La Agencia Internacional de la Energía pone fin al reinado de los combustibles fósiles

No es la primera vez que esta agencia internacional anuncia la entrada en la «era de la electricidad», pero «ahora todo el mundo lo puede ver», destaca Birol. «Nos estamos moviendo a toda velocidad», advierte. Sin embargo no a la suficiente como a la acordada por los propios países.

A menos de un mes de que dé comienzo la COP29 en Azerbaiyán (Bakú), allí, en los pasillos y las reuniones a puerta cerrada, saldrá nuevamente la senda de descarbonización de las economías. En la anterior, en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), las partes se comprometieron a triplicar la potencia renovable a finales de la década con respecto a la cifra de 2022. Pero el «a toda velocidad» pronunciado en Birol no es el x3 prometido. Al ritmo actual, en el escenario menos ambicioso, para 2030 esa potencia se habrá multiplicado por 2,7, cerca del objetivo de Dubái.

Los autores del World Energy Outlook, no obstante, reconocen «que estamos lejos de una trayectoria alineada con los objetivos de cero emisiones». En estos momentos, la hoja de ruta actual lleva al planeta a un calentamiento de unos 2,4 grados con respecto a la era preindustrial.

«El objetivo de 1,5 grados aún es posible, pero el camino se está estrechando», concluye el informe. Para conseguir cumplir con la meta acordada en París en 2015, se requiere aumentar mucho más la velocidad y una tasa de reducción anual del 15%.

Sin embargo, en su análisis, la AIE sí ve un cambio de tendencia, de modelo y de velocidad. «El despliegue de las energías renovables está creciendo rápidamente en todas las geografías, y la eólica y la solar son ya las fuentes de energía más baratas en la mayoría de los países del mundo. Con el cambio a fuentes de energía variables y la creciente electrificación de nuestras sociedades como estrategia clave de descarbonización llegan nuevos retos», revela Frauke Thies, directora ejecutiva de Agora Think Tanks. Según su investigación, las renovables van a satisfacer «prácticamente todo el crecimiento de la demanda de energía» mundial, lo que lleva a ese pico general del uso de los tres combustibles fósiles antes de 2030.

Las proyecciones del informe basadas en las políticas actuales indican que el mundo está a punto de entrar en un nuevo contexto de mercado energético en los próximos años, marcado por constantes riesgos geopolíticos, pero también por una oferta relativamente abundante de múltiples combustibles y tecnologías. Esto incluye un excedente de petróleo y gas natural junto con una gran capacidad de solar fotovoltaica y baterías. «Esto implica una presión a la baja sobre los precios y un respiro para aumentar las inversiones en transiciones en energía limpia y eliminar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles», celebra Birol.

Los autores del World Energy Outlook apuntalan sus esperanzas en el cambio de modelo energético mundial en el desplome de precios del carbón, del petróleo y del gas natural, aunque alertan de que un coste extremadamente barato de estos «puede ralentizar los cambios estructurales al disminuir los argumentos económicos para que los consumidores cambien a tecnologías más limpias».

Además, advierten que «una mayor electrificación aumenta la resistencia frente a las perturbaciones de los precios mundiales de los combustibles fósiles, una consideración digna de tenerse en cuenta en períodos de incertidumbre geopolítica».