Separatistas, pero no tanto

En junio, este barómetro indicó que el 51% de los catalanes votaría la independencia en un referéndum, mientras que el 42% votaría en contra, no votaría o se abstendría. Pero al plantear otros modelos de Estado, sólo el 34% votaría la independencia; el 28,7% apoyaría un estado dentro de una España federal; un 25,4% apoyaría la autonomía y un 5,7%, que Cataluña fuera una región. Asimismo, la opción mayoritaria es la de quienes se sienten tan catalanes como españoles (37,3%), seguida de los que se sienten más catalanes que españoles (30,2%). Queda por ver cómo se refleja en un futuro la apuesta oficial de Artur Mas por el independentismo, si aumentará esta opción o, por reacción, subirán el resto de modelos de Estado.

Pero la historia reciente también demuestra enmiendas a ese supuesto espíritu independentista. Corría el año 1978 cuando casi 16 millones de españoles dieron el «sí quiero» a la Constitución. Un 67,11% de los electores acudió a las urnas y, de ellos, un 88,54% dijo «sí». Hubo una región que apoyó la Carta Magna por encima de la media española. Un 67,90% de los catalanes votó en el referéndum constitucional. Y de ese 67,90%, un 90,46% votó «sí». Veintiocho años después, en julio de 2006, a los catalanes se les planteó una nueva pregunta: «¿Aprueba el proyecto de Estatuto de Autonomía para Cataluña?». Pero esa vez ni la mitad de los catalanes acudió a votar. Y de ese 48,85% que se expresó en las urnas, sólo un 73,90% dio el sí.

El último barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de julio de 2010, arrojó algo de luz sobre la alta abstención en el referéndum sobre el Estatuto. En aquel barómetro, sólo un 7,9% de los catalanes dijo sentir a España como «un Estado ajeno». Casi siete de cada diez catalanes -un 67,3%- aseguraba estar «muy orgulloso» o «bastante orgulloso» de ser español, frente a un 11,3 que dijo no sentirse «nada orgulloso». Y un 41,3 por ciento se sentía tan español como catalán. El 13,6 por ciento, solo catalán.