias a las « Caras de Bélmez», un fenómeno aparecido en 1971, muy popular entre todos los aficionados a los fenómenos paranormales.

Unos años antes de que las caras que aparecían y desaparecían de manera extrañas hicieran famoso a su tocayo jiennense, el pequeño pueblo cordobés fue popular gracias a su alcalde, Don Rafael Canalejo Cantero, médico analista. El regidor participó en la primera edición de uno de los concursos con más audiencia de la televisión en España, «Un millón para el mejor».

Hasta entonces el pueblo tenía a gala haber visto debutar con picadores a «El Cordobés».

El concurso empezó en 1968 y duró poco más de un año. El programa tenía un premio de un millón de pesetas para el ganador de la final, en la que participarían todos aquellos que hubieran ganado más de quinientas mil pesetas en la fase previa. A pesar de esto, el programa alcanzó una cota de popularidad enorme, gracias en gran medida a sus presentadores, Joaquín Prat y José Luis Pécker.

El primer participante fue el alcalde de Belmez, que hizo que sus vecinos hicieran suyo el premio. Se engalanaron las calles, los vecinos festejaron el triunfo de su alcalde y muchos se congregaron a ver el programa en los bares, deseando compartir la alegría, como sucede hoy en día cuando juega la Selección de fútbol. Ganó 875.000 pesetas (el equivalente a 118.000 euros actuales) con su participación, una pequeña fortuna, pero también el respeto y admiración de sus vecinos.

Tanta fue la fama adquirida por el programa que ABC envió a José Sánchez Martínez como enviado especial. Sánchez Martínez (1937-2002), nació en Barcelona el 14 de julio de 1937 y falleció en Cáceres el 19 de enero de 2002. Comenzó como «free lance» y estuvo en «Triunfo». Ingresó en Prensa Española el día 8 de septiembre de 1966. Trabajó primero en «Blanco y Negro»; luego, en ABC. En las dos publicaciones quedan sus múltiples fotografías, el resultado de una tarea que siempre ejerció con el interés y la entrega que consideraba indispensables.