Objetivo: eterna juventud (2 de 5)

80.000 millones de euros anuales contra el envejecimiento

A unos pocos kilómetros de la capital mundial de la tecnología y a los pies de los picos de Santa Cruz comparten vencindario Sundar Pichai, CEO de Google; Jerry Yang, cofundador de Yahoo!; Frank Quattrone, importante inversor tecnológico; Serguéi Brin, cofundador de Google; o Yuri Milner, inversor. Todos ellos residentes de Los Altos Hills, la tercera ciudad más rica de los Estados Unidos, donde casi 8 de cada 10 hogares tiene ingresos superiores a un millón de euros.

Ahí lo tienen todo: coches de alta gama, los últimos avances tecnológicos, las mejores universidades, los mejores restaurantes… Pero, por el momento, no han conseguido «comprar uno de los afanes de algunos humanos», señala Carlos López-Otín, catedrático en el área de bioquímica y biología molecular en el departamento de bioquímica de la Universidad de Oviedo, el tiempo. Es la última frontera por cruzar y lo están intentando.

Encontrar la clave para prolongar la vida es complicado, pero más lo es hallar quien lo pague. «Dinero hay, pero se distribuye de forma muy desigual», denuncia Aubrey de Grey, antiguo científico jefe de la SENS Research Foundation.

Según la firma de investigación de mercado Global Industry Analysts, la industria antienvejecimiento genera más de 80.000 millones de euros al año. Un montante considerable a pesar de que la fórmula mágica que solucione el envejecimiento, por el momento, no se ha encontrado.

Fármacos, ingeniería genética o inyecciones son las apuestas que se prueban en los costosos laboratorios que ahora llaman la atención de los gurús de Silicon Valley. En los paseos por Los Altos Hills hace tiempo se hablaba de nuevas plataformas sociales, de conectividad, de metaverso e inteligencia artificial, de cloud… Pero en los últimos años el discurso cambió por criogénesis, parabiosis, inmortalidad…

En una de esas caminatas, Yuri Milner, multimillonario ruso de nacionalidad israelí, se cansó de esperar el santo grial y decidió buscarlo. En plena pandemia por la Covid-19, Milner comenzó a buscar la solución al envejecimiento e invitó a su mansión de más de 70.000 metros cuadrados en Los Altos Hills a los mejores biólogos, científicos y neurocientíficos para fijar los planes para alcanzar la inmortalidad.

Una cumbre de altura que se ha hecho realidad a pocos kilómetros en Redwood cerca de las Google, Facebook y Oracle. Allí, sin hacer mucho ruido, se sitúa una de las sedes de Altos Labs, el laboratorio que ha conseguido alrededor de 3.000 millones de euros del fundador de Amazon, Jeff Bezos, entre otros. Este es el primer paso para cumplir con su promesa: «Evitar la muerte es algo en lo que hay que trabajar».

Esta no es la única inversión del empresario estadounidense, Unity Biotechnology, que busca terapias para frenar el envejecimiento, obtuvo en 2018 dinero de la fortuna personal de Bezos. Los registros de las diferentes rondas de financiación de las biotecnológicas estadounidenses asentadas en Silicon Valley dan fe de la preocupación de los multimillonarios por querer ser eternos o, simplemente, ven una oportunidad más de negocio.

Nombres como Larry Page de Google, Larry Ellison de Oracle, Peter Thiel de Paypal, Mark Zuckerberg de Meta, Sergey Brin también de Google o Jack Dorsey de Twitter aparecen ligados a laboratorios como Calico, financiado por el gigante de los buscadores con más de 1.000 millones de euros, Theranos, Human Longevity… y así hasta cerca de 300 empresas emergentes con sede en California que buscan la inmortalidad como servicio.

Desde lo alto de las colinas de Los Altos Hills, Milner puede divisar con orgullo su creación. Siguiendo el recorrido de la Autovía 82, que recorre de norte a sur todo Silicon Valley, se llega hasta la localidad donde se asienta una de las sedes de Altos Labs. Las otras dos se encuentran en Cambridge (Reino Unido) y en Japón.

Creada a principios de 2021, esta startup está reuniendo a un auténtico equipo de ensueño con un objetivo: revertir el envejecimiento celular. La nómina de expertos reúne a las grandes estrellas del sector, con varios Premios Nobel, y entre los que se encuentran numerosos apellidos españoles.

Izpisúa, Pura Muñoz, Serrano o Abad son algunos de los científicos españoles reclutados para avanzar en la reprogramación de células para conseguir vencer el envejecimiento. «Varios de ellos estaban en Barcelona, pero cuando sacaron el libro de cheques…», responde Macip. Fuentes del sector señalan que las ofertas para reclutar investigadores por parte de Altos Labs alcanzan el millón de euros. «No es tanto lo que te ofrecen como sueldo, sino que tienes la posibilidad de tener financiada la investigación durante toda la vida y no tienes que estar suplicando dinero al Gobierno casi todos los días», añade el investigador catalán que también trabaja fuera de España en estos momentos.

A pesar de la fuga de cerebros, el apetito por frenar el envejecimiento no frena la investigación en nuestro país donde hay casi medio millar de líneas de trabajo para tratar enfermedades en este campo. Interés en aumento a medida que la esperanza de vida de la población mundial no deja de crecer.

Las proyecciones de Naciones Unidas apuntan a que a mitad de siglo, una de cada seis personas en todo el planeta tendrá más de 65 años. «Es una oportunidad interesante de inversión», revelan fuentes del sector. «La clave de todo esto es que vivamos más, pero con más calidad de vida», recuerda Salvador Macip, director de los Estudios Ciencias de la Salud de la Universidad Abierta de Cataluña.

El sueño de romper la barrera de los 100 años y ganar minutos y días a la muerte también se asienta en España. Ese es el objetivo del fondo de inversión Life Extension Ventures (LifeX) impulsado por Iñaki Berenguer, un inversor y emprendedor valenciano, y que tiene en cartera 100 millones de euros para invertir en empresas de software de EEUU y Europa dedicadas a buscar soluciones para prolongar la vida de las personas y también del planeta.

Hasta el momento han seleccionado nueve proyectos, uno de los cuales es español junto con otros 6 estadounidenses y dos ingleses.Un fondo en el que recientemente ha entrado Juan Roig a través de Angels, la sociedad de inversión del presidente de Mercadona.