La amenaza de Rusia sobre Ucrania desde el mismo día que se independizó de la URSS: «Será doloroso»
ABC ya anticipaba en 1991 un futuro desalentador para los ucranianos por las ansias expansionistas del Krenlim en cuanto se consumara la desintegración de la URSS
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Tal y como advertía ABC el 23 de agosto de 1991, «ha comenzado la cuenta atrás». El diario recogía en su titular la advertencia del Premio Nobel de Literatura Alexander Solzhenitsyn, autor del célebre ‘Archipiélago Gulag’: ‘ Para que Rusia viva, la URSS ha de morir’. En los siguientes párrafos, se informaba de las proclamaciones de independencia que se acababan de producir por parte de Estonia y Letonia, que seguían el camino emprendido ya por Hungría, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y la República Democrática Alemana.
+ info«La llegada de Mijail Gorbachov al Kremlin y la puesta en marcha de su Perestroika [el periodo de apertura y reformas al que se vio sometida la URSS en sus últimos años de vida] abrió las puertas de la esperanza entre los movimientos de oposición de los países satélites», añadía a continuación.
El régimen comunista todavía se resistía a dejar marchar a sus repúblicas, pero aquel proceso parecía inevitable. Las siguientes en dar el salto serían, según ABC, Ucrania y Bielorrusia. Y no se equivocó.
Al día siguiente, la primera declaró su independencia con 321 votos a favor y tan sólo dos en contra, en la consulta realizada en el Parlamento y ratificada después en un referéndum que contó con más de un 90% de votos a favor. El primer presidente fue Leonid Kravchuk. Bielorrusia, por su parte, lo lograría 24 horas después. Lo realmente turbador y premonitorio es que muchos círculos políticos e intelectuales rusos, en los que estaba el mismo Solzhenitsyn, anticiparon ya incluso antes que a los ucranianos les esperaba un futuro «doloroso».
El argumento no era otro que las ansias expansionistas que preveían iba a tener Rusia en cuanto proclamara su independencia con el entonces presidente de la República Federativa de Rusia, Boris Yeltsin, a la cabeza. La última prueba de ello es la actual invasión lanzada por Putin el 20 de febrero y que, según el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, ya ha costado la vida más de 2.300 civiles y 3.000 heridos.
La Unión Rusa
Así lo explicaba este periódico el 23 de agosto de 1991: «En Ucrania, los movimientos [nacionalistas ucranianos] más radicales se sitúan en la zona occidental, mayoritariamente católica, mientras los alrededores de Kiev son de mayoría ortodoxa y rusófona. Los observadores pronostican por ello para esta república un futuro ligado al de Rusia, que no la URSS, que convertía a esta comunidad de naciones o nacionalidades en una de las más ricas, pujantes y desarrolladas de Europa. Se cumpliría con ello el gran sueño de Solzhenitsyn: la Unión Rusa, con Siberia, Rusia, Bielorrusia y Ucrania, un ‘conjunto suficientemente vasto, rico y poblado, como para servir de hogar a un gran pueblo con un gran pasado’».
+ infoEl sueño que tenía Putin es el mismo sobre el que advirtió el Premio Nobel veinte años antes, cuando escribió su famosa obra, dando por hecho que sería traumático y peligroso para los ucranianos. Pero el presidente ruso tenía otra ambición. Vivió de manera traumática la caída del muro de Berlín, en 1989, como enviado de la KGB en Alemania y llegó al poder en 1999 con la promesa de convertir a Rusia, de nuevo, en un gran estado a costa de otros. «En 1991 nos dividimos en 12 países, pero da la impresión de que eso no es suficiente [para Occidente]», lamentó en su tradicional rueda de prensa anual celebrada este diciembre.
Desde la misma desintegración de la URSS, Putin alimenta el sueño de devolver a Rusia la grandeza imperial que había tenido antaño o del papel de superpotencia de la Unión Soviética. Por eso cultiva desde hace años su misión de restablecer el control sobre los territorios que formaron aquella unión, los mismo que citaba ABC hace treinta años, y sobre sus ciudadanos, a los que ya considera entonces un solo pueblo. Muchos politólogos defienden que el presidente quiere pasar a la historia como el «restaurador del imperio hundido» y que por eso habría iniciado la guerra contra Ucrania y contra otros países del entorno anteriormente.
+ infoRusia, «una potencia regional»
Ya dijo Putin en 2005, y ha repetido últimamente, que el colapso de la URSS es «la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX». Ese sueño es la razón de que el líder ruso se sintiese profundamente molesto, en 2014, cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, definiera a su país como «una potencia regional», justo en el momento en que se acababa de anexionar la península ucrania de Crimea con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internaciona.
+ infoEn base a todos estos planteamientos, Solzhenitsyn ya predijo en 1973, cuando escribió sobre los nacionalismos en ‘Archipiélago Gulag’, el difícil futuro que le esperaba a una Ucrania independientes: «Con Ucrania será extraordinariamente doloroso, pero hay que entender el grado de tensión que sienten. Dado que ha sido imposible que las cosas se resuelvan durante siglos, es nuestro momento de mostrar prudencia. Estamos obligados a dejar que lleguen a una solución por ellos mismos: federalistas o separatistas, ganen quienes ganen. No ceder sería locura y crueldad».
Y continuaba, con más o menos acierto, a la vista de los acontecimientos posteriores: «Que lo intenten. Pronto se darán cuenta de que no se solucionarán todos los problemas con la secesión. Debido a que en diferentes regiones de Ucrania hay una diferente proporción de aquellos que se consideran ucranianos, de aquellos que se consideran rusos y de aquellos que no se consideran nada, se presentarán muchas complicaciones. Quizá sea necesario celebrar un referéndum en cada región y después dar un trato preferencial y delicado a aquellos que deseen irse. No toda Ucrania, con sus actuales fronteras soviéticas, es de hecho Ucrania. Algunas regiones de la orilla izquierda claramente se inclinan más hacia Rusia».
No acertó en este sentido Solzhenitsyn , aunque a Putin le importe poco. Hoy el 75,5% de los ucranianos de las regiones oeste y centro del país están a favor de ingresar en la Unión Europea, tal y como concluyó una encuesta realizada por el Kyiv International Institute of Sociology hace seis meses. En esa misma consulta, el 59% de los encuestados votaría «sí» en un referéndum sobre la entrada en la OTAN. Todo ello sion contar la opinión de los 12 millones de desplazados que suma la actual guerra.
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