Miranda do Douro, un destino donde la imaginación cobra vida
La ciudad portuguesa es el punto de partida del Parque Natural Arribes del Duero, un espacio natural protegido de cuya belleza paisajística y calidad ambiental se hacen eco sus visitantes
aitor santos moya
En la frontera entre España y Portugal , entrando por la provincia de Zamora , se sitúa el Parque Natural Arribes del Duero , espacio natural protegido de cuya belleza paisajística y calidad ambiental se hacen eco los intrépidos viajeros ... que cambian en estas fechas las tan manidas costumbres de sol y playa por un turismo más cultural.
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Siguiendo hacia el norte la estela del Duero, las Arribes nacen en Miranda do Douro , una atractiva localidad portuguesa a escasos 3 km de la frontera con España. Levantada a lomos de una colina, la ciudad muestra un carácter más propio de pueblo pequeño que del título geográfico que la historia le ha otorgado.
«Pueblo medieval»
Sus murallas reciben con asombro las miradas de quienes observan que Miranda do Douro podría haberse quedado enclavada en el tiempo. Nada más llegar, se hace patente el viaje a una época medieva l donde la defensa de la ciudad dependía de cuan alta fuera la fortaleza.
Las puertas de entrada en forma de arco ayudan a mantener la burbuja del tiempo y el empedrado de las calles recuerda que hubo un período donde carruajes y caballos debían lidiar con un pavimento tan diferente al de las suaves carreteras actuales.
El visitante pronto se dará cuenta de lo misteriosa que resulta la ciudad lusa. Su orografía tan irregular como acorde con su emplazamiento, se mezcla con el silencio sepulcral que reina en gran parte de los recónditos rincones. Aquí no es fácil perderse físicamente, sin embargo la mente invita a explorar un recorrido que trasciende etapas de una historia que a menudo solo se percibe a través de los sueños.
El caudal del Duero es el más bajo de los últimos 25 años
De obligado paso es la subida a la muralla desde donde se aprecia en todo su esplendor el encanto de las Arribes. Un paseo no apto para personas con vértigo o escaso equilibrio, que esconde unas espectaculares vistas del portentoso río Duero abriéndose paso en medio de la numerosa diversidad vegetal. A pesar de que tras un invierno demasiado seco su caudal es el más bajo de los últimos 25 años , no resta un ápice de brillantez al sobrecogedor paisaje.
A la entrada norte de la localidad, aparecen las ruinas de un antiguo castillo que apenas conserva destellos de lo que un día fue, destacando uno de sus cuatro torreones que lo flanqueaban y un pozo establecido en el centro del patio de armas al que había que bajar por 46 escalones de caracol para coger agua.
Si alzas la vista en Miranda observarás desde casi cualquier punto la catedral , catalogada como Monumento Nacional . Se encuentra en la zona alta del casco histórico, frente a las ruinas del Palacio Episcopal y la muralla prerrománica , en uno de los lugares más privilegiados de la ciudad.
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