Verónica Forqué se mete en la piel de Shirley Valentine

El secreto de esta obra reside en la sencilla trama que transcurre con un solo personaje, Shirley Valentine, un ama de casa, como otras tantas, de una familia obrera de Liverpool, ciudad de nacimiento del autor. La actriz Verónica Forqué da vida a esta inocente mujer, una «heroína» que pasa su vida en casa cuidando a sus dos hijos y soportando a su marido. Cuando, con ayuda de una amiga, se da cuenta de que su vida podría ser diferente. «Todos tenemos derecho a una vida mejor, podemos cambiar», afirma Forqué. «Aunque estamos ante una obra absolutamente feminista», asegura la artista, tanto hombres como mujeres se sienten identificados con esa máxima.

«El feminismo se muestra de manera inteligente y muy divertida, no es un feminismo militante, Shirley no odia a los hombres», explica la actriz. Verónica, con más de 105 funciones, ha conseguido captar la esencia del personaje. Asegura que sus espectadoras se sienten identificadas con Shirley, y confiesa que ella misma tiene mucho en común con esta mujer.

«Al principio dije que no al papel. Era un monólogo y sentí un pánico horroroso», dice la actriz. Tanto es así que Nacho Artime, adaptador de la obra al español, tuvo que convencerla de que lo haría brillantemente. Fue entonces cuando se armó de valor y asumió la responsabilidad que recae en un actor cuando la obra entera está en sus manos, sin tener a ningún compañero de reparto con quien compartirla.

Pero Verónica, o mejor dicho, Shirley, no está sola, cuenta con el respaldo y la interacción de los espectadores. Y es que, según cuenta la actriz madrileña, recibe toda la complicidad que el público le hace llegar durante toda la representación.

«Shirley Valentine hace recapacitar al espectador sobre su propia vida», continúa Forqué. «Me interesan las obras donde el humor, el dolor y la alegría están mezclados, porque así es la vida». Por eso mismo, confirma que su género preferido es la tragicomedia.

Hija del director José María Forqué, ha heredado de su progenitor la pasión por la dirección y siempre procura aportar sus ideas técnicas a las representaciones. En este caso, su marido, Manuel Iborra, es el director del espectáculo. Confía en él «plenamente», y después de 31 años casados lo que más desea la actriz es la felicitación de su marido después de una buena actuación. «Es más exigente conmigo que con todo el equipo», declara. Y al parecer, lo mismo pasaba cuando trabajaba con su padre: «No vale que lo haga bien, lo tengo que hacer maravillosamente». Lo cual le ha hecho aprender «muchísimo» durante su larga carrera.

Cada personaje es capaz de aportar algo al bagaje del actor que lo interpreta. En este caso, Verónica admite haber encontrado muy interesante a Shirley pues tiene puntos en común que en un principio creía imposibles. Cada día que la interpreta es diferente al anterior: «Hay pequeños matices que varían»: su estado emocional, el calor del público que esa noche la acompañe y también la hora a la que tenga lugar la función.

Ante la pregunta de por qué se debe ir a ver esta obra, la actriz no lo duda: «Vas a divertirte mucho con este espectáculo y además te hará pensar en muchas cosas de tu vida». Además, asegura que la adaptación respeta las líneas esenciales de la obra original. Verónica Forqué comenta que ya tiene varios proyectos en mente, pero que por ahora no hay nada concreto. Toda su atención recae ahora en «Shirley Valentine» y su estreno en el Teatro Maravillas de Madrid este sábado