Poli Díaz: ascensos y caídas del púgil de la «jet-set»

Fue ocho veces campeón de Europa y aguantó doce asaltos al estadounidense Pernell Whitaker en su intento por lograr la corona mundial. Aquel combate, celebrado en julio de 1991, significó su primera derrota como profesional después de 32 victorias. Fue también el inicio de su declive. Nunca más volvió a pelear en serio aunque en su palmarés aún aparecen otros catorce peleas, meras intentonas de recuperar la gloria perdida ante púgiles de segunda fila.

Poli se aficionó a la noche, pero cuando el dinero se acabó no hubo más fiestas, los "amigos" se largaron y los únicos flashes que vio Policarpo fueron en comisaría, de frente y de perfil. Volvió a Vallecas y fue detenido por primera vez en 1992, acusado de agredir a un agente que le pidió la documentación por conducir de forma temeraria. Al año siguiente su esposa se arrojó por la ventana tras una discusión conyugal. En 1994 volvía a aparecer en las páginas de sucesos por arrojar un vaso al rostro de una mujer en una discoteca, y en el 95 su padre le acusaba de haberle dado una paliza en compañía de su hermano pequeño.

Con todo, lo peor estaba por llegar. En 1998 una fotografía del púgil en el poblado chabolista de La Rosilla destapa su nueva vida enganchado a las drogas. Durante un tiempo Poli pernoctó allí en una tienda de campaña para no tener que acudir cada día a por su dósis diaria de "caballo". Fueron sus momentos más duros, viviendo en el inframundo y sin ningún apoyo. La caída definitiva del mito.

De aquella vida inmunda salió, según cuenta él mismo, "porque tenía que salir". Con el nuevo siglo el ídolo caído encontró algo de apoyo. Trabaja de jardinero, peón de albañil o dando clases de boxeo y parece olvidarse de la droga. En 2004 vuelven los fantasmas tras un incidente en el que agredió con un pico a un hombre. Él asegura que lo hizo para defender a un anciano que estaba siendo atracado, pero eso no le libra de la cárcel. Durante cuatro meses Poli tiene que dormir los fines de semana en la antigua prisión de Yeserías. Era, hasta hoy, el último episodio violento de su trayectoria.