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Se publican las «Cartas» que Thoreau dirigió a Harrison G. O. Blake
El volumen «Cartas a un buscador de sí mismo» confirma que Henry David Thoreau fue, ante todo, un escritor. En sus páginas se muestra elocuente, moderno, y adquiere una voz inolvidable
andrés ibáñez
Thoreau es, primero, un mito, el hombre que vivió durante dos años en una cabaña en los bosques al borde de la laguna Walden , y también un activista político, aquel que se negó a pagar los impuestos en protesta contra la esclavitud ... y contra la guerra de México (1846-1848) y fue autor de un ensayo famoso titulado Desobediencia civil . Pero Thoreau fue, ante todo, un escritor. Su verdadero territorio es el arte, el arte de la prosa y todas las cualidades que asociamos con la prosa de arte: elocuencia, música, emoción, experiencia, vida, sensaciones, imágenes y un tono de voz inolvidable.
Thoreau: «Recuerde que no tiene por qué comer si no está hambriento»
Thoreau escribe con fuego. Las ideas se amontonan como brotando unas de otras en párrafos perfectamente construidos pero que están, al mismo tiempo, formados por frases únicas e independientes. Es el individualismo de la frase dentro del sueño colectivo de la página como pradera, la demostración de que solo los individuos pueden formar verda-deras sociedades. «No deje espacio para las dudas que no le sean satisfactorias. Recuerde que no tiene por qué comer si no está hambriento. No lea los periódicos. No deje pasar ninguna oportunidad de sentirse melancólico. Y en cuanto a la salud, considérese sano . No se empeñe en encontrar las cosas tal y como usted cree que son. Haga lo que nadie más puede hacer por usted. No haga otra cosa.»
Leemos a Thoreau como el más moderno precursor de todas las tendencias que solo ahora comienzan a penetrar en la durísima mollera de nuestra sociedad: la vocación ecologista, la visión integral de la salud, la certidumbre de que la actitud mental modifica la realidad, el deslinde entre pensar y ser, una concepción de la espiritualidad desligada de la religión, una interpretación del ser humano como totalidad y no como mero animal político.
No morir en vida
Fuertemente influido (al igual que Emerson) por el pensamiento hinduista, con su pasión por la simplicidad y la vida natural , con su confianza en que es lo mejor de nosotros mismos lo que está en sintonía con la vida y la naturaleza, se nos aparece como un claro precursor del movimiento contracultural y de una posible, apuntada y quizá nunca florecida espiritualidad posmoderna.
Thoreau se nos aparece como un claro precusor del movimiento contracultural
Thoreau nos invita, sobre todo, a vivir, es decir, a no morir, a no morir en vida. Lean esta frase: «Lo que puede expresarse con palabras puede expresarse con nuestra vida». O esta otra: «Siga con su vida, persista en ella, gire a su alrededor, como hace un perro alrededor del coche de su amo. Haga lo que ame. Conozca bien de qué está hecho, roa sus propios huesos, entiérrelos y desentiérrelos para roerlos de nuevo».
Las Cartas fueron escritas por Thoreau entre 1848 y 1861 para contestar las de su amigo, el teólogo Harrison G. O. Blake. Muy bien editado por Errata Naturae , muy bien traducido y (suponemos) anotado por Antonio García Maldonado, muy bien ilustrado por David Sánchez , este pequeño volumen es un lujo.
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