«Evidentemente sobran coches»

Fíjese en el siguiente dato: el 43% de los desplazamientos de Córdoba en trayectos de más de diez minutos se hacen a pie frente al 35% en coche. Sin embargo, el vehículo ocupa el 85% de la calzada y monopoliza la política de tráfico de la ciudad. Éste es el argumento básico en que se fundamentó este joven, experto en movilidad sostenible y eficiencia energética, para poner en marcha en 2008 la asociación «A Pata» para la defensa del peatón. Reflexivo y cabal, Pedro Pérez proclama el advenimiento de la urbe tranquila.

-Díganos la Biblia de la ciudad habitable, si es tan amable.

-Para que sea habitable, deberíamos pensar en la ciudad desde el punto de vista de las personas que la habitan. Pensarla como la piensa un niño, una persona mayor o una embarazada. Luego, habría que introducir más vegetación, reducir el consumo energético y reciclar los residuos.

Ahí es nada. La ciudad pensada por una mente racionalista, la de Pedro Pérez Martín (Córdoba, 1979), que un día se matriculó en Física casi sin meditarlo y quedó cautivado por la cuestión energética hasta el punto de que la mirada ecológica gobierna hoy su visión del mundo. En Barcelona, poco después, entró en contacto con grupos que trabajaban en el ámbito de la movilidad y comprendió que el modelo de transporte hoy día está basado en mover aparatos de más de mil kilos de peso, que están parados el 95% del tiempo y consumen una cantidad de energía varias veces superior a la que gasta una persona a pie o en bici. «Hay un gran despilfarro de recursos, un uso irracional de la energía y ahora nos estamos dando cuenta de que no es un bien ilimitado», sostiene. Entretanto, trabajó en varias consultarías de informática y montó sin éxito una empresa de bicicletas eléctricas en Córdoba. Hoy es responsable energético del edificio del Banco de España, en el Gran Capitán, donde ha conseguido un ahorro del 40% de la factura eléctrica.

-¿Sueña un futuro sin coches?

-Sueño con un futuro donde los coches tengan su espacio pero las personas estén por delante.

-En Córdoba hay 190.000 vehículos. 65 por cada 100 habitantes. ¿Signo de progreso o de barbarie?

-Yo lo entiendo como signo de no haber comprendido determinadas cosas a tiempo. El vehículo tiene su función pero, desde luego, ir a comprar el pan o desplazarse al centro en coche no es viable si los 300.000 habitantes lo queremos hacer también.

-¿Y cómo convence a un conductor para que se abstenga?

-Utilizo el argumento económico. Si haces cuentas te echas manos a la cabeza. Para ir a Rabanales una persona gasta en combustible lo que representa un mes de sueldo. Si hubiera un carril bici sería gratuito todos los días.

-Un argumento provisional. Cuando vuelva la opulencia no servirá.

-La opulencia no volverá tal como la hemos entendido a finales del siglo XX. Aunque es difícil concienciar a la gente que está gastando demasiado cuando desde todos los ámbitos te impulsan a lo contrario.

-¿Es partidario de la austeridad?

--Totalmente.

-Pues se ha convertido en un debate ideológico en los últimos años.

-Al margen de que busquemos las responsabilidades, la austeridad debería haber estado encima de la mesa hace tiempo. No hemos sido austeros.

-Hasta cierta ecología es partidaria del crecimiento hoy día.

-Cada vez veo más ecologistas que entendemos que no va a haber otra opción que la del decrecimiento. Si vas creciendo año a año necesitas un planeta que también vaya creciendo. Y tenemos el planeta que tenemos.

-¿Faltan aparcamientos o sobran vehículos?

-Evidentemente sobran vehículos. Entre 1991 y 2010, el número de habitantes en Córdoba ha subido en 20.000 y el de coches en 60.000. ¿Dónde los metemos?

-Dos datos: en Amsterdam el 50% de los desplazamientos se hacen en bici. En Córdoba, el 2%. ¿Qué conclusiones saca?

-No deberíamos sacar conclusiones precipitadas. En Amsterdam, si unimos los desplazamientos en bici y a pie sale un número parecido a Córdoba. Por su extensión, es una ciudad hecha para desplazamientos entre 5 a 10 kilómetros. Y aquí hasta un 70% de los habitantes pueden ir a pie a su trabajo.

Este valedor de la causa peatonal es usuario de un coche familiar. Y jura (o promete) que únicamente lo utiliza en situaciones de causa mayor. Por lo general, se desplaza a pie, en bicicleta o en transporte público. Aunque bien es cierto que no trasluce en su discurso atisbo de dogmatismo o fobia anticoche alguna. Lo que se dice un «peatonista» tranquilo.

-Póngale nota al carril bici.

-Un 5. No somos de las ciudades peores pero evidentemente no ha funcionado. ¿Qué ha pasado? Hay mucha gente que quiere ir en bici al trabajo pero no pueden guardarla con seguridad. Si las empresas lo facilitaran aumentaría mucho más.

-Los detractores dicen que la peatonalización convierte el centro en una ratonera. Defiéndase.

-No es cierto. Se tiene que garantizar el acceso a las viviendas pero no puedes pensar que todos los ciudadanos puedan disponer de un uso ilimitado del coche. El lema del casco es ideal: máxima accesibilidad, mínimo tráfico.

-¿Qué alcalde ha hecho menos por la movilidad sostenible?

-Rosa Aguilar. Era «cochista» convencida. Y necesitamos políticos convencidos en que el modelo no puede ser hacer más inversiones para el vehículo motorizado. Los de ahora creo que tampoco están convencidos pero están dando algunos pasos porque no tienen más remedio.

-En materia de tráfico, ¿cómo se lleva con el señor Nieto?

-No lo he tratado directamente. Pero sí tengo buenas relaciones con Ana Tamayo, delegada de Movilidad. Aunque, sobre todo, he aprendido mucho de los técnicos, que son muy buenos en Córdoba. Quien hace la normativa se desplaza en coche oficial y no es capaz de entender cómo es la ciudad desde otro punto de vista.

-¿La movilidad sostenible ha sido una bandera ideológica?

-Hay ayuntamientos del PP que están haciendo actuaciones de movilidad sostenible muy buenas. Por ejemplo, Vitoria. Y otros que son de izquierdas que también, como Sevilla, Barcelona o San Sebastián. Es de sentido común.

-En cuestión peatonal, ¿qué ciudad envidia?

-Me gustan San Sebastián, Barcelona y Córdoba, que en el centro se está ganando en calidad peatonal. No se trata de peatonalizar a secas sino de pensar en el modelo completo: dejar espacios para personas ciegas o discapacitadas, colocar adecuadamente el mobiliario urbano y los árboles, y hacer la ciudad más cómoda.

-¿Y qué ciudad detesta?

-De Málaga no me gustan muchas cosas, pero la verdad es que está trabajando bien estos temas últimamente.

-Si la ciudad es la unidad mínima de felicidad, ¿qué nota tiene Córdoba?

-Le daría una nota aceptable aunque estamos demasiado ensimismados.

-¿La peatonalización de Cruz Conde ha sido una carambola afortunada?

-Es algo que tenía que terminar cayendo. No era lógico que siguiera con su configuración anterior.

-Hace dos años era impensable.

-Es lo lógico, porque además completa el eje de Tendillas-Mezquita. Otro eje más grande sería desde la Estación hasta la zona monumental.

-¿Qué atrocidad urbana le indigna?

-La urbanización de la Carrera del Caballo. Y el tema de las parcelaciones. O la Ronda Norte, que es el antiproyecto. Un plan destructor desde el punto de vista económico y de la cohesión social.

-Decrete una actuación impostergable, por favor.

-Hace falta una ordenanza que ordene los flujos peatonales, la bicicleta y el vehículo privado. No olvidemos que las calles le dedican el 85% del espacio al coche: la banda por la que se desplazan y en la que aparcan. Y ese espacio se está detrayendo al resto de ciudadanos.

-La Carta Europea de Derechos del Peatón dice en su artículo uno: «El peatón tiene derecho a vivir en entornos sanos». La primera en la frente.

-Principalmente hay dos agresiones: el ruido y la contaminación. Hasta que no seamos capaces de reducir el número de vehículos tendremos ruido y contaminación.

-Pues, según usted, la crisis nos acerca al paraíso, ¿no?

-Nos pone en nuestro sitio. Elimina esa sensación de que para ser mejores tenemos que consumir más recursos.