Diez grandes soldados de los tercios de España
El Gran Capitán recorriendo el campo de la Batalla de Ceriñola, Madrazo - museo del prado
HISTORIA

Diez grandes soldados de los tercios de España

ABC repasa las personalidades heroicas que combatieron por el Rey Católico en las guerras que asolaron Europa del siglo XV al XVII. Son los tiempos, según afirma Voltaire en «El siglo de Luis XIV», en los que España había inspirado «terror». Descubre a estos capitanes intrépidos.

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ABC repasa las personalidades heroicas que combatieron por el Rey Católico en las guerras que asolaron Europa del siglo XV al XVII. Son los tiempos, según afirma Voltaire en «El siglo de Luis XIV», en los que España había inspirado «terror». Descubre a estos capitanes intrépidos.

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  1. Gonzalo Fernández de Córdoba

    El Gran Capitán recorriendo el campo de la Batalla de Ceriñola, Madrazo
    El Gran Capitán recorriendo el campo de la Batalla de Ceriñola, Madrazo - museo del prado

    Cordobés, vio la luz en Montilla, para 1453. Huérfano a temprana edad, del Conde Aguilar, fue un devoto de la causa de Isabel la Católica frente a Juana de Portugal. Su buena estrella comienza en la Guerra de Sucesión Castellana, pero será Granada, en los asaltos previos a toma de la ciudad nazarí, donde alcanzará su primera fama. Italia será su ventura, de 1495 a 1504, donde obtendrá victorias como Ceriñola o Garellano, verdaderas proezas tácticas fruto de su genio organizativo. Es el padre del sistema de «Tercios», que combinaba hábilmente armas de mano con los arcabuces rudimentarios y cañones. Fue Virrey de Nápoles durante poco tiempo, siendo cesado por intrigas. Morirá en Loja, Granada. Se cuenta la anécdota apócrifa de que llegó a quejarse a Fernando el Católico de este modo: « la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino».

  2. El Marqués de Pescara

    Fernando Francisco de Ávalos Aquino y Cardona
    Fernando Francisco de Ávalos Aquino y Cardona - GRABADO

    De nombre Fernando Francesco D’Ávalos. Nació en 1489 en Nápoles, de origen castellano, y fue un hombre providencial en la campaña italiana del Emperador Carlos V. Preso por los franceses a inicios del siglo XVI, tuvo su revancha con continuas victorias al servicio de la Monarquía Hispánica (Bicoca, Pavía, etc.). Llegaron a tenderle verdaderos ofrecimientos para que fuera desleal al Rey de España, pero nunca le traicionó. Gran táctico, que bebía mucho del Gran Capitán, pudo tomar como prisionero al Rey francés Francisco I en Pavía. Desafortunadamente, sus heridas en las múltiples batallas le harán ver una corta vida, muriendo en Milán para 1525.

  3. El Duque de Alba (Fernando Álvarez de Toledo)

    El Duque de Alba, por Antonio Moro
    El Duque de Alba, por Antonio Moro - Hispanic Society of America

    El hombre más temido de los ejércitos del Rey Católico, su «Tribunal de los Tumultos» le servirá para crear alrededor de él una leyenda de hombre inflexible. Nació en Piedrahíta (Ávila) en 1507, fue pronto huérfano de padre y hubo de ser criado por su abuelo. Tan pronto como a los seis años se encuentra en la toma de Navarra en 1513. Clave en la defensa de Viena, para 1532, su gran éxito será la derrota de la Alemania protestante en batalla de Mühlberg en 1547. Su indiscriminado gobierno en los Países Bajos, del 67 al 73, fue una respuesta al feroz celo calvinista. Será relevado en 1573, ante el temor de una rebelión generalizada. Su último servicio a la Monarquía fue la toma de Portugal, en 1580, que dio la Corona a Felipe II. Murió en la propia Lisboa, muy mayor para la época, en 1582. Dejó una cita sobre cómo trataban los Reyes a sus fieles soldados «Los reyes usan a los hombres como si fuesen naranjas, primero exprimen el jugo y luego tiran la cáscara».

  4. Julián Romero

    Julián Romero y su santo patrono, del Greco
    Julián Romero y su santo patrono, del Greco - MUSEO DEL PRADO

    Nacido en el pueblo de Torrejoncillo, Cáceres, para 1518. Empezó en los tercios a los dieciséis años de edad como mochilero, la más baja graduación. Hasta 1543 sirvió en Flandes, en el teatro de operaciones de las guerras del Emperador Carlos contra Francia, donde fue famoso incluso por Montaigne que le cita en sus «Ensayos». Poco después sirvió a Enrique VIII de Inglaterra, participando en la derrota total de los escoceses en la batalla de Pinkie Cleugh (1547). Pierre de Bourdeille, el caballero de Brantôme, nos habla de él como un hombre valiente, y recoge la cita que dijo al Rey Enrique de Inglaterra para dejar su país y su ejército: «no sirvo a herejes». Morirá lisiado, veterano de los tercios viejos, para 1577 cerca de Milán.

  5. Lope de Figueroa

    Lope de Figueroa, según el monumento a Calderón de Juan Figueras y Vila
    Lope de Figueroa, según el monumento a Calderón de Juan Figueras y Vila - AGENCIAS

    Capitán granadino indomable, nacido en 1520, fue un militar nómada que combatió en todos los teatros de operaciones europeos. Segundón de familia, aparece en Milán con ya 30 años, aunque parece que se alistó anteriormente fugándose de su hogar. Como capitán aparece en Túnez, en la toma de Gelves, para 1561, donde fue capturado por piratas berberiscos. Liberado poco después, su campo de actuación fue el mediterráneo, aunque la rebelión flamenca le llevará a tener una actuación heroica en la Batalla de Jemmingen, donde se destruyó al ejército de Luis de Nassau. Hombre pendenciero, Lope de Vega hará que sus soldados digan de él en «El Alcalde Zalamea»: «en si tiene tanta loa de animoso y de valiente la tiene también de ser el hombre más desalmado, jurador y renegado del mundo, y que sabe hacer justicia del más amigo, sin fulminar el proceso». Murió en 1585, en Monzón (Aragón), a consecuencia de la peste.

  6. Don Juan de Austria

    Don Juan de Austria, Pantoja de la Cruz
    Don Juan de Austria, Pantoja de la Cruz - EL ESCORIAL

    El bastardo real más conocido, fruto de los amores del Emperador Carlos V con Bárbara Blomberg, burguesa de Ratisbona (Baviera). Su fecha de nacimiento es dudosa, entre 1545 y 1547, y era conocido en su infancia madrileña por el apelativo de «Jeromín». Se escapó de la Corte española para defender Malta, contra consejo del Rey Felipe II, aunque no llegó a servir. Sus servicios para la Monarquía fueron inmensos: delató al operístico Don Carlos, acabó con la rebelión de las Alpujarras en 1567 y destruyó la armada turca que se enseñoreaba en el mediterráneo en Lepanto; «la más alta ocasión que vieron los siglos», según Cervantes. En Flandes, destinado para esta década de los 70, su estrella se eclipsó, aunque pudo pacificar el país a finales de década. Murió con apenas 31 años en Namur, en el corazón católico de la Valonia belga.

  7. Alejandro Farnesio

    Alejandro Farnesio, Antonius Claeissens
    Alejandro Farnesio, Antonius Claeissens - MUSEO NACIONAL DE VARSOVIA

    Hombre providencial en la campaña imposible de España en Flandes, era sobrino (nacido en 1545) de Felipe II y figura clave a finales del siglo XVI. Educado en Madrid, en la Corte Hispana, será enviado para gobernar los revoltosos Países Bajos en 1578, luego de la muerte del citado Don Juan de Austria. Los españoles derrotaron a los protestantes en la batalla de Gembloux, donde arrasó el ejército de los recién formados Estados Generales. El Sur, así, resultaría católico durante toda la Edad Moderna: fue el instigador de la Unión de Arras para 1579. También resultó Inspirador intelectual de la Armada Invencible, destinada a destruir el apoyo de la Reina Isabel a los rebeldes calvinistas del norte. Verá la muerte en medio de las guerras de religión francesas, en 1592, que defendían la difícil posición del partido católico ante Enrique IV de Navarra.

  8. Alonso de Contreras

    La rendición de Breda, Velázquez
    La rendición de Breda, Velázquez - MUSEO DEL PRADO

    Los soldados dejaron de sus peripecias más memoriales de reprimendas, que buscaban dádivas regias a tanto valor, que memorias propiamente dichas. Una de las excepciones es Alonso de Guillén Contreras, nacido en 1582 en Madrid. A los 14 años acaba en el Tercio flamenco del Archiduque Alberto de Austria, pero poco después acabará siendo pirata «cristiano» a lo lago del mediterráneo. Fue mujeriego, espía, traidor, morisco y acabó como buen caballero cristiano de la Orden de Malta. Sus memorias demuestran bien el espíritu de estos soldados: «Arrimamos las escalas con el valor que semejante gente tiene, españoles y caballeros de Malta, y por ellas subimos, cayendo unos y subiendo otros; en suma, se ganó la muralla y degollamos la guarnición».

  9. El Cardenal Infante

    El cardenal-infante Fernando de Austria, en la batalla de Nördlingen, Rubens
    El cardenal-infante Fernando de Austria, en la batalla de Nördlingen, Rubens - MUSEO DEL PRADO

    Fernando de Austria fue el último gran comandante de los Tercios y su peripecia coincide con el fin de la hegemonía de España en Europa. Nacido en 1609 en El Escorial, es hijo de Felipe III y Margarita de Austria. Eligió el clero, consiguiendo el arzobispado de Toledo, para ser luego nombrado Cardenal. En 1630 consolidó el llamado «camino español», que permitía alcanzar Flandes desde Milán, debido al bloqueo anglo-holandés del canal de la Mancha. Desde 1633 actúa en la guerra de los 30 años, apoyando a la rama austriaca, logrando destruir al ejército sueco en la batalla de Nördlingen. No pudo enfrentarse a la intervención francesa, que decidiría la guerra, ya que morirá en 1641 en Bruselas.

  10. Pedro Calderón de la Barca

    Ilustración de Calderón de la Barca
    Ilustración de Calderón de la Barca - ABC

    Nuestro dramaturgo metafísico, nacido en Madrid para 1600, estuvo con los tercios en el fin de la tregua de los Doce Años. Fue bajo la protección del duque de Frías, lo que permitió conocer también el norte de Italia. Su verdadera capacidad como soldado se dará en las rebeliones internas de España, participando especialmente en la guerra contra Francia y la posterior guerra de Cataluña. Dejará escrito un buen epitafio en «Para vencer a amor, querer vencerle» de esta etapa de hegemonía de los ejércitos españoles por Europa: «La milicia no es más que una religión de hombres honrados».

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