Londres 2012: Teresa Perales se hace leyenda

Miguel Ángel Clemente y su piloto Diego Javier Muñoz abrieron el cofre de los tesoros. Un bronce en el velódromo que inaugura también su palmarés paralímpico. Raquel Acinas, en persecución, y Juanjo Méndez, en la prueba de kilómetro, no pudieron redondear la tarde ciclista al quedar fuera de la final ella y lejos del podio él.

Sin embargo, la explosión en el medallero vino nadando. Hasta seis metales se consiguieron en el Centro Acuático de Londres. En poco más de diez minutos llegaron dos. A la plata de Enrique Floriano le siguió casi de forma inmediata el bronce de Deborah Font . Una hora más tarde llegarían las tres últimas platas del día.

Sarai Gascón ya no es una promesa, es una realidad de éxito. Con 19 años y las gradas llenas se zambulló para demostrar y demostrarse de lo que está hecha: de agua. Sonriente y orgullosa mostraba su plata de los 100 metros mariposa. También se mostró eufórico Sebastián Rodríguez "Chano" . En solo 33 segundos cruzó la piscina y sumó la quinta medalla, tercera de plata, para la delegación española.

En la fiesta de inauguración fue ella quien lideró a todos saliendo con la bandera en primer lugar. Y fue ella quien bajó el telón del primer día de competición convirtiéndose en leyenda: Teresa Perales logró una plata en 50 metros libres. La número 17 de su inmenso currículum. La que le otorga por derecho propio el título de deportista más laureada de la historia porque supera a la velocista Puri Santamaría en una. Pero la nadadora zaragozana tiene en mente un récord mayor: ganar medalla en todas las pruebas en las que compite de forma individual y, ojalá, en alguna de relevos: "Ya me he quitado la presión. He ganado a la primera". La medalla número 17 tiene nombre, el de Nano, su hijo de dos años y medio que le acompañó en la grada. Y aunque todavía no sé dé cuenta de lo que ocurre a su alrededor, podrá presumir cuando sea mayor de que su madre es la mejor deportista paralímpica española de todos los tiempos . 5 oros, 4 platas, 8 bronces y la que vengan son buenos testigos de ello.