Una receta de tomate, pan, ajo y récord
La capital coloca en el Libro Guinness una plusmarca de nuevo cuño: la elaboración de 304 kilos de salmorejo, de los que dieron cuenta los cordobeses
B. L.
Aunque los cordobeses últimamente cada vez que escuchan la palabra récord piensan en un nuevo hito del paro, ayer pudieron oírla relajados e, incluso, con un buen regusto en el paladar. Y es que la capital colocó el salmorejo en el Libro Guinness ... con un récord de nuevo cuño: el de elaboración de este plato típico cordobés.
La maquinaria de peroles, pucheros y hasta una decena de thermomix bullía desde el mediodía en el Jardín Botánico. Pero hubo que esperar hasta las 15.30 horas para que el notario —algo tan consustancial al Guinness como el tomate y el pan al salmorejo—, Carlos Alburquerque , diera fe de que se había incluso superado el objetivo de la plusmarca, que eran 300 kilos. El fedatario público anunció que se habían elaborado 304 kilos. La alegría se desató entre las 20 personas que elaboraron tan mastodóntico plato, encabezadas por los cocineros José María González (Blanco Enea, que abre en breve); Matías Vega (La Alcazaba) y Antonio López (Envero y El Raspón).
«Adictos» al salmorejo
La organización correspondió a la empresa Incentifor, que ha sido responsable, junto al Ayuntamiento y el Hotel Oasis, también del I Mercado Provincial «El jardín y la alimentación» que se celebró este mes en el Jardín Botánico y dentro de cuya última jornada se celebró este evento. Su gerente, Inmaculada Pérez, explicó que se marcaron la meta de los 300 kilos, porque «duplicábamos cualquier "salmorejada" conocida». Indicó que la idea se gestó junto a cocineros locales como Kisko García , flamante estrella Michelín, que no pudo llegar a la cita por problemas con un vuelo desde Hong Kong. Así, dentro de las actividades del citado I Mercado Provincial, «pensamos hacer algo que se pudiera repartir». Y se debieron poner en «modo Bilbao» y pensaron a lo grande: «Si íbamos a repartir, íbamos a hacer un Guinness».
Eso sí, para cuando se festejaba, el público ya había dado cuenta de más de 1.200 raciones —se elaboraron unas 1.500 y las sobrantes fueron a Cáritas—. Y es que no era plan de que los cordobeses, que ya llevaban esperando un rato, tuvieran que aguardar hasta que el notario diera fe de la última gota de esta descomunal sopa fría.
Visto lo visto, a los presentes en el Jardín Botánico la plusmarca les agradó, pero lo que realmente les «moló» fue su ración de salmorejo. Paco y Dolores, un matrimonio, mientras degustaban su cuenco, parecían relamerse : «Está estupendo, muy bueno».
Ángel Luis y Lola, otra pareja, hacía lo propio a unos metros, aunque a ella se la veía más entusiasmada —«Está buenísimo»— que a él —«Para la dificultad que tiene hacerlo así [304 kilos de golpe], está bastante bueno»—. Igual, influía que se declarara «adicta al salmorejo». Más allá de bromas, animaban a que se hicieran más eventos de este tipo: «Que se promocione Córdoba de la mejor manera posible».
Ahora bien, también los había como el matrimonio formado por Rafael y Rafaela que aseguraban que «comérselo era lo de menos». Ellos habían ido a apoyar la consecución del récord.
Muy cerca Gala mostraba la misma motivación para haber acudido al Jardín Botánico: «Me seducía la idea de apoyar lo del Guinness». Y se declaraba firme defensora de este plato: «Yo lo hago bastante. Además, es sano. No creo que engorde tanto».
De hecho, lo de que ayude al michelín es un falso mito. Eso sí, ahora habrá que tener cuidado, porque, además de tomate, pan, ajo, sal y aceite, lleva otro ingrediente: récord.
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