Biblioteca Nacional: algo más que palabras

El visitante se deleitará ante las doscientas piezas de la exposición, una guirnalda de libros de artista y libros objeto que enseñan hasta dónde puede llegar la belleza de un volumen no solo por su contenido, sino también por su deliciosa forma y presentación. Además, a través de Facebook y durante varios meses anónimos lectores han seleccionado quinientos textos descriptivos de un personaje de la literatura universal que también se muestran aquí.

La muestra es rompedora por su hermosura, pero además intenta ofrecer una nueva forma de mirar los libros, entenderlos y, sobre todo, amarlos. Las nuevas tecnologías, la participación de los visitantes, sonido, música... todo enmarca este objeto maravilloso que es el libro. Para situar al lector, citemos los apartados en los que se ha levantado la muestra: El libro como cazador de instantes; el libro como poética de la mirada; el libro como música; el libro como destino; el libro como manjar; el libro como libro de artista; el libro como deseo; el libro como herida; y el libro como viaje.

Un libro es un mundo, una galaxia, y la muestra pretende que la recorramos y la disfrutemos con los cinco sentidos.

Como explica la comisaria, en la exposición «no solo se expondrá el libro, sino que aparecerán en la exposición elementos sonoros y visuales que ayudarán a contextualizar los libros a partir de unas secciones temáticas. No es una exposición al uso, pretende ir más allá, despertar diferentes sensaciones a partir de la provocación de distintas experiencias estéticas. La interactividad con el visitante también ha sido un factor que he trabajado de manera especial. La finalidad es descubrir nuevas maneras de observar los libros y de participar activamente en el discurso de una exposición».

Lectores, apúntense, porque sin ir más lejos, en esta cita en la Biblioteca Nacional les esperan, entre otros, Pere Gimferrer y Antoni Tàpies ; Joan Miró ; Chillida; Valente; Goethe ; Apollinaire ; Antonio Saura ; Quevedo; Alberti ; Alfred Jarry ; Picasso ; Walt Whitman ; Neruda ; Marqués de Sade ; Luis Alberto de Cuenca; Aleixandre; Buñuel; Carmelo Bernaola; Luis de Pablo...

En fin, la Biblioteca Nacional se merecía este autohomenaje a través de sus propios tesoros: los libros, las más intensas vidas de papel.