Hazte premium Hazte premium

Los salafistas afianzan su poder destruyendo el patrimonio cultural, religioso e histórico

En países como Malí, Libia o Túnez crecen los ataques de radicales islámicos a mausoleos y otros lugares populares entre los creyentes musulmanes

Los salafistas afianzan su poder destruyendo el patrimonio cultural, religioso e histórico reuters

luis de vega

Países como Malí, Túnez o Libia están siendo escenario de ataques por parte de radicales islámicos a mausoleos, mezquitas y otros lugares de culto populares en torno a santones, eruditos o sabios. Pretenden de esta forma acabar con comportamientos religiosos que, por muy apegados que estén a la tradición local, consideran que son una especie de competencia desleal a la unicidad de su dios, Alá .

El patrimonio cultural, histórico y religioso de Tombuctú ha sido este jueves víctima de nuevo de la ira de quienes desde hace varios meses detentan el poder en esta mítica ciudad del norte de Malí. Tres vehículos con hombres armados y petrechados de picos y martillos, como en ocasiones anteriores, llegaron al barrio de Kabara y destruyeron tres mausoleos, informa la agencia France Presse. Llegaron incluso a airear los esqueletos de los santones allí enterrados, según testigos citados por Reuters.

Todo ha ocurrido solo dos días después de que otro grupo de radicales asaltaran y quemaran el mausoleo donde estaba enterrada la santa sufí tunecina del siglo XII Saida Aicha Manubia . Túnez, donde saltó la chispa de la Primavera Árabe, ha visto como los nuevos aires de libertad han permitido salir del ostracismo impuesto durante la dictadura de Ben Alí a miles de salafistas que tratan de implantar la «sharía» (ley islámica) y regresar al Islam de tiempos del profeta Mahoma .

La nueva autoridad que se ha hecho fuerte a tiros en Tombuctú va más allá. Es, esencialmente, el grupo yihadista Ansar Dine , aliado de la banda terrorista Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI), que trata de imponer a sangre y fuego la «sharía» entre la población.

La ONU ha denunciado ya sus excesos en forma de ejecuciones y amputaciones en público . También la Unesco , especialmente desde los peores ataques en junio y julio en Tombuctú y otras ciduades, les ha pedido que pongan fin a la destrucción de esos bienes que son desde hace dos décadas Patrimonio Mundial de la Humanidad. Los archivos y bibliotecas de Tombuctú , que contienen escritos de valor incalculable desde la Edad Media, también se encuentran en serio peligro. La Unesco ha alertado del peligro de que los radicales islámicos puedan comerciar con ellos.

De esta forma, salafistas y yihadistas expresan no solo su particular visión del Islam sino que al mismo tiempo escenifican su creciente pujanza a la sombra de la Primavera Árabe , en el caso de Túnez o Libia, o de otros cambios en las estructuras de poder, como ocurre en Malí, donde la mitad norte del país ha caido en manos de grupos armados filoterroristas.

«¡Libia no es Afganistán!»

En Libia, el ministro del Interior, Fawzi Abdelali, se vio obligado a dimitir el pasado agosto ante la incapacidad de hacer frente a la destrución del patrimonio por parte de salafistas. Los ataques en ese país han tenido lugar no solo en la capital, Trípoli, sino también en Derna, Misrata o Zlitan.

«¡Libia no es Afganistán!» , gritaron entonces los manifestantes en la calle reaccionando ante un comportamiento calcado del de los talibanes cuando destruyeron hace una década los budas de Bamiyán en ese país asiático.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación